1. EL ESPÍRITU DE LA CUARESMA
Hermanos, al ayunar corporalmente, ayunemos también
espiritualmente; desprendámonos también espiritualmente,
desprendámonos de todo espíritu de injusticia; deshagamos las
fuertes cadenas de la violencia; rompamos todo decreto injusto,
demos pan a los hambrientos y recibamos en nuestros hogares a los
pobres, a fin de recibir de Cristo Nuestro Dios grande misericordia.
(Verso del Miércoles de la Primera Semana de Cuaresma)
Otra vez nos acercamos a la Gran Cuaresma, al tiempo del
arrepentimiento, al tiempo de nuestra reconciliación con Dios. El
arrepentimiento es el comienzo, y al mismo tiempo, la finalidad de una
vida verdaderamente cristiana. "Arrepiéntanse," fue la primera palabra
de Jesucristo cuando comenzó a predicar (Mat.4:17). Pero, ¿qué es el
arrepentimiento? En medio de las preocupaciones de nuestra vida diaria,
no tenemos tiempo para pensar en ello, sencillamente damos por hecho
que debemos confesarnos, recibir la absolución y luego olvidarnos de
ello hasta el año próximo. Sin embrago, debe haber alguna razón por la
cual nuestra Iglesia ha establecido un período de siete semanas como un
tiempo especial de penitencia, e invita a cada cristiano ortodoxo a hacer
un especial esfuerzo espiritual. Y esta razón necesariamente tendrá
importancia para mí, para mi vida, mi fe y mi posición como miembro
de la Iglesia. Debería yo hacer todo lo posible para comprenderla, para
seguir tanto como me sea posible las enseñanzas de mi Iglesia, para ser
ortodoxo, no solamente de nombre, sino también en mi vida misma.
¿Qué es, pues, el arrepentimiento? La Cuaresma da la respuesta a esta
pregunta. Es en verdad una escuela de arrepentimiento, a la que
asiste o debe asistir todo cristiano ortodoxo todos los años, para
renovar su comprensión de la fe. Es una peregrinación admirable a las
fuentes de la Ortodoxia, un redescubrimiento de un modo de vivir
verdaderamente ortodoxo. Esforcémonos por hacer que este período de
cuarenta días esté lleno, tanto como sea posible, de profundo y rico
significado para cada uno de nosotros. Amén.
Este texto fue publicado en inglés por el Departamento
de Educación Religiosa de la Iglesia Ortodoxa en
América (O.C.A) Esta traducción al español, realizada
por el Arzobispo Demetrio de Dallas, TX; es ofrecida
al público hispano en memoria del autor, el
Protopresbítero Alexander Schmemann, fallecido en
diciembre de 1983.
Diócesis de México
Iglesia Ortodoxa en América
www.ocamexico.org
Catedral Ortodoxa
~ La Ascensión del Señor ~
DOMINGOS DE PREPARACIÓN DE LA GRAN CUARESMA
Tres semanas antes que la Cuaresma comience, entramos en un período de
preparación pre-cuaresmal. Es una característica constante de la tradición
ortodoxa de los grandes eventos litúrgicos (Navidad, Pascua, Cuaresma), un
anuncio previo y una preparación. Reconociendo nuestra falta de concentración,
lo mundano de nuestra vida, la Iglesia nos llama a estar atentos a la seriedad del
evento que se acerca, nos invita a meditar en su significado. Así, antes que
podamos poner en práctica la Cuaresma, la Iglesia nos explica su significado.
LA HUMILDAD
Domingo del Publicano y el Fariseo
En la víspera de este domingo (es decir, el sábado por la noche) el libro litúrgico
del período cuaresmal, llamado Triodio, se usa por primera vez, y se añaden
textos de él a los servicios normales de la resurrección. En ellos se expone y
desarrolla el primer tema mayor del arrepentimiento: la humildad.
La lección de este Evangelio (Lucas 18:10-14) nos enseña que la humildad es la
base del arrepentimiento. La parábola del Publicano y el fariseo representa a un
hombre que siempre está contento consigo mismo y que cree cumplir con todos los
requisitos de la religión. Tiene orgullo y confianza en él mismo. En realidad, mal
interpreta el significado de la religión, reduciéndola al cumplimiento externo de
requisitos y mide su devoción por la cantidad de dinero que contribuye al templo.
Para él la religión es el motivo de su amor propio, de su egoísmo. El publicano en
cambio; se humilla, y su humildad le justifica delante de Dios. El Contaquio del día
dice: Huyamos de las palabras del Fariseo orgulloso; y con suspiros aprendamos
la humildad del Publicano, exclamando al Salvador: “Perdónanos, Tú que eres
la Única Verdadera Reconciliación.” Evitemos pues, hermanos, las palabras falsas
del fariseo, y aprendamos la grandeza de las palabras humildes del publicano.
