2. Evolución del robot
ASIMO
Han pasado catorce años desde que Honda presentara a ASIMO, el
robot humanoide más avanzado del mundo, capaz de caminar,
correr, subir y bajar escaleras, esquivar obstáculos, reconocer
rostros... Este bípedo artificial, nacido con el objetivo de convertirse
en una herramienta de ayuda para personas necesitadas de
asistencia en su vida cotidiana, llega ahora en una versión más
capaz. Así, sus últimas actualizaciones de hardware y software le
permiten, por ejemplo, patear un balón con notable
habilidad. Parece sencillo, pero para uno de estos ingenios esta
tarea supone un gran reto, pues requiere una coordinación total
entre sus sensores y funciones de movimiento, velocidad o
aceleración, entre otras. Y es que sus nuevos patrones de arranque,
giro y frenado se combinan para que la máquina camine de forma
fluida, incluso a 9 km/h. Sus sensores detectan el relieve y posibles
obstáculos. Además, el nuevo ASIMO puede coger una botella,
desenroscar el tapón y verter el líquido en un vaso sin derramar una
gota. Para ello, sus dos manos poseen sensores de detección y
presión que también le permiten dar la luz, abrir puertas, acarrear
objetos o empujar carritos.
3. Robots que ayudan a la
gente
Por aquel entonces, en 1998, el Ministerio de Industria y Comercio
Internacional de Japón puso en marcha su propio programa: el Proyecto
Robótico Humanoide (HRP). La mayor parte del trabajo se le asignó al
Instituto Nacional de Tecnología y Ciencia Industrial Avanzada (AIST). Su
objetivo era crear un robot humanoide que pudiese ayudar a las personas en
su vida diaria. En sus comienzos la investigación se basó en el P3 de Honda.
Antes de 2003 el Instituto había desarrollado su propio humanoide: el HRP-2.
Se las ingeniaron para hacerlo bastante pequeño (altura 154 cm., peso 58
kg.). Su libertad de movimiento de cintura es un gran avance y, si se cae de
espaldas, puede levantarse por sí solo. Puede subirse a un vehículo de carga
pesada y manejarlo como una persona.
“La meta final sería que los robots humanoides sean capaces de funcionar en
el mismo entorno que los humanos, utilizando los mismos instrumentos y
ofreciendo beneficios económicos sustanciosos. Desde luego, deberían tener
un aspecto un tanto humano; si no, a la gente le resultaría difícil relacionarse
con ellos”, dice Hirukawa Hirohisa del AIST.
El HRP-3, último prototipo del Instituto, fue creado en otoño de 2005. Puede
trabajar al aire libre porque es más resistente al polvo, la suciedad y la lluvia.