La tarea docente la podemos comparar con una leyenda china.
“Cuentan que la semilla del bambú, es muy pequeña. Al plantarla, el
sembrador inexperto, esperará que de inmediato la planta comience a crecer. Pero
el sembrador especialista sabe que la pequeña semilla tardará siete años en
arraigar sus profundas raíces que le serán necesarias para elevarse hasta diez
metros de altura en cuestión de poco tiempo”.
“El primer sembrador se sentirá frustrado, cansado y hasta enojado por no
ver los resultados de su acción. En cambio, el segundo sembrador comprenderá
que, aunque a sus ojos parezca que no pasa nada, la planta necesita afirmarse,
fortalecerse, para luego salir a la vida…”
Sin dudar, cuando recién nos iniciamos somos como los sembradores inexpertos,
creemos que todas las ganas y conocimientos serán suficientes para que los niños
aprendan y luego vuelen…
A medida que va pasando el tiempo, y surgen frustraciones, tropiezos, problemas,
ya sean sociales o laborales, debemos entender que solo el tiempo, la capacitación y la
paciencia nos devolverán los frutos quizás dulces, quizás amargos de las semillas que
sembramos HOY.
Los docentes que hoy comenzamos a trabajar nos sentimos gratificados y a la vez
preocupados.
Retribuidos porque hacemos lo que nos gusta: enseñar. Y preocupados porque
sabemos que todos nuestros esfuerzos serán en alguna forma: una aguja en un pajal.
El sueño, o utopía tal vez, que tenemos los jóvenes que recién nos iniciamos, es
llevar a cada parte de nuestra provincia, la cultura, el conocimiento, con ganas de
enseñar y de aprender…Y este sueño constituye el motor de nuestra vida profesional. Como recién iniciados, debemos trasladarnos varios kilómetros desde
nuestras casas a “nuestras” escuelas. La Ruta se convierte en una amiga y compañera
silenciosa. A veces asfaltada, otras tantas de tierra colorada. Correr contra el tiempo,
esperar colectivo, caminar en el barro, son unas de las tantas situaciones que debemos
atravesar.
1. II Congreso Internacional
sobre profesorado
principiante e inserción
profesional a la docencia
El acompañamiento a los docentes noveles:
prácticas y concepciones
Buenos Aires, del 24 al 26 de febrero de 2010
2. II Congreso Internacional sobre profesorado principiante e inserción profesional a la docencia
González, Valeria 1
Eje temático 6: El acompañamiento a noveles como política nacional de formación
docente en Argentina.
REPORTES DE EXPERIENCIAS
DOCENTES COMO…
González, Valeria
Escuela Normal Superior N°10
Posadas - Misiones
Palabras clave: problemas – necesidades – profesores – noveles – secundaria
Resumen
La tarea docente la podemos comparar con una leyenda china.
“Cuentan que la semilla del bambú, es muy pequeña. Al plantarla, el
sembrador inexperto, esperará que de inmediato la planta comience a crecer. Pero
el sembrador especialista sabe que la pequeña semilla tardará siete años en
arraigar sus profundas raíces que le serán necesarias para elevarse hasta diez
metros de altura en cuestión de poco tiempo”.
“El primer sembrador se sentirá frustrado, cansado y hasta enojado por no
ver los resultados de su acción. En cambio, el segundo sembrador comprenderá
que, aunque a sus ojos parezca que no pasa nada, la planta necesita afirmarse,
fortalecerse, para luego salir a la vida…”
Sin dudar, cuando recién nos iniciamos somos como los sembradores inexpertos,
creemos que todas las ganas y conocimientos serán suficientes para que los niños
aprendan y luego vuelen…
A medida que va pasando el tiempo, y surgen frustraciones, tropiezos, problemas,
ya sean sociales o laborales, debemos entender que solo el tiempo, la capacitación y la
paciencia nos devolverán los frutos quizás dulces, quizás amargos de las semillas que
sembramos HOY.
