La Casa de la Cultura de Villafranca de los Barros ocupa una antigua fábrica de harinas construida a finales del siglo XIX y declarada Bien de Interés Cultural en 1994. La fábrica estuvo en funcionamiento durante casi 90 años hasta su cierre en 1979. Tras su rehabilitación en 1986, el edificio fue inaugurado como Casa de la Cultura en 1994, preservando parte de su maquinaria original y estructura. Actualmente ofrece varias salas de exposiciones, biblioteca, sala de actos y otras instalaciones
2. La Casa de la Cultura
de Villafranca de los Barros
ocupa una antigua fábrica
de harinas, construida
en los años finales del siglo
XIX y declarada Bien de
Interés Cultural en 1994.
Consta de cinco cuerpos
de diferentes alturas
distribuidos en una planta
rectangular alrededor de
un amplio patio. Destaca
el edificio principal de tres
plantas con ático, así como
cinco chimeneas, una de
ellas de veinticuatro metros.
Es, junto con el Colegio San
José, el edificio civil más
notable de la ciudad, así
como uno de los centros
culturales más bellos de toda
Extremadura.
Historia
Las primeras noticias de la Fábrica de Ha-
rinas “San Antonio” se remontan a 1882, se
sabe también, que en 1890 los empresarios
de Villafranca, Ricardo Montero de Espinosa
y Eduardo Rengifo, llevan a cabo una gran
reforma en la misma. Estuvo casi noventa
años en funcionamiento, haciendo pan y
suministrando electricidad y granos, hasta
su cierre en 1979.
En 1920, era la principal industria de la
localidad. Hay noticias de que hacía unos
nueve mil panes diarios, que se vendían
no solo en Villafranca sino en varios de los
pueblos de la comarca. Además, producía
harinas y sémolas, y mantenía el alumbra-
do urbano y doméstico de la localidad. La
maquinaria era del sistema austro-húngaro
Wolf y estaba accionada por una máquina
de vapor.
Precisamente, una de las referencias más
antiguas del edificio es el contrato firmado
el 18 de febrero de 1895 entre los propieta-
rios e Isaac Peral para la instalación de la
central eléctrica. Esta fue una de las últimas
actividades del famoso ingeniero, que mu-
rió en Berlín tres meses después.
Estructura exterior
Se trata de un edificio construido en mam-
postería de piedra y mortero, con remates
en ladrillo. Sus cinco cuerpos, con cubiertas
a dos aguas, tienen una, dos o tres alturas
y se distribuyen a lo largo de una planta de
480 metros. Sobresalen las cinco chimeneas
de ladrillo. La principal corresponde a la cal-
dera originaria y las otras cuatro, en uno de
los costados del edificio, son las salidas de
los hornos de cocción del pan. En el entorno,
un parque -el de los Pinos- y un puente
sobre un cauce dan amplitud a las vistas del
edificio.
La rehabilitación se inició en 1986 por el
arquitecto municipal Vicente López Bernal,
respetando la estructura originaria y con-
servando buena parte de la maquinaria del
interior. Algunas cubiertas y otras piezas
interiores son de madera de pino pinsapo.
El edificio fue inaugurado como Casa de la
Cultura en 1994, el mismo año en que fue
declarado Bien de Interés Cultural.
Distribución interior
La Casa de la Cultura dispone de las de-
pendencias habituales de un centro de este
tipo, aunque especialmente completo: salón
de actos, salas de exposiciones, biblioteca,
escuela de música, radio y televisión muni-
cipal, cafetería, etc. Cada una de estas fun-
ciones del centro moderno conserva restos
de los que fueron sus cometidos originarios.
El salón de actos, en la planta baja, ocupa el
lugar del antiguo molino de piedra. Junto a
él, la cafetería era el almacén de harinas. Y,
en un semisótano, la barra está donde estu-
vo el eje motriz de la fábrica. En esta planta
se localizan también la Sala Infantil, donde
en su día hubo silos y tolvas, y la magnífica
Biblioteca, espacio con dos alturas y donde
encontramos restos de la panadería de la
fábrica con sus cuatro hornos.
Junto al patio, dos salas de usos múltiples
y la escuela de música ocupan el espacio
que alojaba la máquina de vapor.
En los pisos altos del cuerpo principal de la
edificación hay varias salas de exposicio-
nes con la maquinaria original de la fábri-
ca: recolectores de polvo, seleccionadoras,
despuntadora, elevadores, mezcladoras,
dosificadores… Especialmente interesante
es el espacio de la buhardilla, bajo el teja-
do a dos aguas del edificio, con el antiguo
almacén de envases y el último tramo de
las elevadoras.
La antigua Fábrica de Harinas, proveedora
durante un siglo tanto de la alimentación
básica de las personas (el pan), como del
sustento de las casas y las calles (la electri-
cidad), sigue siendo hoy, como creadora de
cultura, la fábrica esencial de Villafranca
de los Barros.
Tras veinte años de funcionamiento de la
Casa de la Cultura, en el año 2015 se desa-
rrolla un ambicioso Plan Cultural que abarca
todas las facetas de la actividad cultural y
artística desarrollados en 12 meses de cultu-
ra. En este plan, se cuenta con la participa-
ción de multitud de sectores de la localidad,
ampliando así su oferta a todos los visitantes
y por todos los destinos que sea posible.