El Poder de nuestras oraciones y conversaciones con Dios.pdf
Perdón y reconciliación
1.
2. MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos, vamos a celebrar la bondad y la
misericordia de Dios. Él es así porque
nosotros somos pecadores. Su reacción será
siempre de comprensión y de perdón. Sabe,
por larguísima experiencia, que sólo el amor
convierte. A nosotros se nos ha de caer la
cara de vergüenza si ante tanta bondad
seguimos pecando. Celebremos que Dios
nos quiere y que Jesús nos habita si
facilitamos el encuentro.
3. CANTO DE ENTRADA.
Reunidos en el nombre del Señor que nos
ha congregado ante su altar, celebremos el
misterio de la fe bajo el signo del amor y la
unidad. Celebremos el misterio de la fe
bajo el signo del amor y la unidad.
SALUDO DEL SACERDOTE PRESIDENTE
4. ACTO PENITENCIAL
Jesús nos invita a no
llevar cuenta de las
ofensas y suprimir de
nuestro corazón el
deseo de venganza.
El perdón difícil no es
el de los grandes titulares y escándalos de nuestro
mundo: la guerra, la miseria, el calentamiento
global, los abusos sexuales… sino el perdón en
nuestras relaciones personales de la vida
cotidiana: en la familia, el trabajo, el deporte, en
la escuela…
5. -Tú, Señor, que has venido a liberarnos de
nuestras miserias.
Señor, ten piedad.
- Tú, Señor, que amas a los pecadores,
aunque denuncias las causas del pecado.
Cristo, ten piedad.
- Tú, Señor, que nos muestras en tus
palabras y en tus gestos la compasión y
la misericordia de Dios.
Señor, ten piedad.
6. Oración colecta
Dios y Padre nuestro que siempre te muestras
cercano a cuantas personas te buscan con
sinceridad; al celebrar la Eucaristía, llegue a
todos nosotros la fuerza de tu Palabra y nos
haga decididos testigos de tu amor. Por NSJ...
7. Lectura del II Libro de Samuel 12: 7 - 10, 13
Entonces Natán dijo a David: «Tú eres ese
hombre. Así dice Yahveh Dios de Israel: Yo te
he ungido rey de Israel y te he librado de las
manos de Saúl.
Te he dado la casa de tu señor y he puesto en
tu seno las mujeres de tu señor; te he dado la
casa de Israel y de Judá; y si es poco, te
añadiré todavía otras cosas.
¿Por qué has menospreciado a Yahveh
haciendo lo malo a sus ojos, matando a
8. espada a Urías el hitita, tomando a su mujer
por mujer tuya y matándole por la espada de
los amonitas?
Pues bien, nunca se apartará la espada de tu
casa, ya que me has despreciado y has
tomado la mujer de Urías el hitita para mujer
tuya.
David dijo a Natán: «He pecado contra
Yahveh.» Respondió Natán a David:
«También Yahveh perdona tu pecado; no
morirás.
Palabra de Dios.
9. Salmo 32: 1 - 2, 5, 7, 11
R/. ¡Dichoso el que es perdonado de su
culpa, y le queda cubierto su pecado!
Dichoso el hombre a quien Yahveh no le
cuenta el delito, y en cuyo espíritu no hay
fraude.
R/. ¡Dichoso el que es perdonado de su
culpa, y le queda cubierto su pecado!
10. Mi pecado te reconocí, y no oculté mi culpa;
dije: «Me confesaré a Yahveh de mis
rebeldías.» Y tú absolviste mi culpa, perdonaste
mi pecado.
R/. ¡Dichoso el que es perdonado de su culpa, y
le queda cubierto su pecado!
Tú eres un cobijo para mí, de la angustia me
guardas, estás en torno a mí para salvarme.
¡Alegraos en Yahveh, oh justos, exultad, gritad
de gozo, todos los de recto corazón!
R/. ¡Dichoso el que es perdonado de su culpa, y
le queda cubierto su pecado!
11. Lectura de la carta de san Pablo a los
Gálatas 2: 16, 19 - 21
Conscientes de que el hombre no se justifica
por las obras de la ley sino sólo por la fe en
Jesucristo, también nosotros hemos creído
en Cristo Jesús a fin de conseguir la
justificación por la fe en Cristo, y no por las
obras de la ley, pues por las obras de la ley
nadie será justificado.
En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a
fin de vivir para Dios: con Cristo estoy
crucificado:
12. y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en
mí; la vida que vivo al presente en la carne, la
vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se
entregó a sí mismo por mí.
No tengo por inútil
la gracia de Dios, pues
si por la ley se obtuviera la
justificación, entonces
Hubiese muerto Cristo
en vano.
Palabra de Dios.
13. Aleluya Mc 1, 15
Está cerca el
reino de Dios:
convertíos y
creed en el
Evangelio.
14. Lectura del santo evangelio según san Lucas
7,36-50 o Lc 7,36-8,3
Un fariseo le rogó que comiera con él, y,
entrando en la casa del fariseo, se puso a la
mesa.
Había en la ciudad una mujer pecadora
pública, quien al saber que estaba comiendo
en casa del fariseo, llevó un frasco de
alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a
los pies de él, comenzó a llorar, y con sus
lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos
15. de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y
los ungía con el perfume.