Los docentes que hoy comenzamos a trabajar nos sentimos gratificados y a la vez
preocupados.
Retribuidos porque hacemos lo que nos gusta: enseñar. Y preocupados porque
sabemos que todos nuestros esfuerzos serán en alguna forma: una aguja en un pajal.
El sueño, o utopía tal vez, que tenemos los jóvenes que recién nos iniciamos, es
llevar a cada parte de nuestra provincia, la cultura, el conocimiento, con ganas de
enseñar y de aprender…Y este sueño constituye el motor de nuestra vida profesional.
3. II Congreso Internacional sobre profesorado principiante e inserción profesional a la docencia
González, Valeria 2
Como recién iniciados, debemos trasladarnos varios kilómetros desde
nuestras casas a “nuestras” escuelas. La Ruta se convierte en una amiga y compañera
silenciosa. A veces asfaltada, otras tantas de tierra colorada. Correr contra el tiempo,
esperar colectivo, caminar en el barro, son unas de las tantas situaciones que debemos
atravesar.
Y al llegar… los niños. Repletos de ternura y cariño, no temen dar abrazos y
besos, en señal de aprecio y respeto, aunque muchas veces detrás de este gesto se
encierra un sinfín de carencias afectivas, de atención, de reconocimiento de su ser como
persona y como miembro importante de su familia.
Un mate…
Pocos colegas o tal vez ninguno. El trabajo solitario del docente misionero. Ya sea
por elección o por consecuencia.
Un aula...
Muebles sencillos, rústicos, ventanas amplias que invita a la bella naturaleza a
asomarse y hacernos partícipes de su contemplación, materiales humildes pero que nos
hablan de una gran riqueza de voluntades y de una ávida mente infantil ansiosa por
conocer el mundo y de expresarlo en un papel…
La cocina.
Donde una mujer hace un trabajo, también silencioso: la cocinera: Juana, Lucia,
Maria. Que realiza su labor con un condimento único en los seres humanos: la paciencia
y el amor.
Y volvemos a nuestros hogares… a veces felices por lo que pudimos dar o
recibir…a veces sonriendo porque nos sentimos satisfechos con nuestro desempeño…a
veces pensativos por lo que podríamos brindar mañana…Y otras tantas tristes porque a
pesar de nuestros esfuerzos no podemos evitar que alguno de nuestros alumnos se retire
de la escuela no a descansar sino a trabajar bajo el duro sol del mediodía.
El primer día de clases
Llegué temprano. En colectivo. No pude tragar ni un bocado de comida. No
recuerdo si hacia frio o calor, ni la ropa que tenía puesta, solo el guardapolvo, blanco,
planchado, impecable. En mi mochila un cuaderno y una birome negra. Nada más. En mi
cabeza miles de signos de interrogación.
Después de mi presentación a todos los niños, busqué mi mochila. No quería
entrar. Me sentía sola y nerviosa.
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González, Valeria 3
Respire profundo y entre al salón: piso de madera, un pequeño pizarrón, mesas
para compartir de a dos, suficientes para todos lo que habían asistido este día. Un
armario. Dos o tres láminas.
-Buenas tardes niños. Yo soy Valeria y voy a ser su maestra este año.
Nadie dijo nada… Comencé a preguntar cómo se llamaban, cuantos años tenían,
si les gustaba pintar.
Improvise un dibujo y lo demás fluyo como el viento en una tarde de primavera,
sereno, tranquilo, poco a poco se fueron llenando de confianza y yo de seguridad. Recurrí
a miles de recuerdos para actuar de una manera acorde a mi posición.
Realice un pequeño diagnostico, de lo que sabían los niños de 2º grado, y aprendí
con los de 1º, que si hay voluntad se puede. Al no contar con jardín de infantes, ese
primer día era para muchos su primer contacto con otro mundo, totalmente ajeno a lo que
conocían.
Poco a poco, nos fuimos conociendo y lo poco que quedaba de tensión se fue
diluyendo con el correr de la tarde.
