La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
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1.
2. CAPÍTULO 1
Isacar, el quinto hijo de Jacob y Lea. El
hijo sin pecado contratado por las
mandrágoras. Apela a la sencillez.
1 La copia de las palabras de Isacar.
2 Porque llamó a sus hijos y les dijo:
Escuchen, hijos míos, a Isacar, su
padre; prestad oído a las palabras del
amado del Señor.
3 Yo le nació a Jacob el quinto hijo, en
concepto de salario por las
mandrágoras.
4 Porque mi hermano Rubén trajo
mandrágoras del campo, y Raquel salió
a su encuentro y las tomó.
5 Y Rubén lloró, y a su voz salió Lea
mi madre.
6 Ahora bien, estas mandrágoras eran
manzanas de olor dulce que se
producían en la tierra de Harán debajo
de un barranco de agua.
7 Y dijo Raquel: No te los daré, sino
que me serán en lugar de hijos.
8 Porque el Señor me ha
menospreciado, y no le he dado hijos a
Jacob.
9 Ahora había dos manzanas; y Lea dijo
a Raquel: Te basta con haber tomado a
mi marido: ¿tomarás también a éstos?
10 Y Raquel le dijo: Esta noche tendrás
a Jacob por las mandrágoras de tu hijo,
11 Y Leah le dijo: Jacob es mío, porque
yo soy la esposa de su juventud.
12 Pero Raquel dijo: No te jactes ni te
jactes; porque me desposó antes que tú,
y por mí sirvió a nuestro padre catorce
años.
13 Y si no hubiera aumentado la astucia
en la tierra y no hubiera prosperado la
maldad de los hombres, ahora no verías
el rostro de Jacob.
14 Porque tú no eres su mujer, sino que
por astucia fuiste llevada a él en mi
lugar.
15 Y mi padre me engañó, y me sacó
esa noche, y no permitió que Jacob me
viera; porque si yo hubiera estado allí,
esto no le habría sucedido.
16 Sin embargo, por las mandrágoras te
alquilo a Jacob por una noche.
17 Y Jacob conoció a Lea, y ella
concibió y me dio a luz, y a causa del
salario me llamaron Isacar.
18 Entonces apareció a Jacob un ángel
del Señor, diciendo: Raquel dará a luz
dos hijos, por cuanto ha rechazado la
compañía de su marido y ha escogido la
continencia.
19 Y si Lea mi madre no hubiera
pagado las dos manzanas por causa de
su compañía, habría dado a luz ocho
hijos; por eso dio a luz seis, y Raquel
dio a luz dos: porque a causa de las
mandrágoras la visitó el Señor.
20 Porque él sabía que ella deseaba
tener compañía con Jacob por causa de
los niños, y no por lujuria.
21 Porque al día siguiente también
entregó nuevamente a Jacob.
22 Por tanto, a causa de las
mandrágoras, el Señor escuchó a
Raquel.
23 Porque aunque los deseaba, no los
comió, sino que los ofreció en la casa
del Señor, presentándolos al sacerdote
del Altísimo que estaba en aquel
tiempo.
24 Por tanto, hijos míos, cuando crecí,
anduve con rectitud de corazón, y me
hice labrador para mi padre y para mis
3. hermanos, y recogía frutos del campo
según su estación.
25 Y mi padre me bendijo, porque vio
que yo caminaba en rectitud delante de
él.
26 Y no fui entrometido en mis obras,
ni envidioso y malicioso contra mi
prójimo.
27 Nunca calumnié a nadie, ni censuré
la vida de ningún hombre, andando
como lo hice con sencillez de mirada.
28 Por tanto, cuando tenía treinta y
cinco años, tomé mujer, porque el
trabajo consumía mis fuerzas, y nunca
pensé en el placer con mujeres; pero a
causa de mi trabajo, el sueño me
venció.
29 Y mi padre siempre se alegraba de
mi rectitud, porque yo ofrecía por
medio del sacerdote al Señor todas las
primicias; luego a mi padre también.
30 Y el Señor multiplicó diez mil veces
sus beneficios en mis manos; y también
Jacob, mi padre, sabía que Dios ayudó
en mi soltería.
31 Porque a todos los pobres y
oprimidos les di los bienes de la tierra
en la sencillez de mi corazón.
