1. El radón es un gas de origen natural. Se produce por la descomposición del Uranio 238 (U238), elemento presente en pequeñas cantidades en los terrenos graníticos y en otras rocas. Se trata de un gas, y por lo tanto, con gran capacidad para filtrarse por cualquier sitio. Debido a que es más pesado que el aire, tiende a concentrarse en las plantas más bajas de los edificios: los sótanos. <br />Pertenece al grupo de los gases nobles. En su forma gaseosa es incoloro, inodoro e insípido (en forma sólida su color es rojizo). En la tabla periódica tiene el número 86 y símbolo Rn. Su masa media es de 222, lo que implica que por término medio tiene 222-86 = 136 neutrones. Igualmente, en estado neutro le corresponde tener el mismo número de electrones que de protones, esto es, 86.<br />El radón llega a la superficie terrestre a través de las pequeñas grietas (diaclasas) de la roca madre. Penetra en la vivienda por el suelo, los orificios de las acometidas, los muros... Si la ventilación es adecuada, su concentración es mínima, no representando (que se sepa) ningún peligro. Pero si el sótano permanece cerrado, o la vivienda se ventila poco, su concentración puede rebasar los mínimos de seguridad, convirtiéndose en un verdadero peligro para la salud.<br />Cuando existe una concentración considerable de radón en el ambiente, este gas penetra a los pulmones por inhalación. Dicha incorporación supone una contaminación radiactiva.<br />Las partículas alfa emitidas por el Radón son altamente ionizantes, pero tienen poco poder de penetración, tan poco que no son capaces de atravesar la piel o una simple mascarilla. Sin embargo, al ser inhalado el gas, ese escaso poder de penetración se convierte en un problema, ya que las partículas no consiguen escapar del organismo, y depositan toda su energía en él, pudiendo ocasionar lesiones o patologías de muy diversa gravedad según sea la cantidad de radón inhalado. Se ha documentado la aparición de cáncer de pulmón a causa de la exposición prolongada a este elemento.[]<br />