LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
Los misericodiosos
1.
2. … las tres primeras bienaventuranzas se ocuparon de:
nuestra conciencia de necesidad —pobres en espíritu, llorar por
nuestros pecados, ser mansos debido a una verdadera comprensión
de la naturaleza del yo. […] Luego viene la gran declaración sobre la
saciedad de los necesitados […]: «Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» […]
A partir de ahí estamos analizando el resultado de haber sido
saciados. […] Nos volvemos misericordiosos, puros de corazón,
pacificadores.
3. … todo lo que el hombre sembrare,
eso también segará (Gálatas 6.7).
Porque con el juicio con que juzgáis ,
seréis juzgados, y con la medida con
que medís, os será medido (Mateo
7.2).
Dad , y se os dará; medida buena,
apretada, remecida y rebosando
darán en vuestro regazo; porque con
la misma medida conque medís , os
volverán a medir (Lucas 6.38).
4. Mateo 5:7 Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Definicion de misericordia: «tratamiento compasivo,
especialmente de los que están bajo el dominio de
alguien […]. Una disposición a ser amables y tolerantes»
La palabra misericordia se puede expresar en negativo.
Cuando tenemos el poder para tomar represalias, el
mostrar misericordia a quien nos ha hecho mal quiere
decir no tratarlo como se merece, mostrándole
misericordia y perdón.
5. Si lo miramos de manera positiva, la misericordia tiene varios
aspectos esenciales. 1) Es una disposición mental motivada por las
penalidades de los necesitados. 2) Genera un deseo por ayudar
a los necesitados y 3) se expresa cuando en efecto hacemos lo que
podamos para ayudar.
la misericordia implica tanto el corazón como las manos. A menos
que el corazón sea movido y nuestras manos sean extendidas para
ayudar, no será misericordia.
6. …viéndole, fue movido a misericordia; (v 33),
usó de misericordia (v 33)
Mientras que el diablo es «padre de mentira» (Juan 8.44),
Dios es «Padre de misericordias» (2ª Corintios 1.3).
«… el Señor es muy misericordioso y compasivo»
(Santiago 5.11),
«es rico en misericordia» (Efesios 2.4)!
7. … en la cruz, «La misericordia y la verdad se encontraron;
la justicia y la paz se besaron» (Sal. 85.10). La verdad dice:
Los pecados del hombre le impiden entrar a la ciudad de
Dios; la misericordia dice: ¡Que la sangre de Cristo cubra
las deficiencias del hombre! La justicia dice: No está bien
que un pecador cruce las puertas del cielo; la paz dice:
¡Que Cristo sea el mediador y haya así reconciliación entre
el hombre y su Hacedor!
La misericordia hizo que Jesús viniera a esta tierra. La
misericordia lo hizo andar entre los enfermos y sufridos.
Su misericordia no solamente incluyó a los afligidos y a los
pobres, también fue ofrecida a los orgullosos fariseos y a
los saduceos de corazón frío —sí, incluso a la satisfecha e
incrédula Jerusalén.
8. Su misericordia cubrió el pecado humano, así como el
sufrimiento humano. Su misericordia finalmente lo llevó a
la cruz, y ahora, en el cielo, es nuestro «misericordioso y
fiel sumo sacerdote» (Hebreos 2.17) sentado a la diestra de
Dios.
«Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro
Padre es misericordioso» (Lucas 6.36).
9. En primer lugar, quiere decir que nuestros
corazones serán tocados por las necesidades de los
demás. Las personas le rogaron a Jesús: «Ten
misericordia de nosotros» (Mateo 9.27), y Él la
tuvo.
Asimismo, a usted y a mí se nos manda a vestirnos «de
entrañable misericordia» (Colosenses 3.12).
Cuando las personas miran a sus ojos, ¿pueden ver una
compasión genuina? Como Jesús, necesitamos
compadecernos de las debilidades de los demás (vea Hebreos
4.15). Necesitamos corazones que sean conmovidos por las
necesidades de los demás. También necesitamos manos que
sean extendidas para ayudar.