Después de un lapso de trabajo percibí que se escondían para comer las rodajas
de pan con dulce o “chipas” traída de sus hogares. Les dije que lo podían hacer sin
temor. Todavía no había comenzado el servicio de comedor.
Desde este primer día mis clases comienzan así. Saludo. Converso con ellos. Les
cuento algo de mí. Escribo la fecha. Como tengo dos grados, decidí escribir la tarea de 2º
grado en el pizarrón y los de 1º esperan en sus lugares hasta que yo me acerque a darles
alguna consigna. Son muy dispares y cada uno tiene una velocidad también distinta. Las
tareas son acordes a cada uno y si bien enseño lo mismo lo hago utilizando distintas
estrategias. Es la forma en que yo me organicé. Todavía no se si es correcta o no. A mí
me es útil y funciona.
Cuando estudiamos ciencias lo hacemos todos juntos. Lo que es diferenciado son
las actividades de lengua y matemática.
Antes de despedirnos y desde el primer día y en forma diaria, tenemos un rato
para el CUENTO. Cada día un niño o una niña es la encargada/o de elegir cual le gusta.
Lo leo prestando atención a sus rostros y mostrando las imágenes a todos. Les encanta.
Porque saben además, que después del cuento saldremos al patio a jugar y luego nos
iremos a casa.
Adoro los cuentos y las novelas desde que era muy chica con 9 o 10 años leí mi
primer novela de amor y misterio. Nunca más pude dejar de leer. Es una forma de
meterme en un mundo lejano y fantástico que me permite soñar y a la vez entender la
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González, Valeria 4
realidad. Mi deseo es darles esa llave a mis alumnos. La llave de la lectura de la
imaginación, de las aventuras.
Creo que cada uno está preparado para dar lo mejor de uno mismo. Que cuando
das algo de vos, no pierdes, sino ganas. Ganas cariño, respeto, confianza y sabiduría…
Un cargo….toda una experiencia
Mi transitar por el mundo de la docencia comenzó una semana después de haber
rendido y aprobado la última materia del profesorado.
Después de realizar los trámites correspondientes en Posadas(capital de
Misiones), en el Consejo General de Educación, volví a San Vicente y me dispuse a
inscribirme en la secretaria escolar. Ya en la oficina, esperé unos cuantos minutos. Sabía
lo que tenía que hacer porque una amiga lo había hecho antes que yo, esos son los
conocimientos que se van transmitiendo en la oralidad, como un mito o una leyenda.
En ese momento, recibo un llamado de una persona conocida. Me resultó muy
extraño su llamado, pero me concentré en la información que me transmitía: En el
departamento de San Pedro había un interinato. ..Aunque no entendía aun las diferencias
entre una suplencia y un interinato, sabía porque en algún momento lo escuché que esas
diferencias existían.
Pase a hablar con el secretario: Don Pedro. Después de completar unos papeles,
le comento la llamada que había recibido, a lo que me aconsejó que averigüe, ya que en
este municipio no tenía oportunidad de interinato alguno.
Sin conocer esa localidad, decidí viajar hasta allí, así es que le pedí a mi esposo
que me llevara, recuerdo que miré todos los carteles que decían ESCUELA para imaginar
cual sería la mía.
Cuando llegue a San Pedro fui recibida por la Señora Marta, la supervisora. Me
explicó a grandes rasgos que era un interinato, que todavía no tenía número de
resolución, que tal vez iba a tardar algunos meses en poder cobrar mi sueldo, que era un
aula satélite a 4 kilómetros de la ruta y que en ese lugar se encontraba una maestra.
Me comunique con ella al volver a casa.- me dijo que al día siguiente nos
dirigiríamos a la escuela núcleo ya que ella tenía reunión de personal.
Me levante a las 5 de la mañana del 14 de marzo. Me subí a un colectivo local
(realiza líneas interurbanas) y esperé con ansiedad que la maestra también subiera. Con
ella…Anahi, conversamos todo el trayecto en colectivo (40km) y luego a pie (4km). La
charla era amena y sincera. Me conto de los niños, del aula, de las dificultades, del
carácter de la directora, de la comunidad. Yo solo imaginaba ese primer contacto con los
chicos, mis ALUMNOS.
