Los amores virtuales, significado y posibles consecuencias de los mismos en la vida de una persona. Cómo podemos explicar el por qué una persona opta por "enamorarse"a traves de una red social en lugar de establecer una relación cara a cara y sus retos, peligros y desafíos. Además, cómo están cambiando los parámetros del amor a partir de la cibernética.
1. AMORES EN INTERNET
Por: Cynthia a. Berríos Reyes, PhD
El amor es un sentimiento que consideramos aun hoy día indescifrable, del cual muchos filósofos han
disertado, muchos poetas han versado y muchas tesis se han realizado y cada vez continúa
manifestándose de formas insospechadas. Las prácticas, costumbres, tradiciones y el proceso de
formación de parejas en todas las culturas han ido cambiando y transformándose con el devenir del tiempo.
El proceso de globalización ha propiciado la creación de una nueva cultura que algunos autores le llaman la
cultura de Internet o cibernética. Este mundo de contactos ha venido a romper con estilos de vida, de
socialización y a establecer pautas en las relaciones creadas, incluyendo las relaciones afectivas. En este
medio mostramos nuestras mejores caras, conductas y posturas ante la otra persona, siempre presentando
lo mejor de nuestra personalidad para atraer y comenzar a intimar. Se comienza por el típico protocolo de
abrir una cuenta, crear un perfil y comenzar a hacer contactos. Poco a poco se va complicando el cara a
cara, la pantalla de la computadora se va cargando de interés no sólo en lo profesional sino también en lo
sentimental y erótico. Escuchamos a muchas personas decir que encontraron al amor de su vida en la red,
de modo virtual y sin cuestionarse siquiera el trecho existente entre este tipo de amor y el real. Una serie de
psicólogos/as ha estudiado el fenómeno de este tipo de amor y concuerdan en que existen grandes
diferencias entre el amor virtual y el amor real.
Los romances o amores virtuales en línea siguen un patrón considerado típico: primero, se crea una ilusión
de una relación profunda que es seguida de un enamoramiento repentino y vertiginoso que,
frecuentemente, suele desvanecerse en el primer encuentro. Se ha encontrado que el texto escrito se
pierde en la dinámica de la conducta. Al establecerse la relación parece contar más la comunicación no
verbal que las palabras; esto es, los gestos, las sonrisas, las miradas y las posturas corporales. No nos
enamoramos de las ideas de la persona, como tampoco de sus textos escritos. Nos enamoramos al
compartir de tú a tú con la persona, más bien y eventualmente de los detalles que se relacionan más con el
carácter, las costumbres, olores y formas en que él o ella se desenvuelven y se relacionan. Por eso, esa
dimensión física que comprende el tocarnos, acariciarnos, besarnos y abrazarnos, por ejemplo, resulta
fundamental. Aquí no sólo se considera el asunto de la belleza física, los atributos sino también de los
sentimientos y esa serie de sensaciones que experimentamos junto a la otra persona. Estos aspectos
están ausentes en una relación virtual, ante una pantalla de computadora. No podemos decir que no haya
sido exitoso en algunas personas que sí han logrado establecer y fortalecer una relación amorosa por este
medio, llegando incluso al matrimonio o a una convivencia, pero las cifras encontradas al respecto suelen
ser desalentadoras en estos sitios de encuentros. Un ejemplo de esto lo encontramos en el lugar conocido
como www.match.com, el cual en sus seis temporadas de existencia sólo ha logrado 1,100 matrimonios
entre sus 5 millones de miembros, el equivalente a 0.02 % de efectividad. En el caso de www.udate.com
que tiene 1,200 millones de miembros sólo se han concretado 75 confirmados (www.autorneto.com, 2010).
En una relación virtual o por Internet encontramos diferencias al compararlas con una relación amorosa en
la vida real. No solamente los cuerpos están ausentes, sino también veos que al escribir frecuentemente
mostramos los rasgos que nos favorecen más, aún cuando no haya intención de mentir, muchas veces se
sucumbe a la tentación de crear una personalidad distinta a la real mediante la escritura. Es así como
podemos ver que la persona precavida se comporta de forma audaz, la tímida se da cuenta de lo que es
capaz de expresar, el osado lanza todos sus cartuchos en el acto de la seducción y hasta muchas
personas se muestran como sabias y elocuentes. Sin embargo, llegado el momento del encuentro cara a
cara viene la caída del velo, la pérdida del antifaz. Patricia Buchhaler, una psicóloga que ha estudiado los
efectos del Internet en los individuos dice que cuando dos personas se conocen por la red y creen haberse
enamorado, lo hacen basándose fundamentalmente en las propias fantasías creadas en lugar de en la
realidad. La mayoría se deja llevar por las fantasías desarrolladas a través de la red y olvidando cuán rica
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y compleja es la realidad. Ella nos alerta a que debemos tomar en cuenta que es muy importante tomar en
cuenta la diferencia entre la afinidad intelectual y el amor, a no creer que la palabra escrita sea el único y
esencial instrumento para conocer a la otra persona (www.atinachile.cl, 2010).
