3. EL SUICIDIO
Suicidio y comportamiento suicida.
El suicidio es quitarse la propia vida en forma voluntaria.
El comportamiento suicida es cualquier acción que
pudiera llevar a una persona a morir en forma
consciente, como tomar una sobredosis de fármacos,
estrellar un automóvil de forma deliberada, disparar un
arma contra sí mismo.
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4. CAUSAS
El suicidio y los comportamientos suicidas generalmente ocurren en
personas con:
• Trastorno bipolar
• Trastorno límite de la personalidad
• Depresión
• Dependencia del alcohol y de las drogas
• Esquizofrenia
• Obsesión
Las personas que intentan suicidarse con frecuencia están tratando de
alejarse de una situación de la vida que parece imposible de manejar.
Muchos de los que cometen intento de suicidio están buscando alivio
a:
• Sentirse avergonzado, culpable o como una carga para los demás
• Sentirse como víctima
• Sentimientos de rechazo, pérdida o soledad
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7. COMPORTAMIENTOS
Los comportamientos suicidas
pueden ser causados por una situación
o hecho que la persona ve como
agobiante, tales como:
• El envejecimiento.
• La muerte de un ser querido.
• La dependencia de las drogas o del alcohol.
• Un trauma emocional.
• Enfermedades físicas graves.
• El desempleo o los problemas financieros.
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8. Factores de riesgo
Los factores de riesgo del suicidio
en adolescentes abarcan:
• Acceso a armas de fuego.
• Miembro de la familia que cometió suicidio.
• Antecedentes de autoagresión deliberada.
• Antecedentes de abandono o maltrato.
• Vivir en comunidades en donde ha habido
brotes recientes de suicidio en personas
jóvenes.
• Ruptura sentimental.
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9. SÍNTOMAS
A menudo, pero no siempre, una persona puede mostrar
ciertos síntomas o comportamientos antes de un intento
de suicidio, entre ellos:
• Tener dificultad para concentrarse o pensar claramente.
• Regalar las pertenencias.
• Hablar acerca de marcharse o la necesidad de "dejar todos mis asuntos en
orden".
• Cambio repentino en el comportamiento, sobre todo calma después de un
período de ansiedad.
• Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba.
• Tener comportamientos autodestructivos, como tomar alcohol en exceso,
consumir drogas ilícitas o hacerse cortaduras en el cuerpo.
• Tener dificultad repentina en el colegio o el trabajo.
• Hablar acerca de la muerte o el suicidio o incluso declarar el deseo de
hacerse daño.
• Hablar acerca de sentirse desesperado o culpable.
• Cambiar los hábitos de sueño o comidas.
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10. Causa principal del suicidio
“EL DESCONOCIMIENTO DE LA VIDA
MÁS ALLÁ DE LA MUERTE”…
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11. Visión Espírita del Suicidio
Sólo basta la intención de quitarse la vida para
colocarse en condición de suicida consciente ya
sea que no lo logre porque le fallaron los medios,
o porque tuvo miedo a lo desconocido después de la
desencarnación o muerte.
• La condición de suicida inconsciente se adquiere por los
excesos en la alimentación, alcoholismo, drogas psicoactivas,
tabaquismo, entre otras.
• Colocarse en situaciones que sepa que lo ponen en riesgo
de muerte porque tiene miedo de provocarse el suicidio por si
mismo.
• También se toma como suicida inconsciente cuando éste es
provocado por una anegación mental u obsesión, no dejando
de ser culpable por haber sucumbido a la fascinación de los
malos espíritus.
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12. Causas según el Espiritismo
LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
350. Un vez unido al cuerpo del niño,
y cuando ya no puede retroceder,
¿lamenta a veces el Espíritu la elección
que ha hecho?
- ¿Quieres decir que, si como hombre, se queja él de la
vida que lleva? ¿Si desearía que fuese diferente? Sí.
