2. Son múltiples, vastos y de enorme gravedad, perjudicando todos sus
biomas. Entre las principales amenazas están la polución del agua, del
aire y del suelo, la deforestación, el depósito y disposición de basura en
locales inadecuados, la caza y a pesca predadoras, el desperdicio de
alimentos y de recursos naturales, y el calentamiento global. Todas ellas
tienen su raíz en la explosión demográfica, en la acelerada expansión
urbana y agropecuaria, y en el proporcional aumento en el consumo
general de recursos, pudiendo actuar en separado, pero en general
haciéndolo en combinación, y desencadenando una serie de impactos
negativos sobre la biodiversidad, haciendo declinar poblaciones,
extinguiendo especies, privándolas de comida y abrigo, y provocándoles
enfermedades, reducción en su crecimiento, anomalías genéticas y otros
males.
3. Población
• Como en casi todos los países en desarrollo, la polución urbana,
especialmente en las grandes ciudades ha encontrado en Brasil un gran
representante, debido principalmente al gran desarrollo industrial de los
últimos 30 años, sin olvidar el impacto de la polución agrícola en las zonas
rurales de todo el país.
Pobreza Generalizada
• La creciente miseria de una considerable parcela de la población (32
millones de brasileños) y la consecuente violencia en todos los ámbitos de
la sociedad han hecho de la pobreza un asunto de emergencia nacional,
que ha provocado la mayor consternación entre la comunidad internacional
y ha formado parte del debate diario nacional.
Se desencadenan perjuicios variados para la Sociedad
• Reducción de fuentes de alimento y energía, de servicios ambientales, de
materiales de construcción, de substancias medicinales, de fibras, aceites,
resinas, condimentos y otros recursos. También perjudican al hombre,
causándole enfermedades y otros daños a su salud, finanzas y bien estar.
4. Es uno de los más contaminados de América del Sur. Este río ha sido y sigue siendo
pieza clave para el desarrollo industrial que ha experimentado Brasil desde 1940.No
solo es una vía de transporte durante unos 700 kilómetros, también proporciona
energía hidroeléctrica.
Desgraciadamente al igual que en China esta rápida expansión se ha hecho a expensas
de descuidar el medio ambiente. A bastantes kilómetros de la capital San Paulo se
pueden ver flotando sobre el río Tietê los bloques de espuma tóxica.
Las zonas de cultivo que toman el regadío de esta agua del río contaminado no tienen
más opción que descartar las cosechas logradas tras meses de trabajo, pues el alimento
obtenido es considerado no apto para el consumo humano.
Surge como consecuencia de la convergencia de aguas residuales, industriales y las
impregnadas de sustancias químicas por las empresas farmacéuticas. El vertido
irresponsable de todas estas aguas contaminadas en lugares como ríos y lagos, acaban
por provocar esta horrible reacción de la naturaleza, pues la toxicidad de esta espuma no
se traduce tan solo en el hedor desprendido de las aguas, sino también en la corrosión
que deja a su paso. Si esta espuma toca la pintura de un coche, se la llevará. Ni qué decir
tiene que los efectos corrosivos en la piel bien podrían compararse con los de productos
higiénicos para los que se recomienda manipular con protección.
5. La selva tropical del Amazonas es la más extensa del mundo, y la más
rica biológicamente. Ocupa una superficie de siete millones de
kilómetros cuadrados en nueve países, con un 60% en el Brasil.
El bosque está ardiendo. Nadie sabe exactamente cuánto pero el propio
Instituto Brasileño de Investigación del Espacio calcula que la
deforestación se extendió a unos 35.000 Km2 anu8ales desde finales de
los años ochenta. En la actualidad el Gobierno brasileño está gastando
enormes cantidades en forma de subsidios e incentivos fiscales para
fomentar la cría de ganado, con unos resultados desastrosos económica y
ambientalmente.
6. Único miembro del género Cyanopsitta, es una
especie de ave psitaciforme de la familia de los
loros (Psittacidae) en grave peligro de extinción: se
cree que en su región originaria, una zona del estado
de Bahía, en Brasil, no quedan ejemplares en
libertad. La mayor parte de los especímenes, unos
70, se encuentran en parques zoológicos y
colecciones ornitológicas.