Este documento describe cómo la radiactividad procedente del accidente nuclear de Fukushima ha contaminado el mar adyacente y cómo esto podría afectar a la biodiversidad marina y la salud humana a través de la cadena alimentaria. Se ha encontrado yodo-131 y cesio-137 en el agua de mar cerca de la costa, y estos elementos radiactivos podrían transportarse por las corrientes marinas y acumularse en los organismos marinos. Aunque el yodo-131 decae rápidamente, el cesio-137 podría permanecer en el medio amb
1. 5/1/2015 Fukushima, un problema para la biodiversidad marina de Japón elEconomista.es
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Vanesa Borlaff 25/03/2011 18:36
Foto de archivo.
Fukushima, un problema para la
biodiversidad marina de Japón
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El radio de seguridad establecido por el gobierno en torno a
Fukushima ya esta entre los 20 y 30 kilómetros. Esta medida de
seguridad y el hecho de que los alimentos y el agua potable ya
estén contaminados, ha hecho que muchos comiencen a
plantearse como se verá afectada la biodiversidad marítima
cuando ya se ha encontrado radiactividad a 30 kilómetros de la
costa.
Primero fueron las espinacas, después el agua del grifo y ahora es
el pescado (producto básico de la gastronomía japonesa). Los
alimentos contaminados se multiplican y el pánico nuclear se
extiende no solo en Japón sino también a los países vecinos que
ya han comenzado a prohibir la importación de productos de
origen nipon. El motivo de esta restricción es la reciente
confirmación del gobierno de Naoto Kan de contaminación nuclear
de agua de mar.
Los datos que se tienen del escape de sustancias radiactivas son
escasos. Tan solo se tiene la certeza de que tanto el yodo como el cesio son los principales
componentes que ya han llegado al mar.
"En esos vertidos el producto dominante es el yodo 131, que tiene un decaimiento rápido. El cesio
137, mientras, que puede acumularse en los seres que viven en el mar. Son cantidades muy bajas para
afectar a la vida animal." ha explicado para Ecodiario Eduardo Gallego, profesor en tecnología nuclear
de la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid. Gallego afirma que el consumo humano puede
verse afectado pero que de hacerlo lo haría a nivel local.
Esta teoría se ve apoyada por Carlos Bravo, responsable de la campaña nuclear de Greenpeace,
quien afirma para Ecodiario que "en el caso de que estas sustancias radiactivas se filtrasen al océano
acabarían introduciéndose en la cadena trófica y afectando al ser humano".
"El yodo 131 decae a corto plazo, en cuestión de semanas deja de ser toxico. Mientras que el cesio
137 si que podría tardar mucho en disolverse y ser peligroso a largo plazo", especifica el profesor en
tecnología nuclear, Eduardo Gallego.
Si bien es cierto, que las corrientes marinas podrían transportar tanto el cesio como el yodo, el profesor
Gallego asegura que "estos elementos se pueden mover pero como parece que aún no son
cantidades no llegaría muy lejos". Carlos Bravo es participe de esta opinión ya que afirma que "las
sustancias radiactivas no se disuelven en el mar como algunos proponen".
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