La velocidad en que una persona olvida depende de una serie de factores tales como la dificultad del material aprendido, su representación y factores fisiológicos como el estrés y el sueño. La curva del olvido muestra que olvidamos rápidamente después del estudio y que los repasos espaciados mejoran la retención a largo plazo, reteniendo el 85% a las dos semanas con repasos el día 2 y 7. Diversos factores como la edad, enfermedades, y el estilo de vida también afectan a
La curva del olvido y la importancia del repaso espaciado
1. La curva del olvido y la importancia del repaso espaciado
El psicólogo y filósofo alemán Hermann Ebbinghaus (1850-
1909) estudió durante años la forma en que las personas
olvidamos la información memorizada. El autor estableció
que el olvido sigue una función exponencial de manera que
a los pocos días de haber estudiado una materia
recordamos sólo un pequeño porcentaje de lo que
aprendimos originalmente.
Si analizamos esta gráfica podemos llegar a conclusiones
alarmantes:
• Al día siguiente del estudio podemos llegar a olvidar
hasta el 50% de lo aprendido.
• Un día después (dos días desde el estudio)
recordaremos sólo un 30%.
• Una semana después de haber estudiado sólo
2. recordaremos un 3% de lo que aprendimos
inicialmente.
Hay que matizar que estos valores son orientativos.
Sabemos que la capacidad de retención y asimilación de
información de unas personas es muy superior a la de
otras, además de influir aspectos como el interés que nos
suscite la materia estudiada o la motivación por alcanzar
unos objetivos superiores.
Como hemos visto antes, a los dos días de la fecha de
estudio sólo recordaremos un 50% de lo memorizado, no
obstante, si ese día hacemos un repaso de la materia,
volveremos a un nivel del 100%.
Fíjate ahora en el día 7. La curva de olvido establece que
sólo recordaríamos un 4% del original, sin embargo, si el
día 2 realizamos un repaso, transcurrida una semana
desde la fecha de estudio recordaremos el 80% de la
materia.
Si avanzamos en el tiempo, hasta las 2 semanas (día 14)
vemos que, en caso de no haber repasado, prácticamente
no recordaremos nada de los estudiado. Si hicimos un
único repaso el día 2, recordaremos aproximadamente
un 60%, pero si además hicimos un segundo repaso el
día 7, en el día 14 recordaremos el 85% de lo que
aprendimos originalmente.
El olvido
En general, nuestra capacidad para recordar sucesos, planes o caras, entre otra
información, es extraordinaria. Tanto es así que a lo largo de la vida acumulamos
3. cantidades ingentes de información, hasta el punto de que en las culturas que no poseen
escritura se deja el conocimiento de la historia del grupo en manos de los ancianos,
capaces de rememorar acontecimientos de varias generaciones remontándose a cientos
de años, capacidad que tienen que compartir con los propios recuerdos.
Bahrick, Bahrick y Wittlinger (1975) encontraron que incluso 48 años después de
dejar el colegio, los sujetos todavía eran capaces de identificar con relativa exactitud a sus
compañeros de entonces.
Sin embargo, la memoria no es perfecta, y diferentes factores afectan a la
capacidad de retención a lo largo del tiempo. En un estudio posterior, Bahrick (1984)
mostró cómo profesores de universidad identificaron dos semanas después al 69% de sus
alumnos a los que dieron clase durante 2-3 veces a la semana durante un período de 10
semanas, un año después al 48%, cuatro años después al 31%, y ocho años después al
26%, ya próximo al azar.
Evidentemente, no es lo mismo identificar a un compañero de clase con el que
estás compartiendo varias horas al día durante años que a un alumno al que sólo ves
unas pocas horas a la semana durante un único año, ni hay tantos compañeros en clase
como alumnos puede tener un profesor a lo largo de un mismo año, y más aún con el
paso de los cursos. Así, una persona vista una única vez durante un corto espacio de
tiempo (20-40 segundos) suele olvidarse en relativamente poco tiempo. Sheperd (1983),
por ejemplo, halló en una investigación que la tasa de identificaciones correctas disminuía
del 50% cuando se realizaba entre una semana y 3 meses, y al 10% cuando se hacía a
los 11 meses.
