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Tecnologías libres para el cambio político: por qué el
compartir es revolucionario

Inés Binder
Centro de Producciones Radiofónicas - CEPPAS




TIC esto, TIC lo otro. ¿Por qué se debate tanto en torno a las tecnologías de la
información y la comunicación? ¿Cómo impactan en nuestros consumos informacionales
y en la manera en que intercambiamos mensajes? El escenario mediático masivo y las
dinámicas de construcción de opinión pública se reconfiguraron a partir de la distribución y
ampliación de las posibilidades, a bajo costo, de emisión y recepción de mensajes. De allí
la importancia sobre el uso y apropiación de herramientas libres y de la eliminación de las
barreras en la circulación de información, para profundizar el carácter democratizador de
las TIC y disminuir la brecha digital.


¿De qué hablamos cuando hablamos de TIC?

Hablar de las TIC está de moda. ¿Por qué? Porque antes no eran tan masivas ni tan
accesibles, porque no estaban en el centro de atención, porque las empresas que ahora
se dedican al mercado de la información marcan tendencia y cotizan bien en la bolsa.

¿Las TIC son Facebook? ¿Son los celulares? ¿Son las computadoras con las que
accedemos a Internet para ver películas, buscar en un mapa el lugar adonde vamos y
compartir fotos por Twitter? Bueno, es un poco de todo eso, pero mucho más.

Un libro y un casete, también son tecnologías de la comunicación: en ellos hay
conocimiento aplicado en la elaboración y reproducción de mensajes. ¿Pero por qué no
son TIC? Porque se engloba en ese término a las tecnologías vinculadas a la creación,
procesamiento, almacenamiento y distribución de la información de manera digital.

Durante los últimos años, la explosión de las redes sociales como Facebook o Twitter ha
sido tan masiva, que tendemos a pensar que son la única faceta de las TIC. Y, realmente,
son la cara más visible que la mayoría tiene de la sociedad digital en red. Pero en ese
gran mundo entran desde las computadoras personales hasta los grandes servidores.
Están la telefonía móvil y los satélites. Está Internet con todos sus servicios: el correo
electrónico, la telefonía IP, la Web, el chat, el streaming, redes sociales y P2P.

En definitiva, los representantes más difundidos de las TIC -y aquella con la que las
personas tienen contacto directo de manera cotidiana- son la telefonía móvil e Internet. En
                                                                                                     1
América Latina y El Caribe, el nivel de penetración de Internet es de casi el 40% , con
231 millones de usuarios. Los números de la telefonía móvil son aún más contundentes:
el nivel de penetración supera el 100% en países como Argentina, El Salvador o
Ecuador2, es decir, más de una línea de telefonía móvil por persona.

Si comparamos el nivel de acceso a Internet con la tasa de penetración de la televisión, y
ni qué decir de la radio, claramente sigue siendo restringido. Pero solamente si lo
consideramos en términos de consumo de la información. Los servicios de radio y
televisión son unidireccionales, la información circula desde el centro de producción hasta
las terminales, que son nuestros aparatos receptores.

Ahora, si consideramos estas tasas de acceso desde la perspectiva de la producción de
información, el resultado cambia por completo. Existe un 40% de la población que tiene
las herramientas técnicas -luego veremos qué pasa con el tipo de apropiación y los
niveles de alfabetización mediática e informacional- para producir mensajes y difundirlos
de manera masiva. Esto es un cambio radical que ha tenido lugar en los últimos diez años
de una tecnología que no lleva más de veinte en su faceta comercial.

Es por eso que vamos a tratar de entender cómo la irrupción de las TIC modificaron
profundamente una serie de prácticas que antes estaban monopolizadas por un puñado
de productores de información y conocimiento. Y por qué esa irrupción, al ser transversal
a todas las esferas de la vida, impacta directamente y tiene más influencia de la que
pensamos en nuestra vida cotidiana aunque nos la pasemos diciendo: “yo de eso no
entiendo nada”.


Impacto cotidiano y cambio de paradigma

Las TIC tienen tanta “prensa” porque su impacto en nuestra vida diaria es muy profundo.
Todos tenemos una opinión al respecto. Pareciera que viviéramos en un mundo de
tecnófobos y tecnófilos. Lo simpático es escuchar reflexiones respecto de las TIC pero no
de otras tecnologías, como el libro o la escritura misma, las cuales tenemos tan

1
    http://www.internetworldstats.com/stats10.htm
2
    http://www.statista.com/statistics/218143/mobile-penetration-rate-in-latin-america-by-country/
incorporadas. Leer libros o que el depositario del conocimiento sean las enciclopedias es
lo normal, lo natural, lo que siempre fue.

Es difícil, a veces, tratar de entender estos cambios dentro de una perspectiva histórica
del desarrollo de los medios de comunicación. Nadie se lamenta de que ya no usemos
tabletas de arcilla para escribir, pero sí de que los SMS estén “deformando” el lenguaje. O
no se concibe que en su momento una llamada telefónica fuera tan impersonal como
ahora algunos acusan al correo electrónico. Pero tratar de explicar o entender un
fenómeno social en términos de “bueno” o “malo” nos va a ayudar poco y nada.

La tecnología refleja maneras de ver el mundo. El por qué se financian y desarrollan
ciertas áreas, y no otras, habla de intereses políticos y económicos. Pero estos no son
completamente determinantes. Las maneras en que las personas utilizan las tecnologías
pueden crear y fortalecer prácticas que no estaban pensadas originalmente. Por ejemplo,
Edison pensó que su fonógrafo podría ser un contestador telefónico de primera, pero su
invento no triunfó hasta que se volcó al mundo del entretenimiento y la música.

Internet nació con objetivos militares y se desarrolló con fines académicos. Pero con el
invento de la Web, esta red de comunicación tomó dimensiones inesperadas. Desde su
lanzamiento comercial en los años noventa, su masificación a principios de la década del
2000, y la transición hacia la llamada Web 2.0 que implicó niveles de participación de los
usuarios mucho mayores, Internet se ha convertido en una tecnología de la comunicación
de uso cotidiano por varias razones.

En primer lugar, porque es la herramienta de comunicación interpersonal por excelencia:
correos electrónicos, chat, redes sociales, telefonía IP. Uno usa Internet para comunicarse
con los suyos. Se podría alegar que se utiliza más la telefonía móvil, pero ya no. Por un
lado, los “pines” de BlackBerry o servicios como Wassap envían mensajes a través de
Internet, supliendo a los SMS. Además la tecnología 4G unificará todos los servicios
móviles utilizando el protocolo IP, es decir, la voz también se transformará en datos
digitales que fluirán por la red móvil de la misma forma que ya lo hacen por los programas
de VoIP.

Por otro lado, Internet se ha vuelto la fuente primaria de información. La gente la utiliza
cada vez más para leer periódicos: se actualizan con mayor frecuencia, ofrecen una
navegación hipertextual vinculando otras fuentes y contenidos multimedia, uno puede
contrastar versiones, etc. En la franja de 18 a 29 años, Internet supera a los periódicos
como fuente de noticias3. Y, aunque en otros sectores etarios todavía sigan
predominando la radio y el periódico como fuentes primarias de noticias, estos utilizan
3
    PewResearchCenter (2011), Internet Gains on Television as Public’s Main News Source , www.people-
    press.org/files/legacy-pdf/689.pdf
Internet para producir sus contenidos, así que la tendencia sigue en aumento también por
caminos indirectos.

Otro de los usos, quizás el más importante, que da a Internet un lugar protagónico en la
vida cotidiana es el del acceso a la cultura. Internet rompe con la escasez del soporte
material inaugurada por Gutenberg y su imprenta. Las historias que eran contadas entre
pueblos y generaciones, y que eran modificadas para dar sentido a una época, se fijaron
en tinta y papel, tomando forma de libros con autores. De esta manera, un patrimonio
cultural se transformaba en un producto plausible de ser vendido y comprado, es decir, en
mercancía.

Ya en los ochenta sacábamos fotocopias y grabábamos casetes vírgenes. Gracias a la
era digital, podemos crear copias exactas de canciones, textos, fotografías o películas con
apenas un par de clics. Y luego, a través de Internet y sus redes P2P, podemos
compartirlas con prácticamente cualquier persona en el mundo. De esta manera podemos
acceder no sólo a producciones culturales que sólo podríamos consumir pagando, sino a
aquellas que no están disponibles en nuestros países porque el mercado considera que
no son lo suficientemente rentables como para distribuirlas. En la era digital se rompe con
la lógica artificial de la escasez del soporte material de las producciones culturales, por lo
que resulta ridículo prolongar la existencia de la barrera económica para acceder a la
cultura.

Pero esta ventaja no se limita al consumo cultural, sino también a la producción. Los
dispositivos de grabación de sonido e imágenes, son cada vez más baratos. Las
posibilidades de editar con una computadora hogareña, cada vez mayores. Y las
plataformas para subir contenidos y difundirlos, se multiplican. Es así que sitios como
                                                      4
YouTube reciben 60 horas de video por minuto . Muchos dirán que son videos graciosos
de perritos, o los famosos bloopers. Bueno, sí, pero eso también es cultura y son los
videos más vistos. También hay gente haciendo versiones de sus temas favoritos,
tutoriales, parodias. En fin, la lista es infinita y nos lleva al próximo punto.

Internet cambió la forma de sistematización del conocimiento e inauguró una cultura de la
participación. Pasamos de la idea de experto a la noción de inteligencia colectiva con
Wikipedia como su máximo exponente. Esta enciclopedia, creada hace poco más de 10
años, se construye con el aporte de miles de colaboradores (133 mil usuarios activos en
                                                                  5
los últimos 30 días de los más de 17 millones registrados ) que aportan pequeñas
porciones de conocimiento, pero que en su conjunto hacen de Wikipedia una enciclopedia


4
    http://www.youtube.com/t/press_statistics
5
    http://en.wikipedia.org/wiki/Special:Statistics
precisa y altamente actualizada. Siempre se pone en duda la credibilidad de esta
enciclopedia en línea, pero lo cierto es que los artículos son leídos por tanta gente con
posibilidad de editar, que los errores se corrigen rápidamente.

¿Es infalible Wikipedia? No, como tampoco podemos asegurar que sean infalibles otras
fuentes de información. Pero la riqueza sobre todo está en poder contar con conocimiento
construido a partir del debate. Cada artículo de Wikipedia tiene una sección de Discusión,
donde se pueden ver los intercambios entre usuarios sobre temas polémicos, además de
una sección de Historial donde quedan registrados todos los aportes, por usuario o por IP.

Esta manera de sistematizar el conocimiento impacta también en la educación. Al estar el
conocimiento accesible para todos los estudiantes, la fuente primaria de poder del
docente desaparece y cambia la dinámica del aula. La educación ya no puede ser la mera
transmisión vertical de conocimiento. En realidad, nunca debió haber sido así, pero ahora
que el docente ya no es la puerta al a información y el conocimiento, menos que menos.

Ciertas son las quejas de los docentes sobre los alumnos que copian y pegan de Internet,
pero eso es porque las consignas siguen siendo las mismas en vez de enseñar nuevas
habilidades y competencias necesarias para el desenvolvimiento en la cultura digital.
Como Jenkins (2009) señala, la cultura de la participación cambia el foco de la
alfabetización de la expresión individual a la participación colectiva, y las nuevas
habilidades necesarias para el desenvolvimiento en esta cultura están vinculadas al poder
jugar, trabajar en equipo, construir colectivamente, evaluar la credibilidad de las fuentes
de información, al apropiarse de contenido y resignificarlo, etc.

Las áreas de gobierno, del intercambio comercial, de la salud, de la academia, y otros
campos de acción y conocimiento se ven por igual afectadas. Lo importante es entender
que las tecnologías de la comunicación impulsaron un cambio de paradigma no sólo
respecto a la acumulación de valor, si no sobre la manera de intercambiar información,
comunicarnos, sistematizar conocimiento, producir y consumir cultura y, así, la manera de
entender el mundo.

Este cambio de paradigma es llamado de varias maneras: sociedad de la información, era
digital, economía de la información, sociedad del conocimiento. Si bien cada una tiene sus
especificidades, todos ellas nos hablan de una era post-industrial donde los datos, la
información y el conocimiento son el bien más valorado y a través del cual se acumula el
poder.

La sociedad digital en red es una configuración social de las cuales Facebook o Twitter
son apenas una de sus caras visibles, quizás de las más difundidas. Pero, a pesar de que
no se agota en ellas, pareciera que las redes sociales generaron tal impacto en las
personas y sus relaciones cotidianas que pusieron de manifiesto los flujos de información
y dejaron en evidencia que, hoy en día, la información es el activo sobre el cual se
construye valor.

