El urbanismo inca tenía tres características: 1) Un urbanismo espontáneo y desordenado en sus inicios, con sectores y barrios poco definidos. 2) Un ordenamiento posterior con plazas, monumentos, palacios y edificios administrativos, militares y religiosos en el centro. 3) Un urbanismo más formal y planificado posteriormente, con nuevas ciudades y mejoras a las existentes siguiendo un modelo modular basado en la velocidad.