10. progresión natural de las Bienaventuranzas.
La persona que se da cuenta de su necesidad espiritual y llora por
ello se volverá manso y humilde y deseoso de alimento espiritual El
que ha llegado a entender lo anterior, reconocerá que otros tienen
las mismas necesidades espirituales y la misma deficiencia en
espíritu que él tiene. Esto lo debería mover a llenarse de piedad,
simpatía, compasión y amor en su forma de tratarlos.
«¿Soy yo misericordioso, o estoy tan concentrado en mis
propias necesidades y problemas que no me preocupan
los demás?
Porque misericordia quiero, y no sacrificio (Oseas 6:6)
11. Jesús cita Oseas 6.6 dos veces en el Nuevo Testamento, y
en cada instante retó a Sus oyentes a saber qué significan
las palabras (Mateo 9.13; 12.7). ¿Desea Dios sacrificio?
Sí, sin embargo, el sacrificio sin misericordia es vano.
Ser «misericordioso» no se refiere a un acto esporádico y
aislado de bondad. Se refiere más bien a vivir una vida
llena de compasión y ayuda a los demás.
«… porque ellos alcanzarán
misericordia»
12. dijo Jesús: «Más
bienaventurado es dar que
recibir» (Hechos 20.35). El
sabio escribió: «… el que
tiene misericordia de los
pobres es bienaventurado
» (Proverbios 14.21).
13. William Shakespeare le dio las siguientes líneas de
diálogo a uno de sus personajes:
El rasgo de la misericordia […] cae como la dulce
lluvia del cielo al llano que está por debajo de
ella. Es dos veces bendita: Bendice al que la
concede y al que la recibe.
Los misericordiosos son bienaventurados porque son más
propensos a recibir la misericordia de quienes les rodean.
Si usted le ayuda a otros cuando están enfermos,
probablemente le ayudarán cuando usted esté enfermo.
Pedro dio el lado negativo de esta verdad, diciendo: «¿Y
quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros
seguís el bien?» (1ª Pedro 3.13; vea Proverbios 16.7).
14. La regla de oro invertida, Lo que usted haga con
otros, así también (por lo general) harán con
usted.
Lo más importante a recordar es que los misericordiosos
son bienaventurados porque Dios tendrá misericordia de
ellos.
Dios ha dicho que si somos misericordiosos con los
pobres, Él nos librará: «Bienaventurado el que piensa en
el pobre; en el día malo lo librará Jehová» (Salmos 41.1).
15. Ha prometido que si somos misericordiosos al perdonar
a otros, Él nos perdonará. «Porque si perdonáis a los
hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros
vuestro Padre celestial» (Mateo 6.14).
Misericordia después de esta vida
Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo,
porque muchas veces me confortó, y no se avergonzó de
mis cadenas, sino que cuando estuvo en Roma, me buscó
solícitamente y me halló. Concédale el Señor que halle
misericordia cerca del Señor en aquel día [el día del
juicio] (2ª Timoteo 1.16–18a).
16. ¿Qué pasa si no somos misericordiosos en esta vida? No
recibiremos entonces misericordia. En Mateo 18.23–35,
Jesús contó la parábola del siervo despiadado.
«Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no
perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano
sus ofensas» (Mateo 18.23–35)
En Santiago 2.13, encontramos algunas de las palabras
más escalofriantes de la Biblia: «Porque juicio sin
misericordia se hará con aquel que no hiciere
misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio».
17. Cuando Jesús pronunció Sus «ayes» a los escribas
y a los fariseos, les dijo que habían dejado
«lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia
y la fe» (Mateo 23.23)
«Jehová vuestro Dios es clemente y
misericordioso, y no apartará de vosotros su
rostro, si vosotros os volviereis a él»
(2º Crónicas 30.9).