Castells nos dirá que la información ha sido siempre un bien preciado y que los detentores
históricos del poder siempre han reconocido en ella su valor estratégico (Castells, 2009).
Hemos visto también cómo un input tecnológico –que también es cultural e ideológico,
claro- genera nuevas percepciones de mundo y nuevas maneras de interacción sujeto-
sujeto-entorno. Ocurrió con la palabra, ocurrió con la escritura, ocurrió con la reproducción
mecánica de textos. ¿Qué cambia ahora entonces? Que los dispositivos de creación,
transmisión y consumo de la información, llamados Tecnologías de la Información y la
Comunicación son cada vez más asequibles. Así, la palabra se distribuye y de alguna
manera el poder también.


El ya viejo modelo de consumo mediático masivo

Con el descubrimiento de la capacidad que tenía el espectro electro-magnético para
transmitir ondas radioeléctricas, se sucedieron una seguidilla de inventos que dieron
nacimiento a la radio y la televisión. La transmisión a distancia de información en redes
centralizadas de un punto nodal a varias terminales posibilitó el nacimiento, junto a la ya
instalada prensa gráfica, del sistema de medios de comunicación masiva.

La ventaja de la radio y la televisión, y uno de los factores sobre los cuales se fundó su
alta tasa de popularidad, por lo menos en América Latina, fue que al trabajar sobre los
lenguajes sonoro y visual, no era necesario estar alfabetizado para poder consumir sus
contenidos. Eran medios que no exigían más del espectador que un poco de atención.
Sabemos ahora que no se trataba de una recepción pasiva, que el receptor está
atravesado de mediaciones que condicionan esa recepción. Pero en términos del vínculo
que se establecía con el medio de comunicación, el espectador tenía una relación de
consumo y no de producción.

La radio ofreció las mayores ventajas: se podía escuchar en cualquier lado, permitía ser
consumida mientras se realizaba otra actividad, entretenía y acompañaba. La televisión,
en cambio, se constituyó en el centro de entretenimiento de la familia. Uno la prendía
cuando llegaba cansado de trabajar.

De todos modos, y a pesar de las ventajas ofrecidas respecto de la prensa, la oferta de
contenidos era limitada. Con algunos pocos canales, la programación era producida para
segmentos muy generales y a partir de las demandas específicas del mercado. Después
de todo, el acceso gratuito a la televisión de aire se solventaba en los modelos
comerciales a partir de la “venta” de espectadores a los anunciantes, y en los modelos
públicos con cánones y presupuesto público.

La aparición de la televisión por cable aumentó la oferta de manera considerable al
ofrecer programación orientada por intereses. Así surgieron canales de automóviles, de
belleza, de viajes y turismo, etc. De todos modos, la circulación de la información seguía
siendo unidireccional.

Lo mismo ocurría con los informativos en el establecimiento de agenda y la conformación
de la opinión pública. Si antes la construcción social de lo públicamente relevante estaba
en manos de los poderosos, ahora se sumaba un actor más: los medios masivos de
comunicación, quienes decidían -aunque los mecanismos son mucho más complejos- qué
acontecimientos eran merecedores de tiempo de aire.

A grandes rasgos, la característica más importante del modelo de circulación de la
información en el sistema de medios masivos, era la unidireccionalidad. Siempre
existieron instancias de participación: cartas de lectores, mensajes telefónicos, concursos.
Pero eran grados de intervención de las audiencias muy limitados y controlados. No había
incidencia real de la opinión del público en la programación más allá de las encuestas de
opinión.

Además, como explica Benkler (2006), el poder de aquellos que estaban dentro de los
medios de influir en la conformación de la opinión pública, o al menos de tener incidencia
en los temas relevantes que circulaban era mucho mayor. Y claro, “este poder podía ser
vendido”.


Cambio de juego

Con la difusión masiva de Internet, el escenario mediático cambia y con él las prácticas de
consumo de información. O quizás conviene plantearlo al revés. Las nuevas prácticas
comunicacionales posibilitadas por la introducción de Internet en la vida cotidiana,
modificaron el escenario mediático masivo.

En primera instancia, porque Internet planteó otra topología de red del sistema mediático.
De ser una red centralizada pasó a ser una red distribuida, es decir, ya no hay nodos que
monopolicen la emisión de mensajes. En realidad, los backbones, es decir las conexiones
nodales de Internet, siguen de alguna manera centralizando los flujos de datos, pero la
producción de contenidos se ha descentralizado.

Este proceso de desintermediación ha logrado que los medios tradicionales de
comunicación ya no sean nuestra única ventana al mundo, o al menos la más importante.
El hecho de que las herramientas de producción y distribución de contenidos se hayan
popularizado, hace que las fuentes se multipliquen de manera insospechada, que las
miradas de mundo se multipliquen. Uno tiene ahora la posibilidad de elegir entre muchas
más opciones. Y como la base de Internet es el hipervínculo, a través de la navegación
hipertextual uno va construyendo lo que Castells denomina autocomunicación de masas,
es decir “aquel sistema de comunicación global en el que cada usuario crea su propio
ecosistema de medios a partir de los propios intereses” (Castells, 2009). Y así como otros
publican, nosotros también podemos hacerlo y difundir nuestras ideas y opiniones.

Durante los primeros años de la Web, los grandes portales, llamados “las punto com”,
reproducían la lógica de las bibliotecas: contenidos brindados por un solo enunciatario,
clasificados taxonómicamente. Luego la lógica cambió. La llegada de la afamada Web 2.0
significó el cambio a un modelo de publicación de contenidos que reflejaba la estructura
misma de la red. La web mutó de los productos hacia los servicios. Las grandes empresas
ahora ofrecían plataformas para que los usuarios publicaran contenidos de manera
sencilla y pudieran compartirlos, catalogarlos y valorarlos: YouTube, Blogger, Flickr,
Delicious, etc. A todas estas publicaciones se las llamó User Generated Content
(contenido generado por los usuarios).

Este fue de los primeros gérmenes, al menos lo que comenzó con la masificación de la
participación en Internet. Luego la Web 2.0 fue evolucionando hacia los servicios en línea.
Ya no hacía falta descargar los contenidos sino que la nueva propuesta es alojar todo en
servidores externos, lo que se denomina “la nube”, para tenerlo disponible a través de
todo el ecosistema de dispositivos informáticos de cada usuario: teléfono móvil, portátil,
tablet y computadora de escritorio.

Luego aparecieron las redes sociales, Facebook en 2003 y Twitter en 2006, pero que en
América Latina y El Caribe se popularizaron años más tarde. El valor que tienen estas
plataformas es que simplificaron la manera de participar y así la gente que “no entendía
nada de informática” podía subir y compartir contenidos fácilmente. Serán fotos de la
familia o saludos de cumpleaños, pero de esa manera se van familiarizando con las
herramientas de publicación personal.

Ambas redes sociales planteaban usos iniciales que luego, con el uso que se les dio
fueron mutando en sus aplicaciones y funciones. El caso más paradigmático fue Twitter,
esta plataforma de intercambio de mensajes de 140 caracteres incitaba a la participación
a partir de la pregunta “¿Qué estás haciendo?”. Pero finalmente, al ver que lo que
importaban eran los flujos de información y noticias, que la característica más explotada
de Twitter era la instantaneidad, la pregunta cambió a “¿Qué está pasando?”. Parece un
pequeño cambio, pero no lo fue. Habla de cómo la arquitectura de la participación
condiciona ciertos usos pero la influencia también se da a la inversa: los usos terminan
modificando la arquitectura.
Los medios masivos tradicionales se adaptan para no perder la batalla

¿Cómo vivieron, y siguen viviendo, los medios masivos tradicionales este cambio? En
principio, digamos que no lo hacen desapareciendo. Infinitos son los artículos que tratan
de dilucidar la muerte de los diarios de papel, por ejemplo. En términos del ecosistema de
medios siempre que aparece un elemento nuevo el sistema se adapta. Y muchas veces,
los medios terminan encontrando su nicho específico, con características y funciones
determinadas, como le pasó a la radio con la invención de la televisión.

Desde la dinámica de producción de contenidos, los espacios de participación de las
audiencias aumentan. Algunas emisoras se abastecen de opiniones y comentarios, que
no es más que reproducir en digital la lógica anterior aunque se facilita el proceso. Pero
hay otras que entienden esta nueva lógica y se sumergen en ella. Por ejemplo, usan el
contenido generado por los usuarios, fortaleciendo una suerte de “periodismo ciudadano”
(que no siempre es tal ya que la agenda la sigue pautando un editor) a través del uso de
imágenes y videos enviados por los usuarios. O hacen eco de lo que la comunidad
“tuitera” está hablando a través de las tendencias temáticas o usan testimonios de primera
mano, a través de las cuentas de personalidades públicas.

Otro cambio que se les presenta es la inmediatez. La radio tuvo que ceder su reinado de
la instantaneidad para dárselo a las redes sociales y los dispositivos móviles. Esta dupla
es imbatible. Son los propios protagonistas de los hechos los que registran y difunden los
datos “duros”. Fotos y videos de sucesos a los cuales los periodistas tardaban en llegar o
directamente no podían acceder.

Esto tiene impacto también sobre el rol del periodismo como auditor del poder político y
económico. La capacidad de registro es cada vez más masiva y sencilla gracias al
abaratamiento de los dispositivos de registro audiovisual. Los datos circulan con mayor
facilidad a través de las redes y son procesados de manera que su visualización es cada
vez más amable. Los ojos atentos de la prensa se multiplicaron por miles.

Redes como Twitter se utilizan para la cobertura en vivo de acontecimientos. Gracias a la
capacidad de clasificar los mensajes a través de palabras clave denominadas hashtags,
resulta fácil recuperar las publicaciones referidas a un tema o acontecimiento. Existen
aplicaciones como Storify que explotan este recurso y facilitan la visualización de manera
unificada de todas las publicaciones clasificadas bajo un determinado hashtag. Este
recurso es utilizado generalmente por los portales de periódicos como La Nación de
Argentina


Impacto sobre la opinión pública y la participación política
La creación del libro junto a la configuración de la vida burguesa hicieron que el consumo
cultural se transformara en un acto individual. Luego la radio y la televisión, se convirtieron
en el centro de entretenimiento familiar al interior del hogar.

A primera vista, el uso de Internet también parecería una actividad individual. Pero nada
más lejano. En la Web que tenemos hoy lo que importa es la conexión, el vínculo con los
demás. Porque la acción colectiva en la Web, incluyendo la nuestra propia, la llena de
contenidos y los organiza. Pero no es una acción endogámica sino que trasciende las
redes digitales y tiene impacto en la vida offline.

Si cada día se debilita más el monopolio de los medios tradicionales en el juego de la
comunicación masiva –como tendencia y no como hecho consumado-, una vez que
superamos las cuestiones de acceso, lo que nos queda como valor diferencial en la
transmisión efectiva de mensajes (en primera instancia) son las ideas. Las buenas ideas,
ahora más que nunca, son las que determinan el “éxito” –si se puede medir de alguna
manera y en qué términos- de un mensaje o una campaña, por ejemplo. Hay otros
elementos en juego, claro, no se trata de simplificar. Pero cuando la dimensión técnica
está prácticamente resuelta, son los factores creativos los que tienen mayor impacto.

Un ámbito en el que esta tendencia se ve reflejada es la del ciberactivismo, es decir, la
acción colectiva con fines políticos utilizando como medio principal las TIC. Movilizaciones
a través de SMS o correos electrónicos, sitios web que difunden información se van
popularizando. Filipinas, España, Siria, Egipto, México, Estados Unidos, Colombia, Chile:
todos fueron testigos de acontecimientos que tomaron notoriedad pública y trascendencia
mediática a partir del uso de TIC. Veamos tres ejemplos que muestran distintos niveles de
participación e impacto.

El acontecimiento más difundido últimamente fue el de la primavera árabe. Es particular el
caso de Egipto donde se aplicó la medida de censura más burda: se cortó completamente
el acceso a Internet en todo el país. Las redes sociales se estaban utilizando como medio
de organización y difusión. El gobierno de Mubarak no contempló el carácter resiliente de
Internet. En seguida surgieron conexiones alternativas que permitieron sortear el apagón.

