El documento habla sobre el talayero Txili, quien vivió hace siglos en Lekeitio, Euskadi. Txili era el talayero encargado de subir a la atalaya para observar el mar y el cielo cada noche, donde a menudo se encontraba con figuras negras que daban miedo. Un día en la taberna, cuando alguien hizo una alusión a los penitentes, Txili exclamó en respuesta.