4. consecuencias del extres
academico
• No das para hacer las tareas.
• No has podido terminar ese trabajo tan difícil de la U porque no entiendes nadita.
• Estás en medio de parciales y necesitas nota.
• O cuando se te agota el tiempo para entregar la tesis y tú no logras poner ni el
título.
La etapa universitaria supone la exposición e involucramiento en situaciones diversas y
retadoras para los estudiantes, tales como el establecimiento de nuevas relaciones con
docentes y compañeros, nuevas rutinas, diferentes formas de enseñanza, entre otras
situaciones Este hito genera múltiples impactos en el bienestar del estudiante, dado que
muchos de ellos no poseen un conocimiento suficiente sobre la exigencia ni los hábitos de
estudios requeridos para enfrentar satisfactoriamente esta etapa
5. ¿Cómo puede dañarse nuestro cerebro
por estrés?
Cuando el estrés nos hace sentir que la situación escapa a nuestro control,
se produce un aumento de una de las hormonas del estrés, el cortisol.
Como en todo en la vida, hormonalmente necesitamos un equilibrio. El
cortisol es necesario para regular numerosas funciones. Pero cuando se
rompe ese equilibrio, puede alterar numerosos genes que afectan al
sistema inmune y a procesos tan importantes como a la neuroplasticidad.
6. 5 claves para combatir el estrés
académico
Hoy en día, el estrés es un problema en aumento que puede volverse crónico si no se
interviene a tiempo. Por ello, el primer paso para tratar de paliarlo es entender las razones
que nos generan esa cascada de reacciones químicas en el cuerpo y empezar a ponerle
solución.
• Planificar el tiempo
• Evitar distracciones
• Realizar descansos
• Hacer deporte
• Técnicas de relajación
7. Una de las causas que genera estrés académico es la falta de planificación. Todo
ello, junto a la sensación posterior de haber perdido el tiempo. Organizar cada
día de la semana con los temas a subrayar, repasar o estudiar no solo ayuda a
interiorizar las ideas, sino a disminuir la inquietud, el nerviosismo y, por
supuesto, a prevenir los picos de estrés.
8. Evitar distracciones
Pasar largas horas concentrado y asimilando conceptos no es una tarea sencilla. Por ello,
necesitamos favorecer este ambiente evitando distracciones. Así, alejar todo aquello que
pueda seducir a nuestra atención será una buena idea.Evita lugares ruidosos, pon el móvil
en silencio y evita que esa luz parpadeante que anuncia las notificaciones compita con por
tu atención con los apuntes. Recuerda que ya has establecido un tiempo para dedicar al ocio
y que este sabrá mucho mejor si llegas a él con los deberes que te has marcado hechos.
9. Realizar descansos
Es importante que en la planificación que has realizado el tiempo de
estudio aparezca fraccionado. Es necesario para que puedas liberar
tu mente, descansar los ojos y estirar los músculos que mantienes
en tensión cuando estás sentado.
Estos descansos puedes hacerlos según los bloques de estudio que
hayas establecido. Por ejemplo, unos minutos después de acabar un
tema o una parte que haya requerido un intenso esfuerzo de
concentración. Para estos momentos de recreo, lo mejor es realizar
una actividad que no tenga nada que ver con estar sentado y que
tenga un principio y un final.
10. Hacer deporte
El esfuerzo mental realizado en épocas de estudio puede agotarnos, de
hecho nos es raro que después de una época de exámenes nos pongamos
malos. Así, podemos necesitar días para la recuperación completa del
cansancio acumulado. Frente a ello, el ejercicio físico moderado supone un
descanso muy interesante para la forma rutinaria de trabajar que implica
el estudio: libera endorfinas, lo que te ayuda a estimular tu memoria y hará
que te sientas mejor.
Por eso, si normalmente haces deporte, no dejes de practicarlo en los
momentos de más estudio o de exámenes. Prueba a pasear o a correr por
un parque o el campo, porque estar en contacto con la naturaleza te
ayudará a relajarte y a desconectar más fácilmente.
11. Técnicas de relajación
Una buena clave para combatir el estrés académico es realizar técnicas de relajación. En la
actualidad, están muy extendidas las de mindfulness, que nos permiten ser más conscientes de
las actividades que realizamos; y a conocernos más a nosotros mismos. Además de éstas, también
existen otras muy beneficiosas para nuestro cerebro. Promueven nuestro bienestar, mejoran
nuestra autoestima, reducen la presión arterial y la tensión muscular. Algunas de ellas pueden
ser:
• Escuchar música: mejorará tu estado de ánimo, estimulará tu cerebro y te ayudará a
“desconectar”.
• Respiración profunda o diafragmática: túmbate mirando hacia arriba, coloca una mano sobre
tu abdomen y centra la respiración sobre esta parte.
• Pensamientos guiados: usa la respiración diafragmática, después cierra los ojos y dirige tu
pensamiento hacia una escena imaginada que te transmita buenas sensaciones de paz, calma
y tranquilidad.