Por otro lado, en mayo de 2012 nació en México el movimiento #Yosoy132. El candidato
del PRI Peña Nieto calificó de “acarreados” a un grupo de alumnos que lo acusaron de
asesino en una charla en la Universidad Iberoamericana, por hechos ocurridos bajo su
gobernación. 131 estudiantes contestaron con un video en YouTube mostrando sus
credenciales de inscripción a la universidad. A ellos, se le sumaron estudiantes de todo
México bajo el lema #Yosoy132, en una campaña de gran difusión originada en redes
sociales para exigir verdad, transparencia y libertad de expresión.
En un tercer nivel, podría estar el caso de la postulación de Daniel Reposo para el cargo
de Procurador General de Argentina. Se encontraron varias inconsistencias en su
currículum, como por ejemplo algunos datos de su carrera profesional que no eran
correctos. La respuesta oficial fue que habían sido “errores de tipeo”. En Twitter, el
hashtag #ReposoCV fue tendencia y dio lugar a las más cómicas reacciones. “Le conté a
Martin Luther King de un sueño que tuve" #ReposoCV” (@negrowrnike) o “#ReposoCV
Fue el Ghost-Writter de las obras de Sócrates” (@StellaJoseM). Si bien la candidatura
cayó por su propio peso, las reacciones generalizadas en la red social hicieron evidente el
malestar general al respecto.

A nivel global, el caso del apagón del 18 de enero de 2012 fue un ejemplo de
coordinación colectiva con un fin concreto: evitar que se apruebe la Ley SOPA. La Stop
Online Piracy Act, era un proyecto de ley presentado en la Cámara de los Representantes
de los Estados Unidos a fines de 2011 con el objetivo de combatir el tráfico de contenidos
con derechos de autor en Internet. Una ley con validez en territorio estadounidense pero
con impacto a nivel mundial sobre el intercambio de contenidos.

La comunidad Web decidió “apagar” sus sitios web a modo de protesta. El apagón más
renombrado fue el de Wikipedia, al que se sumaron Google, Wordpress, Fundación
                                                            6
Mozilla, y Flickr, además de otros miles de sitios web , convirtiéndola a esta en una acción
colectiva a nivel global con un alto nivel de impacto. Si bien el debate de la ley se había
congelado cuatro días antes, el 14 de enero, luego del apagón más de 20 diputados
                         7
cambiaron su posición , anulando la posibilidad de un futuro debate y aprobación.

¿Las nuevas revoluciones son en -y gracias a- Internet? El caso de Egipto volvió a poner
sobre el tapete el tema de las revoluciones digitales, wikirrevoluciones,
twitterrevoluciones, y tantos otros nombres con los que se intenta explicar este fenómeno.
Nuevamente, detractores y partidarios se agarran de los pelos. La revolución ¿será
online?, ¿será offline? El error está en pensar lo online y lo offline son dimensiones
separadas de la vida.


La brecha digital y los excluidos de siempre

Estas reflexiones parecen bastante endebles cuando se saca a colación la famosa
cuestión de la brecha digital y el problema del acceso a las tecnologías. Por más que sea
un hecho evidente e innegable, desde una perspectiva histórica la difusión de este medio
de comunicación, ha sido veloz.
6
        http://es.wikipedia.org/wiki/Protesta_contra_SOPA_y_PIPA#El_d.C3.ADa_del_apag.C3.B3n
7
       http://www.nytimes.com/2012/01/19/technology/web-protests-piracy-bill-and-2-key-senators-
change-course.html?_r=1
Por un lado, el nivel de penetración de Internet va en aumento considerable. Teniendo en
cuenta que su acceso comercial no llega a los 20 años en Latinoamérica y El Caribe, de
2000 a 2011 hubo un crecimiento de usuarios del 1205,1 %. El crecimiento, aunque
innegable todavía no toca a grandes porciones de la población.

La cuestión del acceso tiene que ver más con decisiones políticas de inversión en
infraestructura. El problema crítico tiene que ver con qué es lo que puede hacer la gente
una vez que tiene acceso a Internet.

Esta cuestión involucra procesos de alfabetización profundos. Por qué Porque Internet
plantea una red en la que es posible producir. Y ahí está la cuestión. Para sacar provecho
de las ventajas que presenta Internet es necesario poseer una cantidad de habilidades
que antes no necesitábamos para escuchar la radio o ver la televisión.

Para empezar, necesitamos saber leer y escribir. Necesitamos tener una noción básica de
cómo funciona Internet, saber copiar, cortar y pegar, hacer clic, buscar y encontrar
archivos, subirlos y descargarlos, enlazar y seguir enlaces. Necesitamos, sobre todo,
saber cómo buscar información, como organizarla, jerarquizarla y valorar las fuentes. En
fin, toda una batería de conocimientos que es necesario incorporar. Aquí está la brecha
más profunda de todas y la que más cuesta cerrar.

Los sistemas educativos latinoamericanos son absolutamente retrógrados. Siguen
formando alumnos para un mundo que no existe más. Los docentes se aferran a la lógica
de transmisión de contenidos en vez de desarrollar competencias. La habilidad necesaria
para estos tiempos es la del autoaprendizaje, tener la capacidad de construir el propio
recorrido a partir de lo que nos interesa.

Por primera vez en la historia, tenemos una cantidad invalorable de recursos a
disposición. Lo que importa ahora es tener la capacidad de hacer con eso algo útil, o
bello, o que nos sirva para satisfacer necesidades.

¿Es entonces el acceso a Internet un derecho? Pues sí. Incluso, Frank La Rue, relator
                                                                              8
especial de libertad de expresión para las Naciones Unidas, expresó que el Internet es un
derecho humano, en el sentido de que el acceso a la herramienta está tan íntimamente
relacionado con el ejercicio del derecho a la información y la comunicación, que
indefectiblemente termina siendo un derecho. No entraremos en discusiones jurídicas
sobre si corresponde denominarlo derecho humano, sin embargo, esta declaración sienta
un precedente histórico.


8
         Informe de la Relatoría de Libertad de Expresión,
http://www2.ohchr.org/english/bodies/hrcouncil/docs/17session/A.HRC.17.27_en.pdf
Censura y control en la red

Ahora bien, Internet nos permite buscar información y difundirla sin límites aparentes.
Pareciera que en ella se encarna la panacea de la libertad de expresión. Por algún lado
escuché que Internet es una herramienta tan potente como frágil. Cierto es que al ser una
red distribuida el control se torna mucho más difícil, pero no es imposible. Se puede tener
control en muchos niveles, de distintas maneras y con distintos grados de sutileza.

Un primer nivel de censura es limitar el acceso. Cortar el suministro de banda ancha
parece ser la solución más sencilla a la hora tener control sobre los mensajes que
circulan. Pero nada más lejano. La telefonía móvil, las conexiones satelitales, incluso la
telefonía fija siguen permitiendo el acceso a la red. Así esta práctica, además de burda, es
poco efectiva por lo que se la ha utilizado contadas veces y en situaciones extremas.

Un segundo nivel de restricción de la libertad en Internet es el control sobre los
contenidos. Con ayuda de los buscadores y redes sociales para filtrar información o
                                                        9
estableciendo estrictas reglas de publicación , como el caso de China, por ejemplo.
También, y sobre todo, con la excusa de defender los derechos de los autores, gobiernos
como el estadounidense mantienen una ofensiva en defensa de las ganancias
extraordinarias de sus industrias culturales a través de leyes de protección de la
propiedad intelectual. De ese modo, tienen vía libre para ejercer control sobre la
circulación de contenidos culturales.

Un tercer nivel de acción en detrimento de la libertad en Internet es el control sobre
nuestros datos personales. Nuestra simple actividad en la vida digital, aunque no
publiquemos, deja huellas. Los sistemas de procesamiento de datos están cada vez mas
involucrados en nuestra vida cotidiana. Si viajamos en bus con tarjetas magnéticas,
dejamos huella; si salimos del país, dejamos huella; si compramos con tarjetas de crédito,
dejamos huella.

Por ejemplo, Twitter, en su informe preliminar de transparencia del primer semestre de
       10
2012 , publicó que Estados Unidos hizo 679 pedidos de información de cuentas de
                                                                   11
usuarios. Google, también en su informe de transparencia                indica que durante el último
semestre de 2011 recibió pedidos de información por parte de gobiernos acerca de 28562
usuarios. Y no sólo es Estados Unidos, Argentina ha hecho 141 pedidos de información
sobre usuarios, Brasil 1615, Chile 117 y México 67. La mayoría de los pedidos son
respondidos, otorgando a los gobiernos información sensible respecto a nuestras cuentas.

9
            http://www.bbc.co.uk/news/technology-18208446
10
     https://support.twitter.com/articles/20170002#
11
     https://www.google.com/transparencyreport/userdatarequests/
Cuando usamos plataformas privativas, esto es cuestión de todos los días.

Somos poco conscientes de la cantidad de información que producimos sobre nosotros
mismos y nuestros hábitos. Así, los Estados y las empresas hacen uso de esta
información para saber qué hacemos, por dónde nos movemos, qué consumimos. Fotos,
huellas digitales, direcciones, teléfonos, publicaciones, movimientos migratorios; todos los
datos se cruzan. Como el caso de los turistas ingleses a los que no les permitieron entrar
                                                                             12
a Estados Unidos por haber tuiteado que iban a “destruir América”

Otro nivel de restricciones es el de la limitación de ciertos servicios, como el uso de
telefonía por IP en dispositivos móviles con el fin de orientar el consumo de los usuarios a
opciones más rentables. O por ejemplo, la imposibilidad de acceder a servicios como
iTunes o Netflix, por nuestra ubicación geográfica. O el agencia de viajes online que
                                                                                              13
ofrecía hoteles más caros a los usuarios que entraban desde computadoras Mac.

Todos estos aspectos están vinculados al concepto de neutralidad de la red el cual es un
principio que aboga por el libre acceso a contenidos y servicios, sin que se privilegien ni
se actúe en detrimento de ninguna conexión en particular. Así, como dice José Alcántara
(2008): “la neutralidad de la Red es la garante de todas las libertades que tenemos en
Internet”.

Por fuera de Internet, existen otro tipo de restricciones a la libertad vinculadas a nuestra
vida digital como lo son el software y los sistemas operativos privativos. ¿Windows
restringe mi libertad? Pues sí, aunque tengamos copias piratas, compradas por unos
pesos en la esquina o descargadas, estamos reproduciendo el paradigma de la
informática que a Microsoft le interesa.

No daremos aquí el debate sobre software libre. Solo basta que sepamos que cada vez
que utilizamos software privativo, es decir aquel que no pone a disposición de la
comunidad el código con el que está hecho, perdemos control sobre las herramientas con
las que trabajamos.

Y no es una cuestión financiera –únicamente- porque aunque usemos versiones
pirateadas, estamos reproduciendo una manera de construcción del conocimiento donde
lo que prima son las leyes del mercado y no el bien público. Si no sabemos cómo están
hechas las herramientas y plataformas digitales que utilizamos, no sabemos qué hacen
con nuestros datos. Si la satisfacción de nuestras necesidades no es rentable, nunca
tendremos software para ellas. Nuestras decisiones comunicativas no pueden estar
12
         http://www.huffingtonpost.co.uk/2012/01/30/leigh-van-bryan-and-emily-bunting-banned-from-
entering-us-after-twitter-joke-about-destroying-america_n_1241104.html
13
        http://online.wsj.com/article/SB10001424052702304458604577488822667325882.html
condicionadas por empresas privadas con fines de lucro.


La necesidad de una autodeterminación tecnológica

Las vulnerabilidades de Internet y el mundo digital son tan grandes como sus
potencialidades comunicativas y de procesamiento de información. Y dada la estrecha
relación entre los aspectos técnicos y la capacidad de garantizar el derecho a la
comunicación y expresión de la población, la necesidad de llegar a una autonomía
tecnológica es prioritaria.

En los setenta el Movimiento de Países No Alineados denunciaba el desequilibrio
informativo, el monopolio de los medios de comunicación en manos de los países
industrializados y la necesidad de un Nuevo Orden Mundial de la Información y la
Comunicación (NOMIC) como requisito para desarrollar una soberanía política,
económica y cultural.

Luego la UNESCO retomó este reclamo y en su famoso informe MacBride declaró que
“Cuando se empaca y se vende como cualquier otro producto, el lado del “servicio social”
de la comunicación, tiende a pasar a segundo término” (MacBride y otros – 1980:132).

Ya han pasado más de treinta años y hoy el monopolio no está en manos de los países
poderosos únicamente sino, y sobre todo, de empresas de las cuales dependen las
posibilidades de comunicarnos a través de redes digitales. Es por eso que podemos
afirmar la necesidad de de un nuevo orden mundial de las tecnologías de la información y
la comunicación, un NOMTIC.

Existen países como Brasil (Decreto del 20/10/03), Venezuela (Decreto 3390/04), Ecuador
(Decreto 1014/08) o Bolivia (Ley de Telecomunicaciones 164/11), entre otras iniciativas
latinoamericanas, que han visto el valor estratégico en la implementación se software libre
en la administración pública. Ya sea como un modo de reducir costos, de tener software
diseñado a medida y no depender de empresas proveedoras de servicios, o como
estrategia para el desarrollo de la industria local, la elección por la utilización de software
de estándares abiertos en la administración pública parece ser una tendencia en los
gobiernos de Latinoamérica como un primer paso hacia una autonomía en materia de
tecnología informática.

