1. ABISMO
Por: P.J Subero
¿Alguna vez has sentido que estás cerca del borde del abismo? ¿Alguna vez te has
sentido miserable? ¿Eso te hace especial?... No, sentirte así no te hace especial.
Todos en algún momento nos hemos sentimos así. Luchando con nuestro día a
día, con nuestros problemas, nuestras virtudes e incluso nuestros defectos.
Sentirte triste o miserable es algo natural, siempre llega un momento en que la ira
y la frustración nos consumen por dentro. Arrancan nuestra piel de una forma tan
invisible e inexistente que nadie entendería jamás las cosas que pasan por nuestra
cabeza. El sentir tristeza no nos convierte en personas extraordinarias. La tristeza
es el sentimiento más común que puede existir. Mientras que tú te sientes triste
por alguna tontería, otra persona se siente triste porque día a día lucha una
eterna batalla contra el cáncer. Mientras que tú sientes tristeza por fallar en un
examen, otro niño siente tristeza porque no sabe leer. Los problemas abarcan la
humanidad, todos tienen problemas. Los problemas no nos hacen únicos, solo nos
hacen comunes.
Cada vez que te sientas mal, recuerda que en algún momento dejaremos de estar
sumergidos en la mierda y saldremos a la superficie a enfrentarnos cara a cara con
aquello que nos molesta. No importa si tu tristeza dura un día o dos. O incluso si
dura la puta semana, en algún momento dejaremos de estar tristes porque
siempre existirá algo o alguien que nos motive a seguir adelante. Una meta, una
persona, un sentimiento o incluso un absurdo libro de autoayuda. Siempre existirá
algún medallón de luz que nos guie por el oscuro sendero de la vida. En algún
punto de nuestra eterna batalla con las lagrimas, dejaremos a un lado todas
aquellas cosas que nos oprimen y le demostraremos al mundo de lo que en
verdad estamos hechos. De madera, de papel, de hierro o de barro. Sin importar
si somos blancos, negros, altos o bajos. Siempre podremos salir adelante. Siempre
podremos luchar contra la tormentosa vida. Después de todo aquí estas, leyendo
esto. Admitiendo que tengo razón, admitiendo que en algún momento pasado o
presente, has dejado a un lado todo aquel peso que te molesta. Has logrado salir
adelante y has podido ver a través de la tormenta el brillante sol.