El documento argumenta que Jesús no resucitó físicamente y que su cuerpo para los primeros cristianos era una idea y no una persona real. Señala varios pasajes bíblicos donde Jesús se aparece a sus discípulos después de su muerte, pero sugiere que estas apariciones fueron visiones espirituales en lugar de encuentros físicos. Concluye que la resurrección fue una resurrección espiritual más que la resurrección del cuerpo físico de Jesús.