Sin embargo, existen cuestiones de fondo que se interponen a una soberanía de los
Estados sobre sus decisiones respecto a las tecnologías de la información y
comunicación. En el caso de Internet, el manejo de los recursos críticos –infraestructura y
dominios-, está en manos privadas.
La ICANN –Internet Corporation for Assigned Names and Numbers-, es una organización
sin fines de lucro con sede en Estados Unidos que administra el sistema de nombres de
dominio. Si bien es una organización con un modelo de múltiple representación, esta no
es lo suficientemente amplia o inclusiva –por ejemplo no están representados los
usuarios- y, sobre todo, está sometida a la legislación estadounidense, cercenando así
grandes aspectos de su independencia de acción.

El debate por una autodeterminación tecnológica, por tener la facultad de poder decidir a
conciencia sobre los elementos técnicos involucrados en nuestros procesos
comunicacionales y de manejo de nuestros datos, es tan necesario como el de una
soberanía alimentaria o energética.


Herramientas libres, garantía de libertad en la red

Internet nos brinda espacios de libertad muy valiosos pero en ese mismo movimiento
posibilita niveles de control profundos. La única manera de potenciar las posibilidades de
libertad reduciendo las desventajas es a través del uso de tecnologías libres de la
                                       14
información y la comunicación .

¿A qué nos referimos con esto? Tecnologías libres son aquellas que no solo nos ofrecen
la posibilidad de utilizarlas sino que nos permiten saber cómo están hechas y nos brindan
la posibilidad de modificarlas y distribuirlas. Deben, para ello, respetar las cuatro
                                  15
libertades del software libre : 0. libertad de usar el programa, con cualquier propósito; 1.
libertad de estudiar cómo funciona el programa y modificarlo; 2. libertad de distribuir
copias; y, 3. libertad de mejorar el programa y hacer públicas esas mejoras a los demás.

De esta manera, se torna mucho más difícil que un grupo tenga el dominio absoluto sobre
un software o plataforma, o incluso, sobre los contenidos. Pero es importante, sobre todo,
entender que no se trata de una cuestión de acceso gratuito únicamente, sino de la
transición hacia un paradigma de autonomía digital mucho más profundo.

Por ejemplo, para evitar que las empresas recolecten información sobre nuestros gustos y
a partir de ello diseñen sus estrategias comerciales. En redes como Facebook, prácticas
que asociamos a la construcción de nuestra identidad virtual, como vincular a nuestro
perfil películas, libros o nuestro estado civil, puestos en relación con nuestra edad, sexo y
lugar de procedencia, conforman estudios de mercado prácticamente gratuitos. O que
Google vincule la publicidad al contenido de los correos electrónicos que estamos


14
     http://www.radialistas.net/clip.php?id=1400430
15
     http://www.gnu.org/philosophy/free-sw.es.html
leyendo.

O para que nuestras herramientas de comunicación no dependan de las decisiones
corporativas de las empresas que buscan el lucro, que se pelean por las patentes y que
deciden por nosotros cuándo debemos actualizar las versiones de los programas o
esperar a que se les ocurra solucionar errores de sus propios productos.

Los desarrolladores de software libre -individuos, iniciativas grupales o hasta incluso
empresas-, dejan los productos abiertos para que la comunidad se los apropie,
documente, mejore, distribuya y así, el proceso de desarrollo de software se distribuye
generando una lógica de construcción que se asemeja a la arquitectura y el espíritu de
Internet.

El software libre es la única vía para la reducción de la brecha digital. En primera instancia
porque plantea una solución accesible en términos monetarios. Libre no es sinónimo de
gratuito, pero existe una gran oferta de software libre y gratuito a la cual se puede acceder
de manera sencilla, combatiendo la exclusión económica. Pero también es accesible en
términos de interfaz. Lejos quedaron las pantallas negras llenas de código.

Otra de las peleas por esta libertad en la era digital es la referida al intercambio de
contenidos. Si el terrorismo es el enemigo político de los poderosos, la piratería lo es en el
terreno comercial. Las empresas de contenidos se niegan a entender que Internet
inauguró una época de abundancia y el intercambio de producciones culturales es
protagonista del tráfico en la red.

El uso de tecnologías libres debe ir acompañado de la instauración del copyleft como
mecanismo de licenciamiento de toda producción humana, para permitir el intercambio, el
aprendizaje horizontal y la construcción de nuevas obras y conocimientos, garantizando
que el sistema sea cada vez más libre.

En la época del dominio de los medios masivos de comunicación, plantear alternativas
significaba tomar el aire, fabricar transmisores, fortalecer proyectos de comunicación
realmente participativos. Hoy la organización colectiva, la creación de alternativas y la
disputa de espacios simbólicos es mucho más sencilla.


Cultura libre para el cambio político

La apuesta por tecnologías libres de la comunicación y la información, exige un cambio de
subjetividad respecto nosotros mismos en tanto productores de conocimiento y cultura, en
tanto ciudadanos y ciudadanas con voz y voto, en una sociedad donde el monopolio de
los medios de producción y difusión de información es cada vez más débil.
¿Cómo impacta esto en la construcción de sanas democracias participativas? En su
momento, los medios masivos de comunicación -y la práctica periodística- fueron
llamados el cuarto poder, aquel que auditaba al poder político. Eran el ágora, la arena
pública donde se discutían los temas socialmente relevantes. Pero cuando las
vinculaciones de los medios con el poder político y económico fueron evidentes, esa
función se fue desdibujando.

Internet es hoy una gran herramienta de participación política. En primer lugar, porque
resulta el medio más eficiente para la organización colectiva, sobre todo en poco tiempo -
y aquí juega un rol clave la telefonía móvil-. La transmisión de mensajes se multiplica
exponencialmente en redes horizontales. Así, la convocatoria a manifestaciones, actos o
acciones colectivas se puede realizar a bajo costo y de manera instantánea.

Por otro lado, permite la construcción colectiva de conocimiento: sean manifiestos, cartas
públicas, repositorios de contenidos, materiales de campaña. Internet permite trabajar de
a muchos y a la distancia, ya sea en productos concretos o en el diseño de acciones.
Además, ayuda a generación de iniciativas globales, donde la coordinación entre usuarios
de distintas ciudades se realza de manera fluida. Yeswecamp.net, por ejemplo, reúne
todos los tuits de acampadas de protesta en ciudades de todo el mundo.

Además, el contacto con autoridades y personas públicas es directo. Esto no garantiza
que los reclamos sean oídos y mucho menos respondidos. Pero son muchos los políticos
que tienen perfiles personales en las redes y a los cuales acceden cotidianamente.
Pensar en un canal de comunicación directo con los funcionarios y públicos era antes
impensado. Una vez que la limitación técnica está superada, es cuestión de abordarlos de
manera creativa para buscar alguna clase de incidencia. Esto tiene poco de construcción
colectiva pero sí es un factor importante a la hora de pensar estrategias de impacto real.

Es más fácil registrar y sistematizar la información recolectada. El abaratamiento de los
dispositivos móviles inteligentes convierte a cada usuario en un estudio itinerante. Pueden
ser imágenes, videos o audio, para denunciar irregularidades, actos ilícitos, o
simplemente documentar iniciativas. El procesamiento de esos datos también se ha
facilitado con plataformas que recolectan la información y que la muestran de manera en
que aquellos que la vean puedan sacar conclusiones o utilizar la información para
producir nuevo conocimiento o tomar decisiones. Por ejemplo, el sitio
www.observacionelectoral2012.akora.mx, elaborado con el fin de reportar incidentes en
las jornadas de elecciones presidenciales de México utilizando datos recolectados a
través de correo electrónico, un formulario en la propia web o tuits y luego generando
infografías.

Estas son algunas de las posibilidades de participación que se plantean en el escenario
de hiperconexión digital. Pero el punto central es la capacidad que brinda Internet de
poder compartir conocimiento de manera horizontal, instantánea y gratuita. Permite, de
alguna manera, volver a la plasticidad de la cultura oral, en la que no existían los autores
con dominio absoluto sobre sus obras, en que los cuentos, las leyendas, las canciones,
iban de boca en boca adaptándose a las realidades que intentaban explicar. Teniendo a
alcance de la mano las herramientas técnicas para producir contenido y difundirlo, y
apostando por la construcción de capacidades que permitan sacar provecho de dichas
herramientas, el potencial de construcción es enorme.

Y no es cuestión de contar con la última tecnología, es un cambio de paradigma en el que
se distribuye la producción, se inaugura una cultura de la participación. Seguirá existiendo
Hollywood y sus tanques cinematográficos, pero también habrá cada vez más productores
locales que con una cámara y una computadora puedan editar y distribuir sus propias
películas. Seguirá existiendo la CNN, pero los movimientos sociales tendrán la capacidad
de poder contar ellos mismos sus noticias y difundirlas a bajo costo a nivel masivo. Y los
músicos no tendrán que esperar a que una corporación discográfica descubra su
rentabilidad y los someta a contratos leoninos.

Estamos frente a una lógica de la desintermediación, donde se disputa el poder a las
grandes casas editoriales, a las discográficas, a las productoras de cine, a las
megaempresas de software, a todas aquellas entidades privadas que lucraban con la
distribución de contenidos. Se inaugura entonces una época de la autogestión no solo en
los que se refiere a la producción cultural, sino también al aprendizaje y la participación
política.

La cuestión está en apostar al uso de herramientas sobre las cuales tengamos un control
certero, además de fortalecer las prácticas de intercambio libre de contenidos para
garantizar el derecho a la comunicación, el acceso a la cultura y la capacidad participar
políticamente

Es importante entender a Internet desde una perspectiva histórica del desarrollo de los
medios de comunicación, para poder asignarle a su poder democratizador la relevancia
necesaria. El cambio de paradigma de un sistema de producción cultural dominado por
grandes empresas transnacionales a uno distribuido de desintermediación cultural,
comunicación horizontal entre pares, de producción y distribución masiva a bajo costo,
tiene implicancias profundas en la construcción de sociedades democráticas.

Para profundizar este cambio y fortalecer las potencialidades de libertad, la adopción de
tecnologías libres y la elección por una cultura libre es central. A nivel personal como
apuesta al control de nuestros datos personales, de una comunicación sin barreras ni
censura a través de las redes, de una construcción entre pares de un conocimiento libre y
accesible, del uso de software estable y de una cultura en la que no haya excluidos por
cuestiones económicas. A nivel estatal, como apuesta por una soberanía tecnológica,
para no depender de los proveedores de software, para desarrollar la industria local hacia
los sectores estratégicos del Estado, para tener control sobre los datos, para no destinar
el presupuesto público a la compra de licencias, para desarrollar software en lenguas
originarias, etc.

El cambio de paradigma respecto nosotros como productores culturales y como
ciudadanos con capacidad de incidir en los discursos de circulación masiva, pone en
jaque a la industria cultural y mediática tal como la conocemos hasta ahora. Es necesario
entonces repensar, a partir de las posibilidades comunicacionales que brindan las TIC, el
espacio público y las dinámicas de construcción de opinión pública y de participación
política.

¿Es democrática una red cuyos recursos críticos están en manos de un país que defiende
la economía de mercado a ultranza? ¿Es viable una verdadera participación política si las
plataformas de distribución de contenidos están en manos de empresas, con sede en
Estados Unidos la mayoría, que deben responder a los pedidos de información de los
gobiernos? ¿Es posible garantizar el derecho a la comunicación en Internet si las redes
sociales o buscadores adaptan sus políticas de publicación a los pedidos de los Estados
con tal de entrar a nuevos mercados? ¿Tendremos verdadera independencia si utilizamos
herramientas que no sabemos cómo funcionan, que no podemos compartir y que son tan
caras que nos obligan a utilizarlas ilegalmente?

La neutralidad de la red y la libertad de compartir deben ser los principios rectores para
evitar la censura, el control, la priorización mercantil y especulativa de servicios y
contenidos, la criminalización del compartir, el lucro desmesurado de las empresas
intermediarias. En definitiva, la apuesta por la cultura libre, es una apuesta por evitar la
continuidad de un sistema que nos quiere hacer creer que el intercambio mercantil de la
cultura y la figura de la ciudadanía como meros consumidores existió desde siempre y
que, por lo tanto, siempre existirá.




                                                                          Quito, junio 2012.
Bibliografía

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BENKLER, Y. (2006). The wealth of networks, Harvard Press.

