El documento discute la evidencia bíblica del bautismo en el Espíritu Santo, señalando que hablaron en lenguas en cinco ocasiones en los Hechos de los Apóstoles. Explica que hablar en lenguas no es un éxtasis o trance y que su propósito es la exhortación, edificación y consolación. También describe las características de una vida llena del Espíritu Santo, incluyendo alabanzas a Dios, gratitud y relaciones armoniosas.