A Hugo le encanta jugar en su cuarto. Se entusiasma tanto que no hace caso a su madre. Una tarde, mamá lo saca al jardín para que se le pase la pataleta. Allí, Hugo encontrará un aliado que le ayudará a superar su enfado. El texto muestra cómo la imaginación desbordante de los niños les ayuda a canalizar sus emociones. El ingenioso juego con las palabras fomenta el deseo por la lectura. Las ilustraciones, impactantes y sugerentes, transportan a los niños (y a los grandes) a un mundo que, es a la vez, realista y mágico.