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/telos /arti culocuaderno.asp@idarticulo=4&rev=80.htm

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C3 tecnologías libres para el cambio político

  • 1.       Tecnologías libres para el cambio político: por qué el compartir es revolucionario Inés Binder Centro de Producciones Radiofónicas - CEPPAS TIC esto, TIC lo otro. ¿Por qué se debate tanto en torno a las tecnologías de la información y la comunicación? ¿Cómo impactan en nuestros consumos informacionales y en la manera en que intercambiamos mensajes? El escenario mediático masivo y las dinámicas de construcción de opinión pública se reconfiguraron a partir de la distribución y ampliación de las posibilidades, a bajo costo, de emisión y recepción de mensajes. De allí la importancia sobre el uso y apropiación de herramientas libres y de la eliminación de las barreras en la circulación de información, para profundizar el carácter democratizador de las TIC y disminuir la brecha digital. ¿De qué hablamos cuando hablamos de TIC? Hablar de las TIC está de moda. ¿Por qué? Porque antes no eran tan masivas ni tan accesibles, porque no estaban en el centro de atención, porque las empresas que ahora se dedican al mercado de la información marcan tendencia y cotizan bien en la bolsa. ¿Las TIC son Facebook? ¿Son los celulares? ¿Son las computadoras con las que accedemos a Internet para ver películas, buscar en un mapa el lugar adonde vamos y compartir fotos por Twitter? Bueno, es un poco de todo eso, pero mucho más. Un libro y un casete, también son tecnologías de la comunicación: en ellos hay conocimiento aplicado en la elaboración y reproducción de mensajes. ¿Pero por qué no son TIC? Porque se engloba en ese término a las tecnologías vinculadas a la creación, procesamiento, almacenamiento y distribución de la información de manera digital. Durante los últimos años, la explosión de las redes sociales como Facebook o Twitter ha sido tan masiva, que tendemos a pensar que son la única faceta de las TIC. Y, realmente,
  • 2. son la cara más visible que la mayoría tiene de la sociedad digital en red. Pero en ese gran mundo entran desde las computadoras personales hasta los grandes servidores. Están la telefonía móvil y los satélites. Está Internet con todos sus servicios: el correo electrónico, la telefonía IP, la Web, el chat, el streaming, redes sociales y P2P. En definitiva, los representantes más difundidos de las TIC -y aquella con la que las personas tienen contacto directo de manera cotidiana- son la telefonía móvil e Internet. En 1 América Latina y El Caribe, el nivel de penetración de Internet es de casi el 40% , con 231 millones de usuarios. Los números de la telefonía móvil son aún más contundentes: el nivel de penetración supera el 100% en países como Argentina, El Salvador o Ecuador2, es decir, más de una línea de telefonía móvil por persona. Si comparamos el nivel de acceso a Internet con la tasa de penetración de la televisión, y ni qué decir de la radio, claramente sigue siendo restringido. Pero solamente si lo consideramos en términos de consumo de la información. Los servicios de radio y televisión son unidireccionales, la información circula desde el centro de producción hasta las terminales, que son nuestros aparatos receptores. Ahora, si consideramos estas tasas de acceso desde la perspectiva de la producción de información, el resultado cambia por completo. Existe un 40% de la población que tiene las herramientas técnicas -luego veremos qué pasa con el tipo de apropiación y los niveles de alfabetización mediática e informacional- para producir mensajes y difundirlos de manera masiva. Esto es un cambio radical que ha tenido lugar en los últimos diez años de una tecnología que no lleva más de veinte en su faceta comercial. Es por eso que vamos a tratar de entender cómo la irrupción de las TIC modificaron profundamente una serie de prácticas que antes estaban monopolizadas por un puñado de productores de información y conocimiento. Y por qué esa irrupción, al ser transversal a todas las esferas de la vida, impacta directamente y tiene más influencia de la que pensamos en nuestra vida cotidiana aunque nos la pasemos diciendo: “yo de eso no entiendo nada”. Impacto cotidiano y cambio de paradigma Las TIC tienen tanta “prensa” porque su impacto en nuestra vida diaria es muy profundo. Todos tenemos una opinión al respecto. Pareciera que viviéramos en un mundo de tecnófobos y tecnófilos. Lo simpático es escuchar reflexiones respecto de las TIC pero no de otras tecnologías, como el libro o la escritura misma, las cuales tenemos tan 1 http://www.internetworldstats.com/stats10.htm 2 http://www.statista.com/statistics/218143/mobile-penetration-rate-in-latin-america-by-country/
  • 3. incorporadas. Leer libros o que el depositario del conocimiento sean las enciclopedias es lo normal, lo natural, lo que siempre fue. Es difícil, a veces, tratar de entender estos cambios dentro de una perspectiva histórica del desarrollo de los medios de comunicación. Nadie se lamenta de que ya no usemos tabletas de arcilla para escribir, pero sí de que los SMS estén “deformando” el lenguaje. O no se concibe que en su momento una llamada telefónica fuera tan impersonal como ahora algunos acusan al correo electrónico. Pero tratar de explicar o entender un fenómeno social en términos de “bueno” o “malo” nos va a ayudar poco y nada. La tecnología refleja maneras de ver el mundo. El por qué se financian y desarrollan ciertas áreas, y no otras, habla de intereses políticos y económicos. Pero estos no son completamente determinantes. Las maneras en que las personas utilizan las tecnologías pueden crear y fortalecer prácticas que no estaban pensadas originalmente. Por ejemplo, Edison pensó que su fonógrafo podría ser un contestador telefónico de primera, pero su invento no triunfó hasta que se volcó al mundo del entretenimiento y la música. Internet nació con objetivos militares y se desarrolló con fines académicos. Pero con el invento de la Web, esta red de comunicación tomó dimensiones inesperadas. Desde su lanzamiento comercial en los años noventa, su masificación a principios de la década del 2000, y la transición hacia la llamada Web 2.0 que implicó niveles de participación de los usuarios mucho mayores, Internet se ha convertido en una tecnología de la comunicación de uso cotidiano por varias razones. En primer lugar, porque es la herramienta de comunicación interpersonal por excelencia: correos electrónicos, chat, redes sociales, telefonía IP. Uno usa Internet para comunicarse con los suyos. Se podría alegar que se utiliza más la telefonía móvil, pero ya no. Por un lado, los “pines” de BlackBerry o servicios como Wassap envían mensajes a través de Internet, supliendo a los SMS. Además la tecnología 4G unificará todos los servicios móviles utilizando el protocolo IP, es decir, la voz también se transformará en datos digitales que fluirán por la red móvil de la misma forma que ya lo hacen por los programas de VoIP. Por otro lado, Internet se ha vuelto la fuente primaria de información. La gente la utiliza cada vez más para leer periódicos: se actualizan con mayor frecuencia, ofrecen una navegación hipertextual vinculando otras fuentes y contenidos multimedia, uno puede contrastar versiones, etc. En la franja de 18 a 29 años, Internet supera a los periódicos como fuente de noticias3. Y, aunque en otros sectores etarios todavía sigan predominando la radio y el periódico como fuentes primarias de noticias, estos utilizan 3 PewResearchCenter (2011), Internet Gains on Television as Public’s Main News Source , www.people- press.org/files/legacy-pdf/689.pdf
  • 4. Internet para producir sus contenidos, así que la tendencia sigue en aumento también por caminos indirectos. Otro de los usos, quizás el más importante, que da a Internet un lugar protagónico en la vida cotidiana es el del acceso a la cultura. Internet rompe con la escasez del soporte material inaugurada por Gutenberg y su imprenta. Las historias que eran contadas entre pueblos y generaciones, y que eran modificadas para dar sentido a una época, se fijaron en tinta y papel, tomando forma de libros con autores. De esta manera, un patrimonio cultural se transformaba en un producto plausible de ser vendido y comprado, es decir, en mercancía. Ya en los ochenta sacábamos fotocopias y grabábamos casetes vírgenes. Gracias a la era digital, podemos crear copias exactas de canciones, textos, fotografías o películas con apenas un par de clics. Y luego, a través de Internet y sus redes P2P, podemos compartirlas con prácticamente cualquier persona en el mundo. De esta manera podemos acceder no sólo a producciones culturales que sólo podríamos consumir pagando, sino a aquellas que no están disponibles en nuestros países porque el mercado considera que no son lo suficientemente rentables como para distribuirlas. En la era digital se rompe con la lógica artificial de la escasez del soporte material de las producciones culturales, por lo que resulta ridículo prolongar la existencia de la barrera económica para acceder a la cultura. Pero esta ventaja no se limita al consumo cultural, sino también a la producción. Los dispositivos de grabación de sonido e imágenes, son cada vez más baratos. Las posibilidades de editar con una computadora hogareña, cada vez mayores. Y las plataformas para subir contenidos y difundirlos, se multiplican. Es así que sitios como 4 YouTube reciben 60 horas de video por minuto . Muchos dirán que son videos graciosos de perritos, o los famosos bloopers. Bueno, sí, pero eso también es cultura y son los videos más vistos. También hay gente haciendo versiones de sus temas favoritos, tutoriales, parodias. En fin, la lista es infinita y nos lleva al próximo punto. Internet cambió la forma de sistematización del conocimiento e inauguró una cultura de la participación. Pasamos de la idea de experto a la noción de inteligencia colectiva con Wikipedia como su máximo exponente. Esta enciclopedia, creada hace poco más de 10 años, se construye con el aporte de miles de colaboradores (133 mil usuarios activos en 5 los últimos 30 días de los más de 17 millones registrados ) que aportan pequeñas porciones de conocimiento, pero que en su conjunto hacen de Wikipedia una enciclopedia 4 http://www.youtube.com/t/press_statistics 5 http://en.wikipedia.org/wiki/Special:Statistics
  • 5. precisa y altamente actualizada. Siempre se pone en duda la credibilidad de esta enciclopedia en línea, pero lo cierto es que los artículos son leídos por tanta gente con posibilidad de editar, que los errores se corrigen rápidamente. ¿Es infalible Wikipedia? No, como tampoco podemos asegurar que sean infalibles otras fuentes de información. Pero la riqueza sobre todo está en poder contar con conocimiento construido a partir del debate. Cada artículo de Wikipedia tiene una sección de Discusión, donde se pueden ver los intercambios entre usuarios sobre temas polémicos, además de una sección de Historial donde quedan registrados todos los aportes, por usuario o por IP. Esta manera de sistematizar el conocimiento impacta también en la educación. Al estar el conocimiento accesible para todos los estudiantes, la fuente primaria de poder del docente desaparece y cambia la dinámica del aula. La educación ya no puede ser la mera transmisión vertical de conocimiento. En realidad, nunca debió haber sido así, pero ahora que el docente ya no es la puerta al a información y el conocimiento, menos que menos. Ciertas son las quejas de los docentes sobre los alumnos que copian y pegan de Internet, pero eso es porque las consignas siguen siendo las mismas en vez de enseñar nuevas habilidades y competencias necesarias para el desenvolvimiento en la cultura digital. Como Jenkins (2009) señala, la cultura de la participación cambia el foco de la alfabetización de la expresión individual a la participación colectiva, y las nuevas habilidades necesarias para el desenvolvimiento en esta cultura están vinculadas al poder jugar, trabajar en equipo, construir colectivamente, evaluar la credibilidad de las fuentes de información, al apropiarse de contenido y resignificarlo, etc. Las áreas de gobierno, del intercambio comercial, de la salud, de la academia, y otros campos de acción y conocimiento se ven por igual afectadas. Lo importante es entender que las tecnologías de la comunicación impulsaron un cambio de paradigma no sólo respecto a la acumulación de valor, si no sobre la manera de intercambiar información, comunicarnos, sistematizar conocimiento, producir y consumir cultura y, así, la manera de entender el mundo. Este cambio de paradigma es llamado de varias maneras: sociedad de la información, era digital, economía de la información, sociedad del conocimiento. Si bien cada una tiene sus especificidades, todos ellas nos hablan de una era post-industrial donde los datos, la información y el conocimiento son el bien más valorado y a través del cual se acumula el poder. La sociedad digital en red es una configuración social de las cuales Facebook o Twitter son apenas una de sus caras visibles, quizás de las más difundidas. Pero, a pesar de que no se agota en ellas, pareciera que las redes sociales generaron tal impacto en las
