1. LA BICICLETA DEL CURA
En la misa dominical, en el momento del sermón, un
cura de pueblo, muy enfadado, se apoya en el
púlpito y dice con tono muy grave:
El sermón de hoy lo voy a dedicar a vosotros, LADRONES, porque
ayer sábado me robaron la bicicleta. Cosas como éstas no pueden
suceder en este pueblo, y menos en esta comunidad, en la que
todos nos conocemos desde pequeños y donde Dios ha sembrado
su semilla de dicha y felicidad.
Pero eso no quita, ni minimiza, lo que pasó ayer:
¡¡ME ROBARON MI BICICLETA...!!.
2. El primer mandamiento dice. "Amarás a Dios, sobre todas las
cosas", pero vosotros no amáis a Dios, porque quien roba NO ama
a Dios, ¡ladrones de mierda!
El segundo mandamiento dice: "No usarás el nombre de Dios en
vano", pero quien roba, reniega de Dios, pues sin mi bicicleta ahora
tengo que caminar bastante para llegar a la otra comunidad y poder
predicar su palabra.
El tercer mandamiento dice: "Santificarás el Domingo como día del
Señor", pero no santificáis nada porque sois unos ladrones,
sacrílegos de mierda, que me han robado la bicicleta sin ninguna
consideración.