Dos niños patinaban en un lago congelado en Alemania cuando el hielo se rompió y uno cayó en una grieta. Su amigo logró romper más hielo golpeándolo con su patín hasta liberarlo, a pesar de que los bomberos pensaron que era imposible para alguien tan pequeño. Otro niño explicó que lo logró porque nadie le dijo que no podía. La moraleja es que no importa lo que otros piensen, sino tener voluntad y perseverancia.