  • 6. personas y sus relaciones cotidianas que pusieron de manifiesto los flujos de información y dejaron en evidencia que, hoy en día, la información es el activo sobre el cual se construye valor. Castells nos dirá que la información ha sido siempre un bien preciado y que los detentores históricos del poder siempre han reconocido en ella su valor estratégico (Castells, 2009). Hemos visto también cómo un input tecnológico –que también es cultural e ideológico, claro- genera nuevas percepciones de mundo y nuevas maneras de interacción sujeto- sujeto-entorno. Ocurrió con la palabra, ocurrió con la escritura, ocurrió con la reproducción mecánica de textos. ¿Qué cambia ahora entonces? Que los dispositivos de creación, transmisión y consumo de la información, llamados Tecnologías de la Información y la Comunicación son cada vez más asequibles. Así, la palabra se distribuye y de alguna manera el poder también. El ya viejo modelo de consumo mediático masivo Con el descubrimiento de la capacidad que tenía el espectro electro-magnético para transmitir ondas radioeléctricas, se sucedieron una seguidilla de inventos que dieron nacimiento a la radio y la televisión. La transmisión a distancia de información en redes centralizadas de un punto nodal a varias terminales posibilitó el nacimiento, junto a la ya instalada prensa gráfica, del sistema de medios de comunicación masiva. La ventaja de la radio y la televisión, y uno de los factores sobre los cuales se fundó su alta tasa de popularidad, por lo menos en América Latina, fue que al trabajar sobre los lenguajes sonoro y visual, no era necesario estar alfabetizado para poder consumir sus contenidos. Eran medios que no exigían más del espectador que un poco de atención. Sabemos ahora que no se trataba de una recepción pasiva, que el receptor está atravesado de mediaciones que condicionan esa recepción. Pero en términos del vínculo que se establecía con el medio de comunicación, el espectador tenía una relación de consumo y no de producción. La radio ofreció las mayores ventajas: se podía escuchar en cualquier lado, permitía ser consumida mientras se realizaba otra actividad, entretenía y acompañaba. La televisión, en cambio, se constituyó en el centro de entretenimiento de la familia. Uno la prendía cuando llegaba cansado de trabajar. De todos modos, y a pesar de las ventajas ofrecidas respecto de la prensa, la oferta de contenidos era limitada. Con algunos pocos canales, la programación era producida para segmentos muy generales y a partir de las demandas específicas del mercado. Después de todo, el acceso gratuito a la televisión de aire se solventaba en los modelos comerciales a partir de la “venta” de espectadores a los anunciantes, y en los modelos
  • 7. públicos con cánones y presupuesto público. La aparición de la televisión por cable aumentó la oferta de manera considerable al ofrecer programación orientada por intereses. Así surgieron canales de automóviles, de belleza, de viajes y turismo, etc. De todos modos, la circulación de la información seguía siendo unidireccional. Lo mismo ocurría con los informativos en el establecimiento de agenda y la conformación de la opinión pública. Si antes la construcción social de lo públicamente relevante estaba en manos de los poderosos, ahora se sumaba un actor más: los medios masivos de comunicación, quienes decidían -aunque los mecanismos son mucho más complejos- qué acontecimientos eran merecedores de tiempo de aire. A grandes rasgos, la característica más importante del modelo de circulación de la información en el sistema de medios masivos, era la unidireccionalidad. Siempre existieron instancias de participación: cartas de lectores, mensajes telefónicos, concursos. Pero eran grados de intervención de las audiencias muy limitados y controlados. No había incidencia real de la opinión del público en la programación más allá de las encuestas de opinión. Además, como explica Benkler (2006), el poder de aquellos que estaban dentro de los medios de influir en la conformación de la opinión pública, o al menos de tener incidencia en los temas relevantes que circulaban era mucho mayor. Y claro, “este poder podía ser vendido”. Cambio de juego Con la difusión masiva de Internet, el escenario mediático cambia y con él las prácticas de consumo de información. O quizás conviene plantearlo al revés. Las nuevas prácticas comunicacionales posibilitadas por la introducción de Internet en la vida cotidiana, modificaron el escenario mediático masivo. En primera instancia, porque Internet planteó otra topología de red del sistema mediático. De ser una red centralizada pasó a ser una red distribuida, es decir, ya no hay nodos que monopolicen la emisión de mensajes. En realidad, los backbones, es decir las conexiones nodales de Internet, siguen de alguna manera centralizando los flujos de datos, pero la producción de contenidos se ha descentralizado. Este proceso de desintermediación ha logrado que los medios tradicionales de comunicación ya no sean nuestra única ventana al mundo, o al menos la más importante. El hecho de que las herramientas de producción y distribución de contenidos se hayan
  • 8. popularizado, hace que las fuentes se multipliquen de manera insospechada, que las miradas de mundo se multipliquen. Uno tiene ahora la posibilidad de elegir entre muchas más opciones. Y como la base de Internet es el hipervínculo, a través de la navegación hipertextual uno va construyendo lo que Castells denomina autocomunicación de masas, es decir “aquel sistema de comunicación global en el que cada usuario crea su propio ecosistema de medios a partir de los propios intereses” (Castells, 2009). Y así como otros publican, nosotros también podemos hacerlo y difundir nuestras ideas y opiniones. Durante los primeros años de la Web, los grandes portales, llamados “las punto com”, reproducían la lógica de las bibliotecas: contenidos brindados por un solo enunciatario, clasificados taxonómicamente. Luego la lógica cambió. La llegada de la afamada Web 2.0 significó el cambio a un modelo de publicación de contenidos que reflejaba la estructura misma de la red. La web mutó de los productos hacia los servicios. Las grandes empresas ahora ofrecían plataformas para que los usuarios publicaran contenidos de manera sencilla y pudieran compartirlos, catalogarlos y valorarlos: YouTube, Blogger, Flickr, Delicious, etc. A todas estas publicaciones se las llamó User Generated Content (contenido generado por los usuarios). Este fue de los primeros gérmenes, al menos lo que comenzó con la masificación de la participación en Internet. Luego la Web 2.0 fue evolucionando hacia los servicios en línea. Ya no hacía falta descargar los contenidos sino que la nueva propuesta es alojar todo en servidores externos, lo que se denomina “la nube”, para tenerlo disponible a través de todo el ecosistema de dispositivos informáticos de cada usuario: teléfono móvil, portátil, tablet y computadora de escritorio. Luego aparecieron las redes sociales, Facebook en 2003 y Twitter en 2006, pero que en América Latina y El Caribe se popularizaron años más tarde. El valor que tienen estas plataformas es que simplificaron la manera de participar y así la gente que “no entendía nada de informática” podía subir y compartir contenidos fácilmente. Serán fotos de la familia o saludos de cumpleaños, pero de esa manera se van familiarizando con las herramientas de publicación personal. Ambas redes sociales planteaban usos iniciales que luego, con el uso que se les dio fueron mutando en sus aplicaciones y funciones. El caso más paradigmático fue Twitter, esta plataforma de intercambio de mensajes de 140 caracteres incitaba a la participación a partir de la pregunta “¿Qué estás haciendo?”. Pero finalmente, al ver que lo que importaban eran los flujos de información y noticias, que la característica más explotada de Twitter era la instantaneidad, la pregunta cambió a “¿Qué está pasando?”. Parece un pequeño cambio, pero no lo fue. Habla de cómo la arquitectura de la participación condiciona ciertos usos pero la influencia también se da a la inversa: los usos terminan modificando la arquitectura.
  • 9. Los medios masivos tradicionales se adaptan para no perder la batalla ¿Cómo vivieron, y siguen viviendo, los medios masivos tradicionales este cambio? En principio, digamos que no lo hacen desapareciendo. Infinitos son los artículos que tratan de dilucidar la muerte de los diarios de papel, por ejemplo. En términos del ecosistema de medios siempre que aparece un elemento nuevo el sistema se adapta. Y muchas veces, los medios terminan encontrando su nicho específico, con características y funciones determinadas, como le pasó a la radio con la invención de la televisión. Desde la dinámica de producción de contenidos, los espacios de participación de las audiencias aumentan. Algunas emisoras se abastecen de opiniones y comentarios, que no es más que reproducir en digital la lógica anterior aunque se facilita el proceso. Pero hay otras que entienden esta nueva lógica y se sumergen en ella. Por ejemplo, usan el contenido generado por los usuarios, fortaleciendo una suerte de “periodismo ciudadano” (que no siempre es tal ya que la agenda la sigue pautando un editor) a través del uso de imágenes y videos enviados por los usuarios. O hacen eco de lo que la comunidad “tuitera” está hablando a través de las tendencias temáticas o usan testimonios de primera mano, a través de las cuentas de personalidades públicas. Otro cambio que se les presenta es la inmediatez. La radio tuvo que ceder su reinado de la instantaneidad para dárselo a las redes sociales y los dispositivos móviles. Esta dupla es imbatible. Son los propios protagonistas de los hechos los que registran y difunden los datos “duros”. Fotos y videos de sucesos a los cuales los periodistas tardaban en llegar o directamente no podían acceder. Esto tiene impacto también sobre el rol del periodismo como auditor del poder político y económico. La capacidad de registro es cada vez más masiva y sencilla gracias al abaratamiento de los dispositivos de registro audiovisual. Los datos circulan con mayor facilidad a través de las redes y son procesados de manera que su visualización es cada vez más amable. Los ojos atentos de la prensa se multiplicaron por miles. Redes como Twitter se utilizan para la cobertura en vivo de acontecimientos. Gracias a la capacidad de clasificar los mensajes a través de palabras clave denominadas hashtags, resulta fácil recuperar las publicaciones referidas a un tema o acontecimiento. Existen aplicaciones como Storify que explotan este recurso y facilitan la visualización de manera unificada de todas las publicaciones clasificadas bajo un determinado hashtag. Este recurso es utilizado generalmente por los portales de periódicos como La Nación de Argentina Impacto sobre la opinión pública y la participación política
  • 10. La creación del libro junto a la configuración de la vida burguesa hicieron que el consumo cultural se transformara en un acto individual. Luego la radio y la televisión, se convirtieron en el centro de entretenimiento familiar al interior del hogar. A primera vista, el uso de Internet también parecería una actividad individual. Pero nada más lejano. En la Web que tenemos hoy lo que importa es la conexión, el vínculo con los demás. Porque la acción colectiva en la Web, incluyendo la nuestra propia, la llena de contenidos y los organiza. Pero no es una acción endogámica sino que trasciende las redes digitales y tiene impacto en la vida offline. Si cada día se debilita más el monopolio de los medios tradicionales en el juego de la comunicación masiva –como tendencia y no como hecho consumado-, una vez que superamos las cuestiones de acceso, lo que nos queda como valor diferencial en la transmisión efectiva de mensajes (en primera instancia) son las ideas. Las buenas ideas, ahora más que nunca, son las que determinan el “éxito” –si se puede medir de alguna manera y en qué términos- de un mensaje o una campaña, por ejemplo. Hay otros elementos en juego, claro, no se trata de simplificar. Pero cuando la dimensión técnica está prácticamente resuelta, son los factores creativos los que tienen mayor impacto. Un ámbito en el que esta tendencia se ve reflejada es la del ciberactivismo, es decir, la acción colectiva con fines políticos utilizando como medio principal las TIC. Movilizaciones a través de SMS o correos electrónicos, sitios web que difunden información se van popularizando. Filipinas, España, Siria, Egipto, México, Estados Unidos, Colombia, Chile: todos fueron testigos de acontecimientos que tomaron notoriedad pública y trascendencia mediática a partir del uso de TIC. Veamos tres ejemplos que muestran distintos niveles de participación e impacto. El acontecimiento más difundido últimamente fue el de la primavera árabe. Es particular el caso de Egipto donde se aplicó la medida de censura más burda: se cortó completamente el acceso a Internet en todo el país. Las redes sociales se estaban utilizando como medio de organización y difusión. El gobierno de Mubarak no contempló el carácter resiliente de Internet. En seguida surgieron conexiones alternativas que permitieron sortear el apagón. Por otro lado, en mayo de 2012 nació en México el movimiento #Yosoy132. El candidato del PRI Peña Nieto calificó de “acarreados” a un grupo de alumnos que lo acusaron de asesino en una charla en la Universidad Iberoamericana, por hechos ocurridos bajo su gobernación. 131 estudiantes contestaron con un video en YouTube mostrando sus credenciales de inscripción a la universidad. A ellos, se le sumaron estudiantes de todo México bajo el lema #Yosoy132, en una campaña de gran difusión originada en redes sociales para exigir verdad, transparencia y libertad de expresión.