Padre Alexander Schmemann.
DOMINGO DEL PUBLICANO Y EL FARISEO ~ TONO 1°
2. TROPARIO DE LA RESURRECCIÓN — Tono 1º
Coro: Cuando la piedra, había sido sellada por los judíos, / y los soldados
vigilaban tu purísimo cuerpo, / te levantaste al tercer día, oh Salvador, / dando
vida al mundo. / Por eso, las potestades de los cielos, clamaron a ti, oh Dador
de Vida: / ¡Gloria a tu resurrección, oh Cristo! / ¡Gloria a tu reino!, / ¡Gloria a
tu dispensación!, / oh tu que solo amas a los hombres. //
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
CONTAQUIO DE LA RESURRECCIÓN - Tono 1º
Coro: Tu como Dios, / te has levantado de la tumba, / y has revivificado el
mundo; / la naturaleza humana, / por eso, te canta a ti, / que eres Dios, y la
muerte está vencida. / Adán regocija, oh Maestro, / y Eva, ahora libertada de
sus vínculos, se alegra y exclama: / Tú, oh Cristo, eres el que a todos das
resurrección. //
Diácono: Atendamos.
Sacerdote: Paz a todos.
Lector: Y a tu espíritu.
Diácono: Sabiduría.
Lector: PROQUIMENO en el Tono 1º
Lector: Que tu misericordia, Señor, sea sobre nosotros, como hemos puesto,
nuestra esperanza en ti. Como hemos puesto, nuestra esperanza en ti.
Coro: Que tu misericordia, Señor, sea sobre nosotros, / como hemos
puesto, nuestra esperanza en ti. / Como hemos puesto, nuestra
esperanza en ti. //
Verso: Regocijaos en el Señor oh justos, porque es propia de los justos la
alabanza.
Coro: Que tu misericordia, Señor, sea sobre nosotros, / como hemos
puesto, nuestra esperanza en ti. / Como hemos puesto, nuestra
esperanza en ti. //
Verso: Que tu misericordia, Señor, sea sobre nosotros.
Coro: Como hemos puesto, nuestra esperanza en ti. / Como hemos
puesto, nuestra esperanza en ti. //
Diácono: Sabiduría.
ECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DEL APOSTOL SAN
PABLO A TIMOTEO. (2da. Timoteo 3: 10—15)
Diácono: Atendamos.
Hijo mío Timoteo: Tú que has seguido mi doctrina, la institución, el propósito
que me propongo, la fe, la perseverancia, la caridad, la paciencia, las
persecuciones, los padecimientos; los cuales me acontecieron en Antioquía, en
Iconio y en Listra; las persecuciones que soporté, y de todas me libró el Señor.
Y todos los que quieran vivir piadosamente en Jesucristo, serán perseguidos.
Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y
engañándose. Mas tú permanece en lo que has aprendido, y que, desde niño,
las Sagradas Escrituras sabes, las que pueden adiestrarte para la salud por la
fe, en Jesucristo.
Sacerdote: Paz a ti.
Lector: Y a tu espíritu.
Diácono: Sabiduría.
Lector: ALELUYA, en el Tono 1º
Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Lector: Es Dios quien me da venganza y me sujeta los pueblos.
Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Verso: Engrandece la salvación de los reyes y hace misericordia a su Cristo,
a David y a su simiente para siempre jamás.
Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Diacono: Sabiduría. Estemos de pie, escuchemos el Santo Evangelio.
Sacerdote: Paz a todos.
Coro: Y a tu espíritu.
ECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN
LUCAS. (Lucas 18: 10—14)
Coro: Gloria a Ti, Señor, Gloria a Ti.
Sacerdote: Atendamos.
Dijo el Señor esta parábola: Dos
hombres subieron al templo a orar:
uno era fariseo, y el otro publicano.
El fariseo, estando de pie, oraba
para sí mismo de esta manera:
Dios, te doy gracias porque no soy
como los otros hombres, ladrones,
injustos, adúlteros, ni mucho
menos como este publicano; ayuno
dos veces a la semana y doy
diezmo de todo lo que gano. Más el
publicano, estando a lo lejos, no
quería ni alzar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé bondadoso
conmigo, que soy pecador. Les digo que éste descendió a su casa
justificado antes que el otro; porque cualquiera que se ensalce,
será humillado; y el que se humille será ensalzado.
Coro: Gloria a Ti, Señor, Gloria a Ti.
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