Pero, en lo que respecta a deplorar la elección realizada,
no, pues no sabe que la hizo él mismo. Una vez
encarnado, el Espíritu no puede lamentar una elección
de la que ya no tiene conciencia. Pero tal vez encuentre
la carga demasiado pesada, y si cree que ésta excede
sus fuerzas, entonces recurre al suicidio.
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13. CAUSAS
LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
376. ¿A qué se debe que la demencia arrastre a veces al suicidio?
- El Espíritu sufre por el constreñimiento que experimenta y la impotencia en
que está de manifestarse libremente, de ahí que busque en la muerte un
medio de romper sus ataduras.
758. El duelo ¿puede ser tenido por homicidio por parte de aquel que,
conociendo su propia debilidad, está más o menos seguro de sucumbir en el
lance?
- Es un suicidio.
758 a. Y cuando las posibilidades de ambos contrincantes son parejas ¿se
trata de un homicidio o de un suicidio?
- Es lo uno y lo otro.
En todos los casos, inclusive en aquel en que las posibilidades de ambos
adversarios son iguales, el duelista es culpable; primero, porque atenta
fríamente y con propósito deliberado contra la vida de su semejante; y
segundo, porque expone su propia existencia inútilmente, sin provecho
para nadie.
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14. CAUSAS
LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
943. ¿A qué se debe ese disgusto por la vida que se apodera
de ciertos individuos sin que tengan para ello motivos valederos?
- Efecto de la ociosidad, de la falta de fe y, con frecuencia, de la
saciedad.
Para aquel que ejerce sus facultades con un objetivo útil y conforme a sus
naturales aptitudes, el trabajo no tiene nada de árido y la vida pasa con mayor
rapidez. Soporta sus vicisitudes con tanta más paciencia y resignación cuanto que
obra con miras a la felicidad más firme y duradera que aguarda.
944. ¿Tiene el hombre el derecho de disponer de su propia vida?
- No: tan sólo a Dios cabe el derecho de disponer de la vida del hombre. El suicidio
voluntario constituye una transgresión a esa ley.
944 a. El suicidio ¿no es siempre voluntario?
- El loco que se mata no sabe lo que hace.
945. ¿Qué pensar del suicidio que se debe al hastío de la vida?
- ¡Insensatos! ¿Por qué no trabajaban? Si lo hubieran hecho, la existencia
no les habría sido tan pesada…
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15. CAUSAS
LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
948. El suicidio que se propone por
finalidad huir de la vergüenza de una
mala acción, ¿es tan reprensible como el motivado
por la desesperación?
- El suicidio no borra la falta en que se haya
incurrido. Antes bien, al quitarse la vida, ha cometido
dos faltas en vez de una sola. Cuando se tuvo valor
para hacer el mal, hay que tenerlo también para
sufrir sus consecuencias. Dios juzga, y según la
causa, puede en ocasiones atenuar sus rigores.
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16. Camilo Ferreira Botelho Castelo
Branco
NACIÓ EN LISBOA EL 16 DE JUNIO DE 1825
SE SUICIDÓ EL 1 DE JUNIO DE 1890
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17. Carlos Justiniano Ribeiro das
Chagas
Oliveira, Minas Gerais, 9 de julio de 1879 — , Río de Janeiro, 8 de
noviembre de 1934
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20. CONSECUENCIAS
MEMORIAS DE UN SUICIDA
El Valle de los Suicidas
• En el mes de enero de 1891, me encontraba aprisionado en la región del mundo invisible
cuyo desolador panorama estaba compuesto por valles profundos, precedido por las
sombras: gargantas sinuosas y cavernas siniestras, en el interior de las cuales aullaban,
como demonios enfurecidos, espíritus que habían sido hombres, enloquecidos por la
intensidad y el espanto, verdaderamente inconcebibles, de los sufrimientos que les
martirizaban.