  • 11. En un tercer nivel, podría estar el caso de la postulación de Daniel Reposo para el cargo de Procurador General de Argentina. Se encontraron varias inconsistencias en su currículum, como por ejemplo algunos datos de su carrera profesional que no eran correctos. La respuesta oficial fue que habían sido “errores de tipeo”. En Twitter, el hashtag #ReposoCV fue tendencia y dio lugar a las más cómicas reacciones. “Le conté a Martin Luther King de un sueño que tuve" #ReposoCV” (@negrowrnike) o “#ReposoCV Fue el Ghost-Writter de las obras de Sócrates” (@StellaJoseM). Si bien la candidatura cayó por su propio peso, las reacciones generalizadas en la red social hicieron evidente el malestar general al respecto. A nivel global, el caso del apagón del 18 de enero de 2012 fue un ejemplo de coordinación colectiva con un fin concreto: evitar que se apruebe la Ley SOPA. La Stop Online Piracy Act, era un proyecto de ley presentado en la Cámara de los Representantes de los Estados Unidos a fines de 2011 con el objetivo de combatir el tráfico de contenidos con derechos de autor en Internet. Una ley con validez en territorio estadounidense pero con impacto a nivel mundial sobre el intercambio de contenidos. La comunidad Web decidió “apagar” sus sitios web a modo de protesta. El apagón más renombrado fue el de Wikipedia, al que se sumaron Google, Wordpress, Fundación 6 Mozilla, y Flickr, además de otros miles de sitios web , convirtiéndola a esta en una acción colectiva a nivel global con un alto nivel de impacto. Si bien el debate de la ley se había congelado cuatro días antes, el 14 de enero, luego del apagón más de 20 diputados 7 cambiaron su posición , anulando la posibilidad de un futuro debate y aprobación. ¿Las nuevas revoluciones son en -y gracias a- Internet? El caso de Egipto volvió a poner sobre el tapete el tema de las revoluciones digitales, wikirrevoluciones, twitterrevoluciones, y tantos otros nombres con los que se intenta explicar este fenómeno. Nuevamente, detractores y partidarios se agarran de los pelos. La revolución ¿será online?, ¿será offline? El error está en pensar lo online y lo offline son dimensiones separadas de la vida. La brecha digital y los excluidos de siempre Estas reflexiones parecen bastante endebles cuando se saca a colación la famosa cuestión de la brecha digital y el problema del acceso a las tecnologías. Por más que sea un hecho evidente e innegable, desde una perspectiva histórica la difusión de este medio de comunicación, ha sido veloz. 6 http://es.wikipedia.org/wiki/Protesta_contra_SOPA_y_PIPA#El_d.C3.ADa_del_apag.C3.B3n 7 http://www.nytimes.com/2012/01/19/technology/web-protests-piracy-bill-and-2-key-senators- change-course.html?_r=1
  • 12. Por un lado, el nivel de penetración de Internet va en aumento considerable. Teniendo en cuenta que su acceso comercial no llega a los 20 años en Latinoamérica y El Caribe, de 2000 a 2011 hubo un crecimiento de usuarios del 1205,1 %. El crecimiento, aunque innegable todavía no toca a grandes porciones de la población. La cuestión del acceso tiene que ver más con decisiones políticas de inversión en infraestructura. El problema crítico tiene que ver con qué es lo que puede hacer la gente una vez que tiene acceso a Internet. Esta cuestión involucra procesos de alfabetización profundos. Por qué Porque Internet plantea una red en la que es posible producir. Y ahí está la cuestión. Para sacar provecho de las ventajas que presenta Internet es necesario poseer una cantidad de habilidades que antes no necesitábamos para escuchar la radio o ver la televisión. Para empezar, necesitamos saber leer y escribir. Necesitamos tener una noción básica de cómo funciona Internet, saber copiar, cortar y pegar, hacer clic, buscar y encontrar archivos, subirlos y descargarlos, enlazar y seguir enlaces. Necesitamos, sobre todo, saber cómo buscar información, como organizarla, jerarquizarla y valorar las fuentes. En fin, toda una batería de conocimientos que es necesario incorporar. Aquí está la brecha más profunda de todas y la que más cuesta cerrar. Los sistemas educativos latinoamericanos son absolutamente retrógrados. Siguen formando alumnos para un mundo que no existe más. Los docentes se aferran a la lógica de transmisión de contenidos en vez de desarrollar competencias. La habilidad necesaria para estos tiempos es la del autoaprendizaje, tener la capacidad de construir el propio recorrido a partir de lo que nos interesa. Por primera vez en la historia, tenemos una cantidad invalorable de recursos a disposición. Lo que importa ahora es tener la capacidad de hacer con eso algo útil, o bello, o que nos sirva para satisfacer necesidades. ¿Es entonces el acceso a Internet un derecho? Pues sí. Incluso, Frank La Rue, relator 8 especial de libertad de expresión para las Naciones Unidas, expresó que el Internet es un derecho humano, en el sentido de que el acceso a la herramienta está tan íntimamente relacionado con el ejercicio del derecho a la información y la comunicación, que indefectiblemente termina siendo un derecho. No entraremos en discusiones jurídicas sobre si corresponde denominarlo derecho humano, sin embargo, esta declaración sienta un precedente histórico. 8 Informe de la Relatoría de Libertad de Expresión, http://www2.ohchr.org/english/bodies/hrcouncil/docs/17session/A.HRC.17.27_en.pdf
  • 13. Censura y control en la red Ahora bien, Internet nos permite buscar información y difundirla sin límites aparentes. Pareciera que en ella se encarna la panacea de la libertad de expresión. Por algún lado escuché que Internet es una herramienta tan potente como frágil. Cierto es que al ser una red distribuida el control se torna mucho más difícil, pero no es imposible. Se puede tener control en muchos niveles, de distintas maneras y con distintos grados de sutileza. Un primer nivel de censura es limitar el acceso. Cortar el suministro de banda ancha parece ser la solución más sencilla a la hora tener control sobre los mensajes que circulan. Pero nada más lejano. La telefonía móvil, las conexiones satelitales, incluso la telefonía fija siguen permitiendo el acceso a la red. Así esta práctica, además de burda, es poco efectiva por lo que se la ha utilizado contadas veces y en situaciones extremas. Un segundo nivel de restricción de la libertad en Internet es el control sobre los contenidos. Con ayuda de los buscadores y redes sociales para filtrar información o 9 estableciendo estrictas reglas de publicación , como el caso de China, por ejemplo. También, y sobre todo, con la excusa de defender los derechos de los autores, gobiernos como el estadounidense mantienen una ofensiva en defensa de las ganancias extraordinarias de sus industrias culturales a través de leyes de protección de la propiedad intelectual. De ese modo, tienen vía libre para ejercer control sobre la circulación de contenidos culturales. Un tercer nivel de acción en detrimento de la libertad en Internet es el control sobre nuestros datos personales. Nuestra simple actividad en la vida digital, aunque no publiquemos, deja huellas. Los sistemas de procesamiento de datos están cada vez mas involucrados en nuestra vida cotidiana. Si viajamos en bus con tarjetas magnéticas, dejamos huella; si salimos del país, dejamos huella; si compramos con tarjetas de crédito, dejamos huella. Por ejemplo, Twitter, en su informe preliminar de transparencia del primer semestre de 10 2012 , publicó que Estados Unidos hizo 679 pedidos de información de cuentas de 11 usuarios. Google, también en su informe de transparencia indica que durante el último semestre de 2011 recibió pedidos de información por parte de gobiernos acerca de 28562 usuarios. Y no sólo es Estados Unidos, Argentina ha hecho 141 pedidos de información sobre usuarios, Brasil 1615, Chile 117 y México 67. La mayoría de los pedidos son respondidos, otorgando a los gobiernos información sensible respecto a nuestras cuentas. 9 http://www.bbc.co.uk/news/technology-18208446 10 https://support.twitter.com/articles/20170002# 11 https://www.google.com/transparencyreport/userdatarequests/
  • 14. Cuando usamos plataformas privativas, esto es cuestión de todos los días. Somos poco conscientes de la cantidad de información que producimos sobre nosotros mismos y nuestros hábitos. Así, los Estados y las empresas hacen uso de esta información para saber qué hacemos, por dónde nos movemos, qué consumimos. Fotos, huellas digitales, direcciones, teléfonos, publicaciones, movimientos migratorios; todos los datos se cruzan. Como el caso de los turistas ingleses a los que no les permitieron entrar 12 a Estados Unidos por haber tuiteado que iban a “destruir América” Otro nivel de restricciones es el de la limitación de ciertos servicios, como el uso de telefonía por IP en dispositivos móviles con el fin de orientar el consumo de los usuarios a opciones más rentables. O por ejemplo, la imposibilidad de acceder a servicios como iTunes o Netflix, por nuestra ubicación geográfica. O el agencia de viajes online que 13 ofrecía hoteles más caros a los usuarios que entraban desde computadoras Mac. Todos estos aspectos están vinculados al concepto de neutralidad de la red el cual es un principio que aboga por el libre acceso a contenidos y servicios, sin que se privilegien ni se actúe en detrimento de ninguna conexión en particular. Así, como dice José Alcántara (2008): “la neutralidad de la Red es la garante de todas las libertades que tenemos en Internet”. Por fuera de Internet, existen otro tipo de restricciones a la libertad vinculadas a nuestra vida digital como lo son el software y los sistemas operativos privativos. ¿Windows restringe mi libertad? Pues sí, aunque tengamos copias piratas, compradas por unos pesos en la esquina o descargadas, estamos reproduciendo el paradigma de la informática que a Microsoft le interesa. No daremos aquí el debate sobre software libre. Solo basta que sepamos que cada vez que utilizamos software privativo, es decir aquel que no pone a disposición de la comunidad el código con el que está hecho, perdemos control sobre las herramientas con las que trabajamos. Y no es una cuestión financiera –únicamente- porque aunque usemos versiones pirateadas, estamos reproduciendo una manera de construcción del conocimiento donde lo que prima son las leyes del mercado y no el bien público. Si no sabemos cómo están hechas las herramientas y plataformas digitales que utilizamos, no sabemos qué hacen con nuestros datos. Si la satisfacción de nuestras necesidades no es rentable, nunca tendremos software para ellas. Nuestras decisiones comunicativas no pueden estar 12 http://www.huffingtonpost.co.uk/2012/01/30/leigh-van-bryan-and-emily-bunting-banned-from- entering-us-after-twitter-joke-about-destroying-america_n_1241104.html 13 http://online.wsj.com/article/SB10001424052702304458604577488822667325882.html
  • 15. condicionadas por empresas privadas con fines de lucro. La necesidad de una autodeterminación tecnológica Las vulnerabilidades de Internet y el mundo digital son tan grandes como sus potencialidades comunicativas y de procesamiento de información. Y dada la estrecha relación entre los aspectos técnicos y la capacidad de garantizar el derecho a la comunicación y expresión de la población, la necesidad de llegar a una autonomía tecnológica es prioritaria. En los setenta el Movimiento de Países No Alineados denunciaba el desequilibrio informativo, el monopolio de los medios de comunicación en manos de los países industrializados y la necesidad de un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC) como requisito para desarrollar una soberanía política, económica y cultural. Luego la UNESCO retomó este reclamo y en su famoso informe MacBride declaró que “Cuando se empaca y se vende como cualquier otro producto, el lado del “servicio social” de la comunicación, tiende a pasar a segundo término” (MacBride y otros – 1980:132). Ya han pasado más de treinta años y hoy el monopolio no está en manos de los países poderosos únicamente sino, y sobre todo, de empresas de las cuales dependen las posibilidades de comunicarnos a través de redes digitales. Es por eso que podemos afirmar la necesidad de de un nuevo orden mundial de las tecnologías de la información y la comunicación, un NOMTIC. Existen países como Brasil (Decreto del 20/10/03), Venezuela (Decreto 3390/04), Ecuador (Decreto 1014/08) o Bolivia (Ley de Telecomunicaciones 164/11), entre otras iniciativas latinoamericanas, que han visto el valor estratégico en la implementación se software libre en la administración pública. Ya sea como un modo de reducir costos, de tener software diseñado a medida y no depender de empresas proveedoras de servicios, o como estrategia para el desarrollo de la industria local, la elección por la utilización de software de estándares abiertos en la administración pública parece ser una tendencia en los gobiernos de Latinoamérica como un primer paso hacia una autonomía en materia de tecnología informática. Sin embargo, existen cuestiones de fondo que se interponen a una soberanía de los Estados sobre sus decisiones respecto a las tecnologías de la información y comunicación. En el caso de Internet, el manejo de los recursos críticos –infraestructura y dominios-, está en manos privadas.