32 Ahora pues, escúchenme, hijos
míos, y caminen con sencillez de
corazón, porque he visto en él todo lo
que agrada al Señor. '
33 El hombre decidido no codicia el
oro, no se extralimita en su prójimo, no
anhela múltiples deleites, no se deleita
en vestidos variados.
34 No desea vivir una vida larga, sino
que sólo espera la voluntad de Dios.
35 Y los espíritus de engaño no tienen
poder contra él, porque no mira la
belleza de las mujeres, para no
contaminar su mente con corrupción.
36 No hay envidia en sus pensamientos,
ninguna persona maliciosa hace
desfallecer su alma, ni se preocupa con
deseo insaciable en su mente.
37 Porque camina con sencillez de
alma, y contempla todas las cosas con
rectitud de corazón, evitando los ojos
corrompidos por el error del mundo,
para no ver la perversión de alguno de
los mandamientos del Señor.
38 Guardad, pues, hijos míos, la ley de
Dios, y sed solteros, y andad en
ingenuidad, no entrometidos en los
negocios de vuestro prójimo, sino amad
al Señor y a vuestro prójimo, tened
compasión de los pobres y débiles.
39 Inclinad vuestra espalda a la
labranza, y trabajad en trabajos en toda
clase de labranza, ofreciendo presentes
al Señor con acción de gracias.
40 Porque el Señor os bendecirá con las
primicias de la tierra, como bendijo a
todos los santos desde Abel hasta
ahora.
41 Porque no os será dada otra porción
que la grosura de la tierra, cuyos frutos
se obtienen con el trabajo.
42 Porque nuestro padre Jacob me
bendijo con bendiciones de la tierra y
de primicias.
43 Y Leví y Judá fueron glorificados
por Jehová aun entre los hijos de Jacob;
porque el Señor les dio herencia, a Leví
le dio el sacerdocio, y a Judá el reino.
44 Y vosotros, pues, obedecedlos y
andad en la soltería de vuestro padre;
porque a Gad le ha sido dado destruir
las tropas que vienen sobre Israel.
4. CAPITULO 2
1 Sepan, pues, hijos míos, que en los
últimos tiempos vuestros hijos
abandonarán la soltería y se aferrarán al
deseo insaciable.
2 Y dejando la ingenuidad, se acercará
a la malicia; y abandonando los
mandamientos del Señor, se unirán a
Beliar.
3 Y dejando la labranza, seguirán sus
propias maquinaciones malvadas, y
serán esparcidos entre los gentiles, y
servirán a sus enemigos.
4 Y dais, pues, estos mandamientos a
vuestros hijos, para que, si pecan,
puedan volver más rápidamente al
Señor; Porque él es misericordioso y
los librará, incluso para hacerlos volver
a su tierra.
5 He aquí, pues, como veis, tengo
ciento veintiséis años y no tengo
conciencia de haber cometido pecado
alguno.
6 Excepto mi esposa, no he conocido a
ninguna mujer. Nunca cometí
fornicación con la elevación de mis
ojos.
7 No bebí vino para descarriarme por
ello;
8 No codicié nada deseable que fuera
de mi prójimo.
9 La astucia no surgió en mi corazón;
10 Mentira no pasó por mis labios.
11 Si alguno estaba en apuros, unía mis
suspiros a los suyos,
12 Y compartí mi pan con los pobres.
13 Obré la piedad, todos mis días
guardé la verdad.
14 Amé al Señor; así también todo
hombre con todo mi corazón.
15 Así también vosotros, hijos míos,
haced estas cosas, y todo espíritu de
Beliar huirá de vosotros, y ninguna
obra de hombres malvados se
enseñoreará de vosotros;
16 Y sojuzgaréis toda bestia salvaje, ya
que tenéis con vosotros al Dios del
cielo y de la tierra y andáis con los
hombres con sencillez de corazón.
17 Y habiendo dicho estas cosas,
mandó a sus hijos que lo llevaran a
Hebrón y lo enterraran allí en la cueva
con sus padres.
18 Y extendió sus pies y murió, en
buena vejez; con cada sonido de sus
miembros, y con fuerzas incesantes,
durmió el sueño eterno.