1. La crisis del Estado Nación.
A raíz de la globalización económica, nacen entidades políticas supranacionales, capaces de enfrentar
desafíos a nivel planetario y multinacional. Como resultado de esto el concepto de ciudadanía asociado a
nación pierde significado y reemplazándolo aparece la adhesión a entidades supranacionales o
acercamientos al comunitarismo local donde la integración es definida como cultural y no política. Estos
nuevos espacios de participación crean un nuevo concepto de ciudadanía planetaria la que exige un
vínculo hacia la pertenencia del género humano y no a lo particular, sin embargo presenta dificultades
relacionadas al proceso de globalización. La globalización económica no es solo el movimiento rápido y
libre a través del planeta, sino que implica el debilitamiento de los estados nacionales al reducir la
capacidad del estado para definir su política monetaria, presupuesto, recaudación de impuestos y la
satisfacción de las necesidades sociales de su población.
La lógica económica y la expansión del mercado de la globalización económica quiebra los compromisos
locales y la cultura solidaria con nuestros semejantes. Las élites mundiales no desarrollan compromisos
con los destinos de las personas afectadas por sus economías globalizadoras y frente a esto los excluidos
se refugian en la identidad local.
La ruptura de los vínculos tradicionales de solidaridad provocada por la globalización ha generado nuevas
formas de exclusión, soledad y marginalidad y las formas de asociación y de expresión de ciertos
sectores se apoyan en valores de intolerancia, discriminación de los particularismos, mientras las élites
plantean el riesgo del desapego a la nación respecto a la estimulación del individualismo asocial ej.;
Fundamentalismos.
Tanto en los cambios en los modelos de organización del trabajo como las transformaciones en las
estructuras de participación social y política están potenciando el nacimiento de formas nuevas de
segmentación y diferenciación social y su característica es que se apoyan en factores naturales y
culturales. En este escenario se comprende el énfasis de los análisis prospectivos, basados en objetivos
democráticos, al desarrollo de la capacidad de vivir juntos como condición de la construcción de un
orden sustentable. Enriquecer la cohesión social con la aceptación del “otro” es ahora el principal
objetivo de instituciones responsables del proceso de socialización, especialmente la escuela.