  • 16. La ICANN –Internet Corporation for Assigned Names and Numbers-, es una organización sin fines de lucro con sede en Estados Unidos que administra el sistema de nombres de dominio. Si bien es una organización con un modelo de múltiple representación, esta no es lo suficientemente amplia o inclusiva –por ejemplo no están representados los usuarios- y, sobre todo, está sometida a la legislación estadounidense, cercenando así grandes aspectos de su independencia de acción. El debate por una autodeterminación tecnológica, por tener la facultad de poder decidir a conciencia sobre los elementos técnicos involucrados en nuestros procesos comunicacionales y de manejo de nuestros datos, es tan necesario como el de una soberanía alimentaria o energética. Herramientas libres, garantía de libertad en la red Internet nos brinda espacios de libertad muy valiosos pero en ese mismo movimiento posibilita niveles de control profundos. La única manera de potenciar las posibilidades de libertad reduciendo las desventajas es a través del uso de tecnologías libres de la 14 información y la comunicación . ¿A qué nos referimos con esto? Tecnologías libres son aquellas que no solo nos ofrecen la posibilidad de utilizarlas sino que nos permiten saber cómo están hechas y nos brindan la posibilidad de modificarlas y distribuirlas. Deben, para ello, respetar las cuatro 15 libertades del software libre : 0. libertad de usar el programa, con cualquier propósito; 1. libertad de estudiar cómo funciona el programa y modificarlo; 2. libertad de distribuir copias; y, 3. libertad de mejorar el programa y hacer públicas esas mejoras a los demás. De esta manera, se torna mucho más difícil que un grupo tenga el dominio absoluto sobre un software o plataforma, o incluso, sobre los contenidos. Pero es importante, sobre todo, entender que no se trata de una cuestión de acceso gratuito únicamente, sino de la transición hacia un paradigma de autonomía digital mucho más profundo. Por ejemplo, para evitar que las empresas recolecten información sobre nuestros gustos y a partir de ello diseñen sus estrategias comerciales. En redes como Facebook, prácticas que asociamos a la construcción de nuestra identidad virtual, como vincular a nuestro perfil películas, libros o nuestro estado civil, puestos en relación con nuestra edad, sexo y lugar de procedencia, conforman estudios de mercado prácticamente gratuitos. O que Google vincule la publicidad al contenido de los correos electrónicos que estamos 14 http://www.radialistas.net/clip.php?id=1400430 15 http://www.gnu.org/philosophy/free-sw.es.html
  • 17. leyendo. O para que nuestras herramientas de comunicación no dependan de las decisiones corporativas de las empresas que buscan el lucro, que se pelean por las patentes y que deciden por nosotros cuándo debemos actualizar las versiones de los programas o esperar a que se les ocurra solucionar errores de sus propios productos. Los desarrolladores de software libre -individuos, iniciativas grupales o hasta incluso empresas-, dejan los productos abiertos para que la comunidad se los apropie, documente, mejore, distribuya y así, el proceso de desarrollo de software se distribuye generando una lógica de construcción que se asemeja a la arquitectura y el espíritu de Internet. El software libre es la única vía para la reducción de la brecha digital. En primera instancia porque plantea una solución accesible en términos monetarios. Libre no es sinónimo de gratuito, pero existe una gran oferta de software libre y gratuito a la cual se puede acceder de manera sencilla, combatiendo la exclusión económica. Pero también es accesible en términos de interfaz. Lejos quedaron las pantallas negras llenas de código. Otra de las peleas por esta libertad en la era digital es la referida al intercambio de contenidos. Si el terrorismo es el enemigo político de los poderosos, la piratería lo es en el terreno comercial. Las empresas de contenidos se niegan a entender que Internet inauguró una época de abundancia y el intercambio de producciones culturales es protagonista del tráfico en la red. El uso de tecnologías libres debe ir acompañado de la instauración del copyleft como mecanismo de licenciamiento de toda producción humana, para permitir el intercambio, el aprendizaje horizontal y la construcción de nuevas obras y conocimientos, garantizando que el sistema sea cada vez más libre. En la época del dominio de los medios masivos de comunicación, plantear alternativas significaba tomar el aire, fabricar transmisores, fortalecer proyectos de comunicación realmente participativos. Hoy la organización colectiva, la creación de alternativas y la disputa de espacios simbólicos es mucho más sencilla. Cultura libre para el cambio político La apuesta por tecnologías libres de la comunicación y la información, exige un cambio de subjetividad respecto nosotros mismos en tanto productores de conocimiento y cultura, en tanto ciudadanos y ciudadanas con voz y voto, en una sociedad donde el monopolio de los medios de producción y difusión de información es cada vez más débil.
  • 18. ¿Cómo impacta esto en la construcción de sanas democracias participativas? En su momento, los medios masivos de comunicación -y la práctica periodística- fueron llamados el cuarto poder, aquel que auditaba al poder político. Eran el ágora, la arena pública donde se discutían los temas socialmente relevantes. Pero cuando las vinculaciones de los medios con el poder político y económico fueron evidentes, esa función se fue desdibujando. Internet es hoy una gran herramienta de participación política. En primer lugar, porque resulta el medio más eficiente para la organización colectiva, sobre todo en poco tiempo - y aquí juega un rol clave la telefonía móvil-. La transmisión de mensajes se multiplica exponencialmente en redes horizontales. Así, la convocatoria a manifestaciones, actos o acciones colectivas se puede realizar a bajo costo y de manera instantánea. Por otro lado, permite la construcción colectiva de conocimiento: sean manifiestos, cartas públicas, repositorios de contenidos, materiales de campaña. Internet permite trabajar de a muchos y a la distancia, ya sea en productos concretos o en el diseño de acciones. Además, ayuda a generación de iniciativas globales, donde la coordinación entre usuarios de distintas ciudades se realza de manera fluida. Yeswecamp.net, por ejemplo, reúne todos los tuits de acampadas de protesta en ciudades de todo el mundo. Además, el contacto con autoridades y personas públicas es directo. Esto no garantiza que los reclamos sean oídos y mucho menos respondidos. Pero son muchos los políticos que tienen perfiles personales en las redes y a los cuales acceden cotidianamente. Pensar en un canal de comunicación directo con los funcionarios y públicos era antes impensado. Una vez que la limitación técnica está superada, es cuestión de abordarlos de manera creativa para buscar alguna clase de incidencia. Esto tiene poco de construcción colectiva pero sí es un factor importante a la hora de pensar estrategias de impacto real. Es más fácil registrar y sistematizar la información recolectada. El abaratamiento de los dispositivos móviles inteligentes convierte a cada usuario en un estudio itinerante. Pueden ser imágenes, videos o audio, para denunciar irregularidades, actos ilícitos, o simplemente documentar iniciativas. El procesamiento de esos datos también se ha facilitado con plataformas que recolectan la información y que la muestran de manera en que aquellos que la vean puedan sacar conclusiones o utilizar la información para producir nuevo conocimiento o tomar decisiones. Por ejemplo, el sitio www.observacionelectoral2012.akora.mx, elaborado con el fin de reportar incidentes en las jornadas de elecciones presidenciales de México utilizando datos recolectados a través de correo electrónico, un formulario en la propia web o tuits y luego generando infografías. Estas son algunas de las posibilidades de participación que se plantean en el escenario
  • 19. de hiperconexión digital. Pero el punto central es la capacidad que brinda Internet de poder compartir conocimiento de manera horizontal, instantánea y gratuita. Permite, de alguna manera, volver a la plasticidad de la cultura oral, en la que no existían los autores con dominio absoluto sobre sus obras, en que los cuentos, las leyendas, las canciones, iban de boca en boca adaptándose a las realidades que intentaban explicar. Teniendo a alcance de la mano las herramientas técnicas para producir contenido y difundirlo, y apostando por la construcción de capacidades que permitan sacar provecho de dichas herramientas, el potencial de construcción es enorme. Y no es cuestión de contar con la última tecnología, es un cambio de paradigma en el que se distribuye la producción, se inaugura una cultura de la participación. Seguirá existiendo Hollywood y sus tanques cinematográficos, pero también habrá cada vez más productores locales que con una cámara y una computadora puedan editar y distribuir sus propias películas. Seguirá existiendo la CNN, pero los movimientos sociales tendrán la capacidad de poder contar ellos mismos sus noticias y difundirlas a bajo costo a nivel masivo. Y los músicos no tendrán que esperar a que una corporación discográfica descubra su rentabilidad y los someta a contratos leoninos. Estamos frente a una lógica de la desintermediación, donde se disputa el poder a las grandes casas editoriales, a las discográficas, a las productoras de cine, a las megaempresas de software, a todas aquellas entidades privadas que lucraban con la distribución de contenidos. Se inaugura entonces una época de la autogestión no solo en los que se refiere a la producción cultural, sino también al aprendizaje y la participación política. La cuestión está en apostar al uso de herramientas sobre las cuales tengamos un control certero, además de fortalecer las prácticas de intercambio libre de contenidos para garantizar el derecho a la comunicación, el acceso a la cultura y la capacidad participar políticamente Es importante entender a Internet desde una perspectiva histórica del desarrollo de los medios de comunicación, para poder asignarle a su poder democratizador la relevancia necesaria. El cambio de paradigma de un sistema de producción cultural dominado por grandes empresas transnacionales a uno distribuido de desintermediación cultural, comunicación horizontal entre pares, de producción y distribución masiva a bajo costo, tiene implicancias profundas en la construcción de sociedades democráticas. Para profundizar este cambio y fortalecer las potencialidades de libertad, la adopción de tecnologías libres y la elección por una cultura libre es central. A nivel personal como apuesta al control de nuestros datos personales, de una comunicación sin barreras ni censura a través de las redes, de una construcción entre pares de un conocimiento libre y
  • 20. accesible, del uso de software estable y de una cultura en la que no haya excluidos por cuestiones económicas. A nivel estatal, como apuesta por una soberanía tecnológica, para no depender de los proveedores de software, para desarrollar la industria local hacia los sectores estratégicos del Estado, para tener control sobre los datos, para no destinar el presupuesto público a la compra de licencias, para desarrollar software en lenguas originarias, etc. El cambio de paradigma respecto nosotros como productores culturales y como ciudadanos con capacidad de incidir en los discursos de circulación masiva, pone en jaque a la industria cultural y mediática tal como la conocemos hasta ahora. Es necesario entonces repensar, a partir de las posibilidades comunicacionales que brindan las TIC, el espacio público y las dinámicas de construcción de opinión pública y de participación política. ¿Es democrática una red cuyos recursos críticos están en manos de un país que defiende la economía de mercado a ultranza? ¿Es viable una verdadera participación política si las plataformas de distribución de contenidos están en manos de empresas, con sede en Estados Unidos la mayoría, que deben responder a los pedidos de información de los gobiernos? ¿Es posible garantizar el derecho a la comunicación en Internet si las redes sociales o buscadores adaptan sus políticas de publicación a los pedidos de los Estados con tal de entrar a nuevos mercados? ¿Tendremos verdadera independencia si utilizamos herramientas que no sabemos cómo funcionan, que no podemos compartir y que son tan caras que nos obligan a utilizarlas ilegalmente? La neutralidad de la red y la libertad de compartir deben ser los principios rectores para evitar la censura, el control, la priorización mercantil y especulativa de servicios y contenidos, la criminalización del compartir, el lucro desmesurado de las empresas intermediarias. En definitiva, la apuesta por la cultura libre, es una apuesta por evitar la continuidad de un sistema que nos quiere hacer creer que el intercambio mercantil de la cultura y la figura de la ciudadanía como meros consumidores existió desde siempre y que, por lo tanto, siempre existirá. Quito, junio 2012.
  • 21. Bibliografía ALCÁNTARA, J. (2008). La neutralidad de la Red, El Correo de las Indias. BENKLER, Y. (2006). The wealth of networks, Harvard Press. BRIGS, A. y BURKE, P. (2002). De Gutenberg a Internet. Una historia social de los medios de comunicación, Taurus. CASTELLS, M. 2009. Comunicación y poder, Alianza. DE UGARTE, D. (2006). El poder de las redes, Correo de las Indias. GARCÍA GAGO, S. (2012). TLIC. Disponible en http://www.radialistas.net/clip.php?id=1400430. HABERMAS, J. (1962). Historia y crítica de la opinión pública, Editorial Gustavo Gili. JENKINS, H, y otros (2009). Confronting the Challenges of Participatory Culture: Media Education for the 21st Century, Fundación MacArthur. Disponible en http://digitallearning.macfound.org/ LA RUE, F. (2012). Informe de la Relatoría de Libertad de Expresión, Disponible en: http://www2.ohchr.org/english/bodies/hrcouncil/docs/17session/A.HRC.17.27_en.pdf MACBRIDE, S. y otros (1980). Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e información en nuestro tiempo, Fondo de Cultura Económica, 1987. MAS, Jordi (2003). Software libre en el sector público [artículo en línea]. UOC. Disponible en: http://www.uoc.edu/dt/20327 TRIANA, E. “Gestión de los recursos críticos de Internet. Ante el posible futuro de ICANN” en Revista Telos. Disponible en: http://sociedadinformacion.fundacion.telefonica.com /telos /arti culocuaderno.asp@idarticulo=4&rev=80.htm