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PERSPECTIVAS PARA EL 2012
Son pocas las veces en las que a un gobierno le toca enfrentar un proceso electoral en
condiciones tan adversas y con pruebas tan absolutamente palpables de su ineptitud y
corrupción. A ver:
Venezuela está entre los países con mayor inflación del mundo y, en todo caso, la más alta
de América; la tasa de inversión (nacional y extranjera) es ridícula comparada con otros
países de la región; las importaciones crecen mientras que la producción interna cae de
manera estrepitosa, con la correspondiente destrucción del empleo. En medio de una
avalancha de petrodólares, vivimos una severa crisis eléctrica, los apagones forman parte de
la vida diaria de los venezolanos y los demás servicios públicos van por el mismo camino.
No hay agua ni siquiera para servir el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar. La
infraestructura se derrumba ante las lluvias y la falta de mantenimiento; PDVSA hace agua
por todas partes y el Estado se da el lujo de perder dinero hasta en el manejo del mejor
negocio del mundo: Las minas de oro. Los alimentos escasean, los precios suben y la única
cifra en ascenso es la de robos y asesinatos. Para tomar de la muestra un solo botón: Es
imposible en toda Venezuela, conseguir un Vergatario. (teléfono celular chino, medio
ensamblado en nuestro país y cuya producción fue planificada, financiada y anunciada en
cientos de miles de unidades). Circunstancias del día a día hacen aún más precaria la
situación del Gobierno: La escasez de productos en los anaqueles de los mercados, cuando
no es la carne es el café o el aceite; la llegada de Whalid Makled con su bagaje de políticos
y militares asalariados; la publicación en los medios internacionales de informes que
involucran de manera estrecha e incuestionable al régimen con las FARC; unas lluvias que
no cesan y una incapacidad insólita para enfrentarlas; una rebelión obrera que pone
seriamente en duda el carácter popular y revolucionario del chavismo y por último una
continua rotación de funcionarios y ministros, cada uno más inepto que el anterior.
Como si todo esto fuera poco, el Gobierno de Chávez está internacionalmente aislado. Los
pocos países ³aliados´ son aquellos que dependen de su asistencia económica o aquellos
cuyas empresas hacen jugosísimos negocios en Venezuela. Ciertas ³amistades´ sólo pueden
traer consecuencias nefastas para el país y para PDVSA. El único amigo ³nuevo´ es el
Presidente de Colombia a quien el propio Chávez había calificado de gánster y cuya
elección había pronosticado como una tragedia para América Latina.
¿Cuántas veces Farruco Sexto ha sido designado Ministro del Poder Popular para la
Cultura? ¿Cuántas veces ha sido destituido Francisco Ameliach sin que nadie sepa por qué
(aunque todos sospechamos las razones de la última defenestración).
En estas circunstancias, y después de doce años de gobierno, ya es difícil achacar culpas a
la Cuarta República o al paro petrolero o a los fenómenos naturales. Y, sin embargo,
Chávez puede ganar las elecciones presidenciales del 2012. ¿Por qué?
LOS CINCO EJES DEL CHAVISMO
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La fuerza de Hugo Chávez descansa sobre cinco ejes fundamentales:
1) Chávez supo y sigue sabiendo despertar esperanzas. Ha logrado que los excluidos
de siempre se sientan tomados en cuenta, que crean que el Gobierno está pendiente
de ellos y que, si bien su situación personal no ha mejorado nada o muy poco en
estos doce años, la perspectiva de un futuro mejor, que nunca llega, sigue presente.
El gobierno más excluyente de la historia de Venezuela es visto como el gran
promotor de la inclusión social. En los mercales no hay productos pero los precios
son bajos, los módulos de Barrio Adentro no atienden a nadie o a pocos y mal, pero
están allí como símbolo de la preocupación de mi Presidente-Comandante; el
Hospital donde acudo no me atiende, no está dotado y me maltratan, pero algún día
las cosas cambiarán; no puedo salir sin riesgo a la calle pero la Policía Nacional
Bolivariana pronto impondrá el orden; a mí no me han dado vivienda pero veo al
Presidente, con el cariño de un padre, asignar unas pocas casas a gente como yo, lo
que indica que algún día me tocará a mí. Máxime si la Misión Vivienda es exitosa y
se construyen centenares de miles, millones de casas. Por ahora me conformo con
un papelito donde consta que en el 2013 o el 2014 se cumplirá la promesa. ¿Quién
quita?