De otra parte, podemos identificar tres componentes principales en una relación de pareja, sea ésta una
relación virtual o por Internet. Estos son: intimidad emocional, pasión y compromiso. La intimidad
emocional que no es otra cosa que la capacidad de revelar nuestro Yo profundo a otra persona y el
compartir nuestros sentimientos negativos establecen la diferencia entre este tipo de relación y las demás
que conocemos. El proceso de intimar es más lento en un cara a cara que mediante la red y los correos
electrónicos. En el caso de la pasión, reconociendo que nuestro órgano sexual principal es el cerebro,
vemos en la charla erótica y el ciber sexo, en las fantasías románticas y sexuales cibernéticas que la
atracción puede ser tan intensa como en la vida real sin haber contacto físico, pero faltando la química
involucrada en la relación y el contacto físico. Toda la pasión y la sexualidad ocurren sólo a modo de
transferencia o de proyección de sueños y fantasías eróticas meramente. Por otro lado, en la Internet
nunca tenemos que preocuparnos por nuestro aspecto físico, los contratiempos, la posibilidad de disfunción
eréctil o de frigidez, como le conocen algunos en el caso de la mujer, problemas de compostura y otros
porque las personas simplemente se imaginan tan bellas y apetecibles como quieran imaginarse y tan
seductoras y atractivas como se sientan.
No obstante, la realidad es que la pasión física en la mayoría de las personas da paso al reconocimiento
de que se está enamorando. Al ver a la persona amada tus respuestas fisiológicas se traducen en un
cosquilleo, maripositas revoloteando en tu estómago, aceleración del ritmo cardíaco, excitación y cambios,
incluso en el tono de voz. Algunas de estas sensaciones se pueden lograr en el chat y por ejemplo, al
recibir un mensaje electrónico, pero no de igual forma que en persona. Tocarse, explorarse, sentirse, todo
esto a nivel virtual queda en el imaginario, en la fantasía y en el texto escrito. Sientes atracción por la
persona en tu imaginario, lo cual crea la diferencia principal y significativa entre un amor de chateo y uno
personal. Aún cuando haya un intercambio de fotos, las cuales pueden ser de otras personas, no podemos
ver la compatibilidad sexual por ejemplo, aunque sean amantes por meses.
En cuanto al compromiso, se puede argumentar que este asunto resulta difícil de lograr muchas veces en
las relaciones cotidianas y debe resultar aún más difícil en las de la red al existir mayores obstáculos por
salvar. Esto es bien delicado porque hay que señalar que muchas personas pueden estar manteniendo
múltiples relaciones simultáneamente y no considerar esta conducta como un acto de infidelidad con las
partes involucradas. Es por esto que se ha encontrado que ante las dificultades presentes en este tipo de
relaciones las mismas no sobrepasen los tres meses, a menos que la pareja logre tener contacto personal
y aún así puede darse por terminada las mismas.
Podemos decir que ni las palabras, ni las imágenes transmitida por Internet pueden de modo alguno
proporcionar una dimensión real de los sentimientos de las personas. Se puede abrir una gran brecha en
el encubrimiento de propósitos, ideas y pensamientos, aunque también pueda darse un gran espacio para
la sinceridad, la cual puede llevar al libertinaje que resultarían intolerables en otros medios de
comunicación y que se considerarían censurables, incluso. Sin duda alguna, la realidad es que persiste la
necesidad de la presencia física para que un sentimiento y/o afecto se desarrolle y evolucione al punto de
consolidarse en un amor de pareja real. Sin embargo, es indudable y real que el amor en Internet o virtual
tiene ventajas y desventajas como en todo tipo de relación. Las ventajas son las siguientes:
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Permite conocer personas de todas partes del orbe, de diferentes culturas y modos de
pensamiento;
La comunicación puede darse sin la necesidad de salir de tu casa;
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El texto escrito, en el cual se cimenta la relación, te permite extensión, selección de palabras
adecuadas, tiempo para pensarlas y también para corregirlas.
Si confrontas problemas de timidez, de destrezas sociales, de autoestima, por mencionar algunos,
te ayuda a establecer relaciones libremente, sin crearte ansiedad, estrés o problemas para
expresarte y compartir lo que sientes o pienses.
De otra parte, el amor en Internet conlleva una serie de desventajas que deben ser consideradas. Estas
son:
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Tal como ocurre en la vida real, puedes exponerte a una serie de riesgos, tales como encontrarte
con personas con trastornos emocionales serios y abundan en la red, recordando que los
sentimientos están más disfrazados. Se puede desarrollar el Síndrome de Emma Bouvary, tal
como lo nombra el psicólogo y psicoanalista Michael Stora (en Bermeo Turchi, 2010) y quien ha
estudiado este fenómeno de las relaciones virtuales. Este síndrome se define por el estado de
insatisfacción crónica de una persona como consecuencia del contraste creado entre sus ilusiones
y aspiraciones frecuentemente desproporcionadas respecto de su propia realidad y posibilidad,
causando mucha frustración en ella. Esto se debe a que much@s internautas se enamoran de las
conversaciones sostenidas con la otra parte y que pueden desencadenar una ciberdependencia
que consecuentemente causará daño emocional en una de las partes en la pareja formada
cuando la relación comienza a ser demandante o a decaer.