6. II Congreso Internacional sobre profesorado principiante e inserción profesional a la docencia
González, Valeria 5
Al hablar con la señora directora me di cuenta que algo no estaba bien. Me pidió
la “designación” y yo no la tenía. En ese momento llama al secretario escolar de San
Pedro; lo pone en el alta voz. Yo temblaba de pies a cabeza, quería que fuese una
pesadilla. Escuché del mismo un tanto ofuscado el reclamo acerca de por qué yo me
encontraba allí y con la con la recomendación de quién y solicitó que me presentara de
inmediato en la delegación de San Pedro.
Nuevamente, decidí trasladarme a esa localidad. Caminé esos 4 km, muy rápido,
aunque por momentos me invadía las ganas de volverme a casa, estaba decidida a no
bajar los brazos e insistir en el logro de un cargo. Un señor para la camioneta, iba con su
familia al pueblo y se ofreció para llevarme. A las 9 de la mañana ya estaba en secretaria
escolar nuevamente.
A las 11 de la mañana, entre a la oficina del secretario escolar. Me explico que
ese cargo estaba destinado a otra persona, que tenía más antigüedad, más valoración,
etc. Le pedí disculpas por haberme presentado en la escuela sin su autorización o
conocimiento, le dije que yo recién me había recibido y lo único que quería era trabajar,
no importa donde, ni cuánto tiempo. Hasta hoy no sé si fueron mis palabras o el hecho de
que estaba al borde del llanto, pero en ese mismo momento me ofreció todos los cargos
que estaban disponibles, yo solo debía decidir el que más me convenía.
El destino…el azar o… la suerte, me hicieron elegir a la escuela Nº 397. Me
asignaron 1º y 2º grado en el turno tarde. La colonia se llama Lujan. La maestra a quien
le haría la suplencia se llama Celia y estaba a partir de ese momento prestando un débito
laboral ahí, en esa secretaría escolar. Tuve la posibilidad de hablar con ella que pudo
calmar un poco mis nervios.
Fui hasta la terminal, subí en el colectivo: Singer y solicité que me avisaran
cuando estábamos cerca del km 1316. Baje del ómnibus, y …otra vez mi cuerpo
temblaba por completo. Hay 500 metros desde la ruta hasta la escuelita, que para mi
fueron eternos. A la entrada hay una gruta con una imagen de Nuestra Señora de Lujan a
quien le pedí desde lo más profundo de mi corazón que me ayudara. Y al parecer me
escuchó.
El director José, estaba sentado en el comedor, junto a Jorge, el profesor de
educación física. Se paró y me saludo con estas palabras: BIENVENIDA MAESTRA. En
ese momento sentí que estaba recibida.
La emoción y los nervios no me dejaron ni hablar. Comenzó diciéndome que me
estaban esperando, ya que la señora Celia les había avisado que yo iba hacia allá. Me
mostró las instalaciones, la dirección, la cocina, los baños, y mi aula.
7. II Congreso Internacional sobre profesorado principiante e inserción profesional a la docencia
González, Valeria 6
Siento que todo lo que acabo de escribir no es muy importante pero me siento
bien de hacerlo, ese día nunca lo voy a olvidar y ahora lo registré para que otros lo
puedan vivir conmigo.
Trabajamos con personas, por eso todos los días aprendemos algo nuevo. La
diversidad de situaciones o conflictos son tantos como personas tenemos en el salón.
El miedo, la inseguridad y el desconcierto se van superando día a día. Creó que
ni los docentes más experimentados pueden saber qué hacer y qué no hacer en algún
tipo de circunstancia.
Elegí ser docente para poder brindar a los niños conocimientos, cariño, respeto,
amor a la patria y al medio ambiente.
Ser un instrumento para formar el futuro.
Ese es mi mayor anhelo”…