2) Chávez es expresión cabal de la ³cultura´ de un porcentaje minoritario pero
importante de la población venezolana. Este planteamiento, expresado con mucha
lucidez por Alonso Palacios, puede resumirse en el siguiente silogismo,
profundamente enraizado en la mentalidad de muchos: Venezuela es un país
riquísimo; Yo, sin embargo soy pobre, luego, a mí me debería tocar, por el mero
hecho de haber nacido en esta Tierra de Gracia, una parte de esa riqueza, así yo no
haga nada para obtenerla. Dentro de esa visión cuadran perfectamente las decenas
de programas asistenciales del gobierno en los que fundamentalmente se reparten
dineros, bienes y subsidios a todo aquel que diga que los necesite¸ siempre y cuando
se ponga una franela roja, o se inscriba en el PSUV y no aparezca en la lista Tascón.
Todos esos becarios que no estudian; ³empresarios´ de maletín que reciben créditos
que se quedan en sus bolsillos, madres del barrio que no cuidan niños, bachilleres
graduados en seis meses, licenciados que terminan sus estudios sin haber aprobado
un solo examen, ³analfabetas´ que han aprendido a leer varias veces pero que
siguen recibiendo una asignación económica, los nuevos millonarios que nunca han
producido nada y que se enriquecen traficando influencias y cobrando comisiones.
Todo ellos quieren que Chávez se quede y poder seguir siendo los ³vivos´, los que
saben colocarse ³donde haiga´. En fin, somos el país más feliz del mundo.
3) Chávez no sólo siembra esperanza, también siembra miedo. Todo en Venezuela
está sometido al control del Presidente-comandante quien gobierna con el primitivo
principio del premio y del castigo. Para el que se porta bien con la revolución, todo,
para quien, a juicio del caudillo, le traiciona, nada. Ni siquiera la esperanza. Hay
en nuestro país más de dos millones y medio de empleados públicos, centenares de
miles de beneficiarios de las misiones, con mérito o sin ellos para serlo. Muchísima
gente depende de una u otra forma del Estado. Todos ellos son objeto de presión
constante: Deben asistir a las marchas, ponerse gorras y franelas rojas, donar días de
salario. Los jefes constantemente les recuerdan que el voto no es tan secreto como
lo pauta la Constitución, que el CNE está en la posibilidad de enterarse de todo.
Para ello son las máquinas que con un costo de 45 millones de dólares se van
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adquirir y que se activan con la huella del elector. También busca el Jefe del Estado
sembrar la idea de que es mejor conformarse con lo que se tiene, que estar buscando
cambios que no se sabe bien a dónde llevan. La oferta es ³vivir viviendo´, es decir
conformarse con la mediocridad antes de correr el riesgo de buscar otros caminos.
4) Chávez controla todos los poderes. En cualquier democracia, el Presidente de la
República es la cabeza del Poder Ejecutivo pero su autoridad tiene fuertes
limitaciones. No es así en Venezuela, donde el Presidente gasta el dinero público
sin control alguno; no respeta la Ley de Carrera Administrativa ni la Ley de
Procedimientos Administrativos, ni permite la sindicalización y las convenciones
colectivas en el sector Público. La Fuerza Armada está totalmente politizada y se
intenta lograr su parcialización completa. Para Chávez el principio de legalidad no
existe. Aquello de que la administración no puede hacer sino lo que la Ley
expresamente le autoriza, es letra muerta.
Chávez controla además, el Poder Legislativo. Podría decirse que es normal en
muchas democracias que el Presidente disponga de mayoría parlamentaria, pero en
el régimen chavista la Asamblea Nacional no legisla, pues la función legislativa fue
delegada al Presidente por una habilitación írrita concedida por la Asamblea
saliente en diciembre del 2010 ³para atender la emergencia de las lluvias´ pero que
en realidad es ilimitada. La Asamblea no controla en forma alguna al Ejecutivo y el
papel de la mayoría del PSUV se limita a levantar la mano cuando el Ejecutivo así
lo ordena.