• En ese paraje aflictivo la vista torturada del forzado no podía distinguir siquiera la dulce
imagen de un bosquecillo que testificase sus horas de desesperación; tampoco paisajes
reconfortantes, que pudiesen distraerle de la contemplación de esas gargantas donde no
penetraba otra forma de vida que no fuese la traducida por el supremo horror.
• El valle de los leprosos, lugar repulsivo de la antigua Jerusalén, de tan emocionantes
tradiciones, y que en el orbe terráqueo evoca el último grado de la abyección y del
sufrimiento humano, sería un lugar de consuelo y reposo comparado al sitio que intento
describir. Por lo menos, allí existía solidaridad entre los leprosos ¡los de sexo diferente
llegaban hasta a amarse!... Se hacían buenas amistades hermanándose en el seno del
dolor y para suavizarle, creaban su sociedad, se divertían y hacían favores, dormían y
soñaban que eran felices…
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23. CONSECUENCIAS
MEMORIAS DE UN SUICIDA
En el valle de los leprosos existía la magnitud compensatoria del Sol
para templar los corazones. Existía el aire fresco de las madrugadas
con su rocío regenerador. El reo allí detenido podía contemplar el
cielo azul... Seguir, con la mirada enternecida, bandos de
golondrinas o de palomas que pasaban revoloteando. Y todo eso era
como una dádiva celestial para reconciliarle con Dios, dándole una
tregua en la desgracia . Pero en la caverna donde padecí el martirio
que me sorprendió más allá de la tumba, no había nada de eso. Aquí,
era el dolor que nada consuela, la desgracia que ningún favor
ameniza, la tragedia que ninguna idea tranquilizadora viene a rociar
de esperanza. No hay cielo, no hay luz, no hay sol, no hay perfumes,
no hay tregua, lo que hay es el llanto convulsivo e inconsolable de
los condenados que nunca cesa. El terrorífico “crujir de dientes” de
la advertencia del sabio Maestro de Nazaret. 23
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26. CONSECUENCIAS
MEMORIAS DE UN SUICIDA
• El suicida es un espíritu criminal, fracasado en los compromisos que tenía con las Leyes sabias,
justas e inmutables establecidas por el Creador, y que se ve obligado a repetir la experiencia en la
Tierra, tomando un cuerpo nuevo, ya que destruyó aquel que la Ley le confiara para instrumento de
auxilio en la conquista de su propio perfeccionamiento, depósito sagrado que debía haber estimado y
respetado antes que destruirle, ya que no tenía derecho a faltar a los grandes compromisos de la vida
planetaria, establecidos antes del nacimiento en presencia de su propia conciencia y ante la
Paternidad Divina, que le dio la vida y medios para ello.
• El espíritu de un suicida volverá a un nuevo cuerpo terreno en condiciones muy penosas de
sufrimiento, agravadas por los resultados del gran desequilibrio que el gesto desesperado provocó en
su cuerpo astral, es decir, en su periespíritu.
• La vuelta de un suicida a un nuevo cuerpo físico responde a la Ley. Es la Ley inevitable, irrevocable:
una expiación irremediable, a la que tendrá que someterse voluntariamente o no, porque no hay otro
recurso sino la repetición del programa terrestre que dejó de ejecutar, en su propio beneficio. 10.
Renaciendo en un nuevo cuerpo carnal, se enfrentará de nuevo el suicida a la programación de los
trabajos a los que imaginó erróneamente poder escapar por el suicidio; experimentará nuevamente
tareas, pruebas semejantes o absolutamente idénticas a las que pretendió esquivar; pasará
inevitablemente por la tentación del mismo suicidio, porque él mismo se colocó en esa difícil
situación acumulando para la reencarnación expiatoria las amargas consecuencias de un pasado
delictivo. Sin embargo, podrá resistirse a esa tentación, ya que en la espiritualidad fue debidamente
aleccionado para esa resistencia. Si, no obstante, fallase por segunda vez –caso improbable–, se
incrementará su responsabilidad, multiplicando la serie de sufrimientos y luchas rehabilitadoras, ya 26
que es inmortal.
