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1. LOS SANTOS Y LAS BIENAVENTURANZAS.
Queridos Amigos: En la liturgia de la festividad de Todos los Santos
hemos escuchado las bienaventuranzas, que son una invitación a
alcanzar la dicha, la santidad y la felicidad.
Alguien puede pensar: ¿qué felicidad puede dar la pobreza, el llanto, la
sed o el hambre…?
Son los Santos/as quienes nos recuerdan, que ellos alcanzaron limpieza
de corazón, justicia, santidad y felicidad viviendo las bienaventuranzas.
Estos santos/as nos invitan a conseguir la santidad viviendo las
bienaventuranzas.
 Dichosos los que con su austeridad ayudan a compartir pan, concordia,
paz y misericordia.
 Dichosos los que saben acompañar y consolar el dolor, la soledad o el
llanto.
 Dichosos los que se esfuerzan y luchan para que todos puedan tener su
dignidad.
 Dichosos los que se esfuerzan por ser limpios de corazón para no herir
ni hacer el mal a nadie.
 Dichosos los que se esfuerzan por reconocer que todos necesitamos de
todos, y que todos podemos ofrecer algo a los demás.
 Dichosos los que, aun en medio de las dificultades y contratiempos, no
pierden la esperanza y siguen compartiendo.
 Dichosos los que creen, aun sin ver resultados, que todos podemos
llegar a ser santos y a gozar de la gloria del Señor.
 Dichosos los que, aún en medio del dolor, de las dificultades o
necesidades, no pierden la paz ni la capacidad de amar.
Estos son los que buscan al Señor: “los que tratan de vivir las
bienaventuranzas”. O como dice el Himno de Vísperas:
“Estos son los que a Cristo siguieron,
y por Cristo la vida entregaron,
en su sangre de Dios se lavaron,
testimonio de amigos le dieron.
Sólo a Dios en la tierra buscaron,
y de todos hermanos se hicieron.
Porque a todos sus brazos se abrieron,
éstos son los que a Dios encontraron”.
Gabriel
Madrid. 1 de Noviembre de 2015.Festividad de Todos los Santos.