Consecuencias de la globalización en la identidad cultural
Sociales
1. la emigración ofrece una serie de ventajas por los diversos aportes culturales que implica, sea por el aprendizaje laboral y empresarial, como por la apropiación de diversos patrones y valores culturales de otras naciones y pueblos. Esto permitirá enriquecer y potenciar las culturas existentes en el Ecuador. Sin embargo, estas opciones podrían verse de alguna manera minimizadas por una posible desocialización del ser humano, como producto de la marginación y discriminación, así como por efecto de la ruptura de sus vínculos familiares. El problema para los emigrantes se evidencia al comprender que son justamente dos elementos básicos los que pierde el individuo al emigrar: cariño y reconocimiento. A esto se debe agregar otros dilemas psicosociales, como el que podría provocar el hecho de asumir trabajos quot;
inferioresquot;
, creando heridas narcisistas dentro de un panorama de depresión.<br />La emigración, como proceso social, gira en torno al ser humano y la familia. Es entonces allí donde se presentarán los primeros efectos de dicho proceso. Es evidente que la emigración implica la separación física del núcleo familiar, pero no necesariamente significa la ruptura de las relaciones familiares de dependencia, ni mucho menos afectivas. Las familias afectadas por el proceso migratorio, se ven obligadas a aceptar su nueva realidad y a buscar nuevas alternativas. En efecto, un amplio número de emigrantes mantiene lazos permanentes con sus familiares en el país de origen (posibilitados por los avances en telecomunicaciones), creando un nuevo tipo de vínculo social: las familias transnacionales.<br />Como resulta evidente, las marginaciones de diversa índole entorpecen el proceso de aprendizaje de los inmigrantes al obstaculizar su plena integración en la sociedad de acogida. Situaciones similares se encuentran en el ámbito laboral, donde se vio que los ecuatorianos ocupan los escaños inferiores; o incluso en el ámbito residencial, ya que en muchos barrios, los moradores se niegan a aceptar la presencia de los inmigrantes evitando asociarse con ellos. El desarrollo de movimientos y comportamientos segregacionistas como éstos es entonces uno de los principales obstáculos para el proceso de integración de la comunidad de ecuatorianos en los países de acogida, como un primer paso hacia la inserción en el sistema internacional.<br />Por otro lado, debido a las remesas de los emigrantes, muchos ciudadanos de estratos medios y bajos vieron mejorada su situación económica, por lo que su participación en las protestas sociales decayó. Además, ya que las remesas son recibidas directamente por los habitantes de recursos bajos, éstas cumplen un cierto papel de atenuadoras de las diferencias socioeconómicas, papel que le correspondería al Estado ecuatoriano a través, por ejemplo, de las políticas sociales. Así, gracias a las remesas, el Estado puede aplicar con algo más de libertad sus programas económicos (muchas veces en detrimento de las inversiones sociales), sin temor a enfrentar un recrudecimiento de las protestas populares.<br />Esta relativa estabilidad, que se espera sea bien recibida por el sector privado, permitiría un incremento de las inversiones tanto internas como externas, facilitaría el cumplimiento de las expectativas empresariales, favoreciendo la reactivación del aparato productivo. Este esperado aumento de las inversiones nacionales y extranjeras, como se comprueba en la práctica, no se da simplemente porque disminuyen los riesgos de inestabilidad política o de continuadas protestas sociales. Hay otras razones que se deben incorporar en el análisis para comprender el comportamiento de los inversionistas.<br />Por último, la fuerte presencia numérica de los emigrantes ecuatorianos, tanto en Europa como en Estados Unidos, así como la organización y cohesión que alcanzan como comunidad de inmigrantes, les da a los ecuatorianos una ventaja primordial: representatividad y peso político. El papel que cumplen dentro del aparato productivo y en general como parte de la sociedad de acogida les brinda la oportunidad de participar o por lo menos de influir en el rumbo político de dichas naciones; esta aseveración hay que relativizarla en tanto en muchos casos los colectivos de ecuatorianos y ecuatorianas sufren diversas formas de marginación o no han logrado adecuados niveles de organización política para exigir sus derechos. Como se puede ver, el proceso emigratorio podría posibilitar una integración internacional más profunda, tanto a nivel cultural como económica, social y política, en la que un actor importante es la familia en su dimensión transnacional. Y si este potencial llegara a ser comprendido por los gobernantes, las posibilidades de la emigración podrían ser mucho mayores de lo que se aprecia a primera vista.<br />