Jesús realizó el milagro de la pesca milagrosa para enseñar a las multitudes. A pesar de que los discípulos habían estado pescando toda la noche sin éxito, cuando lanzaron sus redes según la indicación de Jesús, capturaron una gran cantidad de peces. Los discípulos quedaron asombrados por el poder de Jesús y se postraron ante él reconociendo su grandeza. Este milagro muestra que Dios quiere realizar grandes cosas a través de nosotros si ponemos a su disposición nuestras vidas y
1.
“LA PESCA MILAGROSA” (Lucas 5:1-11)
P A L A B R A P A S T O R A L (3/5/20)
INTRODUCCIÓN: el evangelio de Lucas es el único que nos menciona este milagro, que Jesús hizo al
menos en dos ocasiones, aquí y después de resucitar (Jn.21:1-14). Dios desea hacer milagros similares
en este tiempo, y este mensaje nos ha de animar, conociendo las grandes cosas que hay en el corazón
de Dios.
1- La gente se agolpa: (v.1) la fama de Jesús ya ha recorrido todo lugar, y son multitudes las que se
agolpan alrededor de él “para oír la palabra de Dios”. Israel ha vivido cuatro siglos de sequía
espiritual y vacío interior, que hacen que con anhelo profundo deseen escuchar verdadera Palabra
de Dios. Y en Jesús saben encontrar la respuesta a su necesidad. Esto lo vamos a ver también en
este tiempo. Recordemos lo que Dios nos hablaba hace no mucho: “¿De dónde salieron todos
estos?”. Las circunstancias que estamos viviendo, con olor a muerte, están haciendo que mucha
gente se plantee muchas cosas, y que de repente tenga inquietud por buscar a Dios. Y muchos
acudirán a las Iglesias en busca de una esperanza, una respuesta. Tenemos que estar preparados
para el momento en que eso ocurra. Tener respuestas a sus preguntas, sabiduría para tratarlos,
pasión y llenura del Espíritu Santo para llevarles a tener un encuentro con Jesús.
2- Dispón tu barca: (v.2,3) La gente oprimía en exceso a Jesús. Para que él pudiera enseñarles
correctamente, necesitaba adentrarse un poco en el mar. Y para eso requería de una barca. Pedro
dispuso la suya, que parece ser la que Jesús usó habitualmente. En Marcos 3:7-12 encontramos una
escena parecida a la orilla del mar, y en el verso 9 nos dice que Jesús “dijo a sus discípulos que le
tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío”. La barca no podía estar ocupada, sino disponible.
Tampoco podía estar dañada, o con peligro de hundirse. Debía estar siempre lista para que Jesús
ministrara desde ella. Dios quiere contar con tu barca, para bendecir a multitudes a través de ella.
¿Cómo está tu vida? ¿Está disponible, o demasiado ocupada? ¿Está en buenas condiciones, o
dañada y en peligro de hundirse? Prepara tu barca, porque las multitudes están a punto de
acercarse.
3- Un milagro en medio de la frustración: (v.4-6) Los discípulos están frustrados, porque en toda la
noche no han conseguido pescar nada. No saben que Jesús tiene preparado un milagro. De hecho,
hasta entonces no habían visto un milagro como el que él iba a hacer. Ahora bien, fijémonos que
Jesús antes de hacer el milagro de provisión, predica la Palabra a la multitud. Tengamos claro ese
orden de prioridades. La Palabra de Dios debe ser predicada. La provisión la hemos de dejar en
manos de Dios, el cuál hace milagros. Nosotros simplemente trabajamos y hacemos lo que está de
nuestra mano. Dios se encarga del resto. Cuando hablamos de la pesca, no sólo hablamos de
provisión. Recordemos que Jesús le dijo a los discípulos que los haría pescadores de hombres.
Volviendo a las multitudes, Dios tiene una gran pesca preparada. Nosotros tan sólo tenemos que
actuar en su nombre, y echar la red conforme a su Palabra. Si nuestras barcas han de estar listas,
nuestras redes también, reparadas y aptas, porque en cualquier momento nos surge la oportunidad
de atraer un pez a los brazos de Jesús. Sabemos que los pescadores, siempre que terminaban un
día de pesca, remendaban sus redes, que durante la jornada sufrían daños y roturas. Si no lo hacían,
los peces se podrían escapar por la parte rota, o podría acabar rompiéndose toda, inutilizándose.
Tenemos que estar preparándonos constantemente para poder llevar a otros a Cristo. No dejemos
que las circunstancias personales dañen nuestra red hasta tal punto que no nos veamos capaces de
evangelizar a nadie. Tengamos siempre lista la barca y las redes, y no pensemos en los imposibles ni
en las dificultades; creámosle a Dios y su poder para hacer milagros.
4- Unidos para recoger la gran pesca: (v.7) Era tal el milagro que había hecho Jesús, que los
discípulos no eran capaces de recoger todo lo que habían pescado. Pero no se desanimaron sino
que pidieron ayuda a otros pescadores que estaban por allí. El avivamiento que Dios trae va a ser
2. producido por él, de forma milagrosa, y no por ningún hombre, y las multitudes no van a poder ser
recogidas y pastoreadas sólo por un hombre o una Iglesia. Es necesaria la colaboración de otros;
por eso es tan importante huir del individualismo y el deseo de protagonismo, y trabajar en equipo
y en unidad, tal como el Señor enseña en infinidad de lugares. De ahí que también tenemos que
evitar los sectarismos y los “grupitos”, y aunque nos organizamos por grupos pastorales para que la
labor sea más efectiva, pero no trabajamos separados, sino en unidad (o al menos así debería de
ser). Y si pensamos en ganar una ciudad, o un país, tenemos que pensar irremisiblemente en
trabajar en unidad con otras iglesias.
5- Temor santo a un Dios poderoso: (v.8-11) Como he dicho antes, era la primera vez que los
discípulos, aún bastante novatos, veían a Jesús hacer un milagro semejante. Quedaron tan
impactados que tuvieron temor, pero un temor santo que les hizo postrarse delante de Jesús y
reconocerle como lo que realmente es. Y no solo eso, sino que lo dejaron todo y decidieron
seguirle. Se entiende que cuando Jesús se manifestó a nuestras vidas e hizo el tan grande milagro
de salvarnos, perdonarnos y resucitarnos a una nueva vida, el temor se tendría que haber
apoderado de nuestras vidas de manera que vivamos cada día adorando a Dios y reconociendo el
señorío de Jesucristo. Si muchas veces no vemos milagros en nuestra vida y a nuestro derredor, ¿no
será porque hemos perdido parte de ese temor? No esperemos a que Jesús haga otro milagro, que
por supuesto que lo hará; determinemos hoy postrarnos delante de él, reconocer su grandeza y
autoridad, y seguirle en todo momento como nuestro Señor y Salvador.
CONCLUSIÓN: Dios tiene preparada una pesca milagrosa, y cuenta con nosotros.
Tengamos listas nuestras barcas en todo momento, y nuestras redes remendadas;
trabajemos en equipo y en unidad y caminemos siempre en el temor de Dios,
adorándole en todo tiempo. AMÉN