Al no conocerse realmente a la otra persona, la tendencia a crear falsas expectativas sobre ellas
es real; además, los sentimientos hacia la otra persona se sobresaturan al punto de llegar a
expresarle que le ama sin conocerle siquiera. La idealización puede llevar al punto de la
ciberdependencia antes aludida.
El costo de acceso al Internet y a los sitios de búsqueda de pareja pueden ser costosos
(www.extroversia.com, 2010).
Algunos investigadores/as han hecho una serie de recomendaciones que nos pueden ayudar a reflexionar
sobre el amor en Internet. Veamos algunos de ellos.
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No te apresures y sé cautelos@. Es recomendable que durante el primer mes no reveles
aspectos de tu vida comprometedores y datos personales, así como evites las conversaciones
íntimas.
Permite que la relación se vaya desarrollando sin prisas. No le expreses tus sentimientos a la otra
persona hasta sentirte plenamente segur@ en la relación.
Manténte alerta ante la insistencia de la persona para conocerte personalmente muy rápido, sé
precavid@.
Una vez decidas conocer personalmente a la persona, cítala en un lugar público y déjale saber a
familiares y amistades cercanas en donde vas a encontrarte.
Sólo en el contacto personal una relación puede consolidarse, evolucionar y lograr un nivel de
compromiso o dar por terminada la misma. Al verle, compartir, escucharle y observar su conducta
verbal y no verbal lograrás conocerle mejor y llegar a tus propias conclusiones
(www.extroversia.com, 2010).
Puedo entender que hay un alto grado de fascinación en las relaciones virtuales por ser emocionantes, por
pensarse en el amor de ensueño que es vertiginoso e intenso y porque se produce un gran
deslumbramiento en el proceso. También, porque se alcanza una experiencia fantástica, se intensifican los
sentimientos, y se desarrollan expectativas diversas como consecuencia de la misma. Sin embargo, el
amor pasa por diversas etapas en el mundo real y en el virtual vemos que la transición de las mismas
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puede ocurrir en un periodo más corto y vertiginoso y de igual forma desaparecer unos tres o cuatro meses
después.
No considero que pueda desarrollarse un sentimiento de amor verdadero en un espacio virtual por la falta
de contacto pleno y directo con la persona que dice amarse. En la medida en que no hay besos, caricias y
contacto sexual ni la observación de la conducta verbal y no verbal de las personas, este tipo de “falso
enamoramiento” puede llevar al establecimiento y mantenimiento de relaciones múltiples simultáneas
porque no se considera que exista tal cosa como la infidelidad virtual. Tampoco se toma en consideración
lo que es correcto o desconsiderado de la parte que incurre en este tipo de conducta. Podría decir que
estas relaciones son potencialmente devastadoras para una pareja, tal como ocurre típicamente en una
relación real, cuando una de las partes sostiene una relación sexual con otra u otras personas por el hecho
de haber sido engañado@s y abusad@s en su buena fe. Considero que en el caso de las personas
casadas o en relaciones de convivencia, las relaciones virtuales tienen mucha posibilidad de provocar una
fisura o destrucción total de la relación, tan sólo porque la otra parte entiende que ha sido engañada y ha
habido infidelidad al enterarse de la relación virtual que mantiene su pareja en las redes sociales. Aún a
sabiendas de que simplemente la comunicación es internáutica y no de persona a persona, los daños que
pueden generarse son insospechados.
Pienso que es importante reflexionar sobre la conveniencia de tener un “amor virtual”, ya sea porque desea
romper con la rutina, darle sabor o excitación a su vida, gratificarse desinhibidamente y/o dar rienda suelta
a sus fantasías. Debe cuestionarse si realmente esto llenará sus vacíos existenciales y le hará feliz o si lo
hace por el temor a enfrentar a una persona en un tú a tú en el día a día en una relación real. Si bien es
cierto que las personas seguirán enamorándose en cualquier lugar del planeta, no es menos cierto que
quien opta por “enamorarse” por Internet simplemente se convertirá en una pareja de desconocidos, de
dos extraños que han decidido seducirse y ser seducidos mediante la palabra escrita y no mediante el
contacto físico, de tú a tú, lidiando y conociendo sus virtudes y defectos en cada etapa de la relación. A fin
de cuentas, considero que lo importante es precaver y cuidarse de no caer en dificultades que afecten su
estado emocional, destruir una relación de pareja sólida en el mundo real por la infidelidad virtual cometida
o, en el peor de los casos, caer en la trampa de un amor ilusorio, de fantasía y que a la larga le provoque
más dolor y pérdidas que satisfacciones.