El caso del Poder Judicial es aún más antidemocrático. No hay independencia
alguna por parte de los jueces, que viven en el temor a ser destituidos o
encarcelados si sus sentencias no son del agrado de Miraflores. El TSJ responde
obcecadamente a los dictados del Jefe del Estado y no se conoce de una sola
sentencia que vaya en contra de sus designios.
Los dos nuevos poderes están en las mismas condiciones: El Poder Ciudadano
(Ministerio Público, Contraloría General y Defensoría del Pueblo) no puede ser
más dócil. Y por último, de los cinco rectores que componen la directiva del Poder
Electoral, cuatro respaldan categóricamente al Proceso. Todo ello configura la
concentración de poder más grande que se ha conocido en nuestra historia y es
obvia la influencia que esa fuerza tendrá en el próximo proceso electoral. Chávez
puede, entre otras cosas, inhabilitar candidatos o rehabilitarlos según su
conveniencia.
5) Chávez dispone de inmensas cantidades de dinero y de bienes. El gasto público no
está sometido ni al control de la Asamblea, ni al control de la Contraloría General
ni al control de los tribunales. La total opacidad y discrecionalidad con la que se
manejan los Fondos permiten a Chávez la disposición ilimitada del dinero público y
además puede usar los bienes públicos sin ningún control. Dentro de los bienes,
hay que mencionar el llamado Sistema Nacional de Medios Públicos que unido a la
autocensura de muchos medios privados sometidos a amenazas y chantajes, dan al
oficialismo una buena ventaja comunicacional.
Estos cinco puntos deberían asegurar la victoria de Chávez¸ pero no es así.
Afortunadamente para Venezuela las encuestan revelan que la mayoría de los venezolanos
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quiere un cambio y vamos ahora a examinar por qué es perfectamente posible que ello
ocurra.
1) Volviendo al inicio de este informe, debemos tomar en cuenta el factor
³Chacumbele´. El Gobierno puede perder la elección ³porque él mismito se mató´.
Es decir que los doce años de Chávez han estado marcados por tanta ineficiencia,
tanta ineptitud, tanto despilfarro, tanta habladera y tanta corrupción que el país
clama por un cambio. Las encuestas revelan que una buena parte de los
venezolanos que veía con simpatía al Presidente Chávez, está consciente de que no
está en capacidad de dirigir eficientemente al país. Esto es perfectamente
explicable. A pesar de los que diga el oficialismo que los venezolanos nos
encontramos entre los pueblos más felices de la tierra, es difícil ser feliz cuando la
búsqueda de un litro de aceite o de un kilo de carne puede tomar varios días; cuando
se producen casi 20.000 asesinatos impunes al año; cuando los aumentos salariales
ni siquiera compensan la inflación; cuando en los primeros 5 meses del año se
construyen sólo 12.000 viviendas de las 150.000 prometidas para el 2011, y así
podríamos seguir enumerando las cifras y los hechos que evidencian el fracaso. Se
dice que los electores votan con el bolsillo más que con el corazón y cuando el
bolsillo está casi vacío y no alcanza para comprar lo más básico, la gente saca sus
propias conclusiones y las protestas sociales se producen como expresión de una
inmensa frustración. Cuando la protesta no tiene respuesta se traduce en un
descontento electoral que refuerza a la oposición.
2) Dicen los publicistas que ninguna publicidad es efectiva si el producto anunciado es
sencillamente malo, no cumple con las expectativas que suscitan las cuñas y
defrauda diariamente a los televidentes, radioescuchas y lectores del Sistema
Nacional de Medios y de la propaganda que los medios privados están obligados a
difundir. La publicidad engaña a mucho durante cierto tiempo pero al final pierde
su efecto y produce más bien rechazo.
3) El proyecto que se quiere imponer a Venezuela, aunque no se llame por su nombre,
es el comunismo. Fidel Castro lo dijo de manera clara cuando se le preguntó ¿Qué
es el socialismo del siglo XXI? Y contestó, ³la misma cosa que el comunismo´.
Los venezolanos no piensan que ³ser rico es malo´; defienden, en alto porcentaje, la
propiedad privada y observan cómo las empresas y tierras nacionalizadas no
producen y los trabajadores terminan perdiendo sus empleos. Esto ocurre no sólo
entre los que adversan a Chávez, sino también en los electores que se definen como
³chavistas´ No causa ninguna extrañeza que los primeros opositores a las
nacionalizaciones no sean los dueños sino los sindicatos, aún aquellos identificados
con la Revolución.
