De 1799 a 1802, Napoleón asumió el gobierno de Francia con el título de Cónsul, compartiendo el poder con otros dos cónsules. Luego, de 1802 a 1804 adoptó el título de Cónsul vitalicio, siendo el único cónsul. Finalmente, en 1804 fue nombrado emperador hereditario de Francia, estableciendo el Imperio Napoleónico que gobernó hasta 1815.