Es un hecho que no somos capaces de recordar absolutamente todo, y que en
4. ocasiones olvidamos cosas fundamentales. A lo largo del presente capítulo nos
centraremos en el olvido, qué es y por qué se produce, distinguiendo entre los olvidos que
forman parte del funcionamiento normal de la memoria y los olvidos patológicos.
La curva del olvido
El simple paso del tiempo parece tener un efecto negativo sobre la capacidad de
retención. Como ya se comentó en el capítulo 2, fue Ebbinghaus (1885) el primero en
estudiar de forma sistemática la perdida de información en la memoria como efecto del
paso del tiempo, definiendo la que se conoce como la curva del olvido de Ebbinghaus. Él
mismo fue el sujeto de sus investigaciones, y el estudio consistió en aprender listas de
trece sílabas que repetía hasta no cometer ningún error en dos intentos sucesivos.
Posteriormente, evaluó su capacidad de retención con intervalos entre veinte minutos y un
mes. Los resultados encontrados mostraron que el olvido se producía ya incluso tras los
intervalos más cortos, y que se incrementaba a medida que pasaba el tiempo, mucho al
principio y más lentamente después, en una función logarítmica. La tasa de olvido para
cada periodo fue estimada utilizando el método de los ahorros, consistente en medir el tiempo
que tardaba en reaprender la lista en cada intervalo, de forma que cuantos más ensayos
necesitaba para volver a aprenderla mayor era el olvido.
Ebbinghaus intentó explicar por qué se producía el olvido proponiendo varias teorías. La
primera afirmaba que las huellas de memoria se deterioraban por el paso del tiempo por
erosión, como le ocurre a una montaña, de forma que “las imágenes persistentes sufren
cambios que afectan cada vez más a su naturaleza”, es la conocida como teoría del
decaimiento de la huella. Otra posible explicación sería la teoría de la interferencia, según la cual
5. “las imágenes anteriores están cada vez más superpuestas, por así decir, y cubiertas por
las posteriores”. Por último la teoría de la fragmentación que suponía “el desmenuzamiento y
la pérdida de distintos componentes antes que un oscurecimiento”, en el marco de la
teoría multicomponente de la huella de memoria (Bower, 1967).
La velocidad en que una persona olvida depende de una
serie de factores tales como la dificultad del material
aprendido (por ejemplo, lo significativo que es), su
representación y los factores fisiológicos como el estrés y
el sueño.
Factores que inciden en el olvido
Edad: La mayoría de las personas experimentan una disminución natural de la capacidad de
memoria con la edad. Los adultos mayores olvidan detalles más fácilmente y dejan de retener
información nueva.
Interferencia
Tu cerebro codifica la información en forma de recuerdos que debes recuperar cuando los necesitas.
Para retener con éxito una información, debes recuperar con precisión un recuerdo específico de
todo tu cerebro. La interferencia se refiere a una incapacidad para recordar algo por la competencia
de la información. Por ejemplo, si previamente has aprendido francés y luego comenzaste a tomar
clases de alemán, el vocabulario alemán puede interferir con tu capacidad de escribir una frase en
francés.
Enfermedad mental y física
Una variedad de enfermedades mentales y físicas afectan el olvido. Como el Alzheimer, demencia
de cuerpo de Lewy y demencia vascular. Otras enfermedades pueden causar falta de memoria en
edad temprana o media. Como son la depresión, el hipotiroidismo, la enfermedad de Huntington, la
enfermedad de Tay-Sachs y otras condiciones médicas que pueden disminuir tu capacidad para
retener la información.
Estilo de vida
Influyen en tu capacidad para retener información nueva. Comer mal causa fatiga y lentitud, lo que
puede afectar negativamente a tu memoria. Experimentar estrés, ansiedad o insomnio también
pueden causar olvido.