Al verlo el fariseo que le había invitado, se
decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría
quién y qué clase de mujer es la que le está
tocando, pues es una pecadora.»
Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que
decirte.» El dijo: «Di, maestro.»
Un acreedor tenía dos deudores: uno debía
quinientos denarios y el otro cincuenta.
Como no tenían para pagarle, perdonó a los
dos. ¿Quién de ellos le amará más?»
16. Respondió Simón: «Supongo que aquel a
quien perdonó más.»
El le dijo: «Has juzgado bien», y volviéndose
hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta
mujer? Entré en tu casa y no me diste agua
para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis
pies con lágrimas, y los ha secado con sus
cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que
entró, no ha dejado de besarme los pies. No
ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido
mis pies con perfume.
17. Por eso te digo que quedan perdonados sus
muchos pecados, porque ha mostrado
mucho amor. A quien poco se le perdona,
poco amor muestra.»
Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan
perdonados.»
Los comensales empezaron a decirse para sí:
«¿Quién es éste que hasta perdona los
pecados?»
Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado.
Vete en paz.»
Palabra de Dios.
20. Oración de los fieles
Ante Dios, Padre de todos, nos sentimos
necesitados pero también llenos de esperanza.
Por eso le decimos: ¡Escucha, Señor, nuestra
oración!
- Para que la Iglesia sepa trabajar en todo
momento junto a los más desfavorecidos de la
sociedad, denunciando lo que no respeta la
dignidad de las personas.
Roguemos al Señor.
21. - Para que cuantos nos decimos cristianos
lo vayamos siendo de verdad porque nuestra
vida esté llena de entrega y de servicio.
Roguemos al Señor
- Para que el perdón y la reconciliación
entre pueblos y personas sea una realidad
porque cada uno de nosotros sepamos
perdonar de verdad a los hermanos.
Roguemos al Señor
22. - Para que nuestra comunidad parroquial
sea un lugar de encuentro y de acogida,
un signo de la familia que entre todos
estamos llamados a construir.
Roguemos al Señor
Acoge, Señor, nuestra oración por la misma
entrega de Jesucristo. Que vive y reina.
23. CANTO DE OFERTORIO
Un niño se te acercó aquella tarde, sus
cinco panes te dio para ayudarte, los dos
hicisteis que ya no hubiera hambre, los dos
hicisteis que ya no hubiera hambre.
También yo quiero poner sobre tu mesa,
mis cinco panes que son una promesa, de
darte todo mi amor y mi pobreza, de darte
todo mi amor y mi pobreza.
24.
25. CANTO DE COMUNIÓN
Tu has venido a la orilla
no has buscado ni a sabios ni a ricos
tan solo quieres que yo te siga
Señor, me has mirado a los ojos
sonriendo has dicho mi nombre
en las arena he dejado mi barca
junto a ti buscar otro mar
Tu sabes bien lo que tengo
en mi barco no hay oro ni espadas
tan solo redes y mi trabajo.
26. Señor, me has mirado a los ojos
sonriendo has dicho mi nombre
en las arena he dejado mi barca
junto a ti buscar otro mar
Tu necesitas mis manos
mi cansancio que a otros descansen
amor que quiera seguir amando.
Señor, me has mirado a los ojos
sonriendo has dicho mi nombre
en las arena he dejado mi barca
junto a ti buscar otro mar
27. Presidente:
Llegue a Ti, Señor, nuestra acción de gracias
que nace de todo lo que de ti recibimos y
de cuanto aquí hemos celebrado. Haz que
sepamos vivir colaborando por transformar
la vida y el mundo de modo que sean
espacio donde las personas puedan
descubrir tu amor. Por JNS...
28. Bendición:
Nadie supo cómo sucedió, pero en la caja del
incienso en vez de incienso, alguien puso café
molido, y cuando el señor cura en la misa mayor,
se puso a incensar con la profusión y generosidad
de costumbre, hubo en la iglesia primero un
cerrar de ojos y luego una aspiración nasal
generalizada. Don Antonio miró con cara de pocos
amigos a los monaguillos… A todos les gustó más
el aroma del café que el del incienso… Y una
anciana dijo: “Ya es hora de que en la Iglesia se
respire ambiente agradable y moderno”.
Los creyentes individualmente y en conjunto,
29. tenemos que conservar a ese Jesús de los pies
perfumados para que otros, primero lo sigan con
gusto, y luego lo descubran a fondo. Nosotros
somos el evangelio que la gente lee… Como
cristianos ¿nos cantan los petetes a ácido
sulfúrico?...
Tenemos la obligación de ser simpáticos, de no
repeler a la gente… Pero ¡Ojo! no intentemos
atraer con Nenuco a un chico de 20 años; a cada
uno con el aroma que le va.
Para ello que la bendición…
30. CANTO FINAL
Hoy, Señor, te damos gracias, por la vida la
tierra y el sol. Hoy, Señor, queremos cantar
las grandezas de tu amor.
Gracias, Padre, tú guías mis pasos, tú eres
la luz y el camino, conduces a ti mi destino,
como llevas los ríos al mar.