5. Nos cuesta solicitarlo, si es que llegamos a admitir que hemos ofendido a alguien. Nos cuesta trabajo concederlo cuando somos nosotros los que nos creemos agraviados. Pedir perdón nos humilla, nos hace abajarnos ante el otro. Lo esperamos de los demás, lo exigimos, cuando nos hemos equivocado.
6. El perdón se podría traducir hoy en términos de tolerancia. Queremos que toleren y acepten nuestras manías, pero no toleramos las actitudes y formas ajenas de pensar y de vivir.
7. El evangelio subraya la diferencia entre lo que debemos a Dios y las ofensas que recibimos de los demás.
8. La parábola habla sobre todo de Dios. Él es misericordioso. El creyente sabe que así se define Dios.
9. La parábola habla también del hombre. Como Él nos trata a nosotros, hemos de tratar a nuestro prójimo. Sólo se le puede imitar en la misericordia. Y en esa imitación consiste la dignidad humana.
10. Jesús Maestro y Señor, testigo de la misericordia de Dios, tú nos has enseñado a pedir humildemente su perdón y a concederlo generosamente a nuestros hermanos. Que lo que rezamos cada día sea programa de nuestra vida. Amén.
11. José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR, Salamanca 2007 Presentación: Antonia Castro Panero Música: Relajación con violines y arpa.