1. EL JUICIO DE DIOS
TEXTO Salmo 50
Introducción (vv.1-7)
Pedro afirma que el juicio de Dios comienza en
Su casa…con Su pueblo…eso es lo que tenemos
en el Salmo 50.
El Salmo empieza con una magnífica
manifestación de Jehová (vv.1-3).
Habla…convoca la tierra…resplandece…viene…lo
calla…fuego…tempestad…convoca a los cielos y
a la tierra. ¿Para qué? Él mismo responde:
“para juzgar a Su pueblo” (v.4b). Su pueblo
consiste en aquellos que “hicieron conmigo
pacto con sacrificio” (v.5).
Primero convoca a Su pueblo (v.5) y luego se
presenta como Juez (v.6). Comienza a hablar
como abogado acusador (v.7).
1. DIOS NO JUZGA EL CULTO (v.8-15)
Cuando Dios sacó a Israel de Egipto, llamó a
Su pueblo a adorarle en el desierto. Lo hicieron
al pie del monte Sinaí, donde Dios estableció el
pacto con ellos y les dio Sus leyes. Entre las
leyes que les dio estaban todas las leyes
ceremoniales que establecían cómo el pueblo
debía adorar a Dios y acercarse a Él.
Por siglos lo habían hecho, y ahora Dios se
dispone a juzgarles. Sin embargo, dice algo
extraño: “No te reprenderé por tus sacrificios
ni por tus holocaustos” (v.8a). La pregunta es
¿por qué no? El Salmista ofrece tres
respuestas:
a. Cumplían con los Sacrificios (v.8b)
El Señor reconoce que Israel cumplía fielmente
con los sacrificios: “están continuamente
delante de Mi” (v.8b), tal como el Señor lo
pidió (ver Éx. 29:38, 42; 30:8). Por ese lado,
el Señor no podía reprender a Su pueblo. Sin
embargo, como veremos a continuación, eso
no indicaba necesariamente que todo estaba
bien. En Isaías 1:11, el Señor se queja
diciendo que estaba hastiado de tantos
sacrificios. Los llama: “vana ofrenda” (Is.
11:13), porque las manos de los que ofrecían
esos sacrificios estaban contaminadas con el
pecado (Is. 11:15-16). Ver Oseas 6:6; Miqueas
6:8.
b. Dios es el Dueño de Todo (vv.9-11)
En segundo lugar, Dios les hace recordar que
Él era dueño de todo, y que por lo tanto al
ofrecerle sacrificios no le estaban dando nada.
Simplemente estaban tomando lo que era
Suyo, y ofreciéndolo como un sacrificio a Dios.
¿Qué gran valor tiene ello? Es como si dijera,
“Y aún si no me lo dan, ¿qué problema hay?
Porque todo es mío de todos modos”. Por eso
les dice: “No les voy a juzgar sobre la base de
lo que Me dan, como si Yo lo necesitara
urgentemente”.
c. Dios no Necesita Comer (vv.12-13)
En tercer lugar, Dios no juzgará a Su pueblo
por los sacrificios, si los dan o no, porque al
final ni los necesita. Dios es espíritu, por lo
tanto no necesita comer. Él no pedía las
ofrendas porque le hacía falta por alguna
razón. Los sacrificios y las ofrendas eran para
el beneficio del pueblo, no para el beneficio de
Dios. Por lo tanto, no tiene mucho interés en
juzgarles por ello.
REFLEXIÓN: ¿Qué Del culto que ofrecemos a
Dios? ¿Qué pensará Dios de ello? Por un lado,
hay personas que cumplen fielmente en venir a
los cultos, así que Dios no puede hallar falta en
ello. Pero la pregunta que se deben hacer es,
¿Necesita Dios mi culto? ¿Acaso ya no le
pertenezco? ¿Le hago algún favor cuando
vengo para adorarle?
2. DIOS JUZGA EL COMPORTAMIENTO
(vv.16-21)
En la segunda parte del Salmo, el Juez de toda
la Tierra deja a un lado el asunto del culto y
pasa al tema del comportamiento. Aquí las
cosas cambian porque Dios tiene mucho que
decir acerca de eso.
Lo primero que hay que notar es que se dirige
al “malo”, aquella persona descrita en el Salmo
1. Es una persona que habla de las leyes de
Dios y del pacto divino (v.16). HABLA, sí, pero
lo que dice con su boca no concuerda con lo
que hace con su cuerpo (v.17-20). ¿Qué había
2. en el comportamiento de esa persona que Dios
juzgó para llegar a la conclusión que era
“malo”?
a. No Escuchaba a Dios (v.17)
Hablaba mucho, pero escuchaba poco. ¡Dios
juzga eso! Por eso es mejor hablar poco. La
persona hablaba elocuentemente acerca de
cosas espirituales, pero la verdad es que no
hacía caso a la Palabra de Dios. Su mucho
hablar de Dios escondía una actitud muy
negativa hacia Dios. Notemos los dos verbos:
- “aborreces” la corrección de la Palabra
de Dios.
- “echas a tu espalda” la revelación
divina. Es decir, la menosprecia
totalmente. Ver Nehemías 9:26.
¡Dios juzga eso!
b. Acompañaba a los Malvados (v.18)
La persona a quien el Señor se dirige no solo
cometía pecados personales, sino que
aprobaba el pecado y acompañaba a los
malvados en sus fechorías. Corría con el
ladrón (RV) porque le gustaba lo que hacía
(v.18a); “te complaces con él” (BDLA); “lo
recibes con brazos abiertos” (DHH). El mismo
verbo está en Salmo 49:13, “se complacen”;
Salmo 62:4, “aman”.
Tenía la misma actitud hacia los adúlteros
(v.18b). Es decir, no solo cometía adulterio,
sino aprobaba de su vida y comportamiento. La
palabra en hebreo significa “era tu herencia”;
por eso la RV traduce, “era tu parte”.
¡Dios juzga eso!
c. Hablaba Malas Cosas (vv.19-20)
En Su juicio, Dios destaca el papel de la boca
por la sencilla razón que la boca habla de la
abundancia del corazón (). Lo que sale de la
boca lo contaminaba espiritualmente, y
anulaba todo el beneficio de los sacrificios.
- Daba rienda suelta a su lengua para
hablar cosas malas (v.19a).
- Inventaba con la boca cosas engañosas
(v.19b).
- Hablaba mal hasta de sus familiares
(v.20). ¡Increíble maldad!
¡Dios juzga eso!
¿Cuál era la actitud de Dios hacia todo eso?
PRIMERO: Paciencia: “Yo he callado” (v.21a).
¡Eso es lo que Dios está haciendo ahora frente
a tanta maldad y abuso de los pecadores!
Gran peligro para el malo, porque le hace
pensar que Dio aprueba lo que hace (v.21b) y
que saldrá impune.
Pero se equivoca, porque Dios LUEGO advierte:
“te reprenderé” y sacaré a la luz todo lo que
has hecho (v.21c).
Conclusión (vv.22-23)
¿Qué hacer frente a todo eso? ¿Qué nos está
diciendo Dios por medio de este Salmo? Dos
cosas importantes:
i. Nos está dando tiempo para
arrepentirnos (v.22). Hay tiempo
todavía para arrepentirse, pero el
tiempo se acorta.
ii. El culto que Dios quiere es una vida
que agrada a Dios (v.23). Miqueas
6:6-8.