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27. LA ESPERANZA
MEMORIAS DE UN SUICIDA
Hospital María de Nazaret
Un inmenso parque ajardinado nos sorprendió más
allá de la entrada, mientras amplios edificios se
erguían en lugares apacibles. Construidos en estilo
portugués clásico, esos edificios exhibían mucha belleza y amplias
sugestiones con sus arcadas, columnas, torres, terrazas, donde flores
trepadoras se enroscaban acentuando la agradable estética. Para quién,
como nosotros, angustiados y miserables, veníamos de aquellas
regiones, semejante lugar, aunque insulso, gracias a su inalterable
blancura, aparecía como la suprema esperanza de redención Y no
faltaban, adornando el parque, estanques con labrados artísticos
borboteando agua límpida y cristalina, cayendo en silencio, en
cascadas, graciosas gotas como perlas, mientras mansas aves, como un
bando de palomas graciosas sobrevolaban ligeras entre azucenas.
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28. LA ESPERANZA
MEMORIAS DE UN SUICIDA
Aprendí mucho durante este medio siglo en que
permanecí en esta Colonia Correccional que me
albergó en los días en que eran más ardientes las
lágrimas que lloraba mi alma, más dolorosos los estiletes que herían mi
corazón vacilante y más atroces las decepciones que sorprendieron mi
espíritu, dentro de la tumba cavada por el acto terrible del suicidio.
Pero, sobre todo aprendí algo de lo que ignoraba y era necesario para
mi rehabilitación, también sufrí y lloré mucho, ante la perspectiva de la
responsabilidad de los actos practicados por mí. Incluso disfrutando de
la convivencia reconfortante de tantos amigos dedicados y tantos
mentores celosos del progreso de sus alumnos, derramé abundante
llanto, mientras que, en muchas ocasiones, el desánimo, esa hidra
avasalladora y maldita, intentaba detener mis pasos en las vías del
programa que tracé.
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29. LA ESPERANZA
MEMORIAS DE UN SUICIDA
También valoré respetar la idea de Dios, lo que ya
era una fuerza vigorosa que me escuda, ayudándome
en el combate contra mí mismo. También aprendí a
orar, conversando con el Maestro amado en la oración autentica y
provechosa. Trabajé mucho, esforzándome diariamente durante
cuarenta años, con las lecciones sublimes de maestros virtuosos y
sabios, para que, de las profundidades de mi ser, surgiese la imagen de
la humildad para combatir la figura perniciosa del orgullo que durante
tantos siglos me viene acompañando en el mal y zarandeando en la
animalidad. Al influjo cariñoso de los legionarios de María también
comencé a deletrear las primeras letras del divino alfabeto del amor, y
colaboré con ellos en los servicios de ayuda y asistencia al prójimo,
dedicándome a aquellos que sufren, como nunca me hubiese creído
capaz.
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30. PALABRAS DE ESPERANZA
¡Valor, peregrino! Vuelve al punto de partida y reconstruye tu
destino y llena de virtudes tu carácter con el dolor educador.
Sufre y llora resignado, porque tus lágrimas serán el manantial
bendito donde se saciará tu conciencia sedienta de paz. Deja
que tus pies sangren entre los cardos y las aristas de los
infortunios de las reparaciones terrenas, que tu corazón se
despedace en las forjas de la adversidad, que tus horas se
envuelvan en el negro manto de la desilusión, llenas de
angustia y soledad. Pero ten paciencia y sé humilde,
recordando que todo eso es pasajero, y que tiende a
modificarse con tu reajuste a las sagradas leyes que
infringiste... y aprende, de una vez para siempre, que eres “
inmortal” y que no será por los desvíos temerarios del
“suicidio” donde la criatura humana encontrará el puerto de la
verdadera “felicidad...”
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