4) Los venezolanos están cansados de la confrontación constante, de las
descalificaciones, de los insultos, de la falta de diálogo y de la intolerancia. Quieren
un Gobierno que realmente sea de todos y que gobierne para todos. Quieren vestir
como les da la gana; no les gusta que los obliguen a inscribirse en un partido o a
asistir a marchas a las que no quieren ir. El venezolano es libertario y Chávez se
convierte día a día en opresor.
5) La historia nos enseña que las revoluciones requieren del apoyo de tres sectores
sociales: los trabajadores, los jóvenes y los intelectuales. Esta es la única
revolución adversada por la mayoría de los sindicatos y por todas las organizaciones
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estudiantiles que son producto del sufragio juvenil. El mundo de la Academia, de la
cultura y de las artes en un porcentaje altísimo rechazan la concentración del poder,
el militarismo, el centralismo, el pensamiento único, la cursilería, la ridiculez y el
militarismo.
6) La política de concentración del poder, acompañada por la falta de resultados,
propicia la percepción de que los problemas sin solución tienen un solo responsable:
Chávez. El mismo se ha encargado de acentuar esta visión al decir, por ejemplo,
que asume personalmente el problema de la vivienda. ³Se me va la vida´, afirma,
pero en realidad lo que le van son los votos si no cumple. La destrucción del
proceso de descentralización, tampoco ayuda al Gobierno. Alcaldes y
Gobernadores eran una especie de colchón entre el descontento y el Presidente. Ya
no es así. La gente siente que eligió a mandatarios regionales y locales y que no los
dejan trabajar.
7) El funcionamiento de la Mesa de la Unidad, la metodología aprobada para la
escogencia del candidato presidencial de la oposición, la consciencia del carácter
inevitable de la acción unitaria y la creciente existencia de una maquinaria de
control electoral, hacen que las fuerzas que adversan a Chávez sean mucho más
temibles ahora que hace cinco años. A pesar de las trampas, de los atropellos, del
desconocimiento sistemático de la voluntad popular, la oposición no ha hecho otra
cosa que crecen tanto en número como en contundencia. Si a esto se acompaña la
presentación de una propuesta de país clara, factible, bien fundamentada y
claramente expresada, las cosas se pondrán difíciles para el Gobierno.
No escapan a nuestro análisis las fallas y carencias que presenta la Mesa, ni la
ausencia de grandeza que algunos de sus líderes evidencian de cuando en vez. Pero
son muchos más los factores positivos que los negativos.
Quedan pendientes dos grandes preguntas:
1) A la hora de definir la estrategia global de la oposición, se enfrentan dos grandes
corrientes: La primera sostiene que hay que manejar con prudencia los ataques a
Chávez y a su gobierno, porque lo importante es atraer a los ni-ni, al chavismo light.
El problema no es fundamentalmente ideológico sino de mala gestión
administrativa. Para la segunda, se debe enfrentar radicalmente a Chávez y a su
gobierno, más no al chavismo de base. Tolerancia cero: No dejar pasar ni una falla,
ni una carencia, ni un fracaso, ni una corruptela, ni una promesa incumplida. El que
esto escribe se inclina hacia la segunda opción, pero la pregunta queda planteada y
es bueno que nuestros lectores piensen en la mejor respuesta.
2) ¿Entregará Chávez el poder? Muchos piensan que de perder las elecciones el
Presidente desconocerá el resultado. Es la tesis del palo a la lámpara. Hay quien
sostiene que un resultado adverso liquida la posibilidad de resistencia del chavismo,
en todos los niveles. Otros ven el asunto con gran preocupación. La pregunta que
queda planteada es qué hacer para minimizar este riesgo.
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Chávez puede ser derrotado, pero hará lo imposible para evitarlo. El mandado no está
hecho y no son aceptables visiones triunfalistas. En manos de los venezolanos está escoger
entre el desarrollo económico, la libertad y la inserción en el mundo globalizado del siglo
XXI o seguir transitando un camino que sólo es válido en los trasnochos de un déspota no
ilustrado.