El documento resume el capítulo 9 del libro de Nehemías, que describe la oración de confesión y alabanza del pueblo de Israel después de haber leído la Ley por tercera vez. Reconocen sus pecados y la fidelidad de Dios a pesar de sus faltas, alabando su bondad y misericordia. Piden perdón y prometen obedecer a Dios de ahora en adelante.
3. Tercera lectura de la Ley (v. 1-3).
Una oración de confesión:
Alabanzas a Dios (v. 4-8).
Fidelidad de Dios (v. 9-22).
Bondad de Dios (v. 23-31).
Alabanzas y peticiones a Dios (v. 32-38).
Después de haber celebrado con gozo la Fiesta de las Cabañas, Israel volvió de
nuevo su vista a la Palabra de Dios.
Era el momento de tomar conciencia de su situación real. Habían pecado, y
estaban arrepentidos.
En el capítulo 9 de Nehemías encontramos la oración de confesión y alabanza
de un pueblo consciente de la grandeza de Dios, y de la intervención divina en
sus vidas.
4. “Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los
extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las
iniquidades de sus padres” (Nehemías 9:2)
El pueblo de Israel deseaba
encontrarse a solas con su Dios. Por
esta razón, convocaron una reunión
“privada” a la que no fueron invitados
los extranjeros que vivían entre ellos.
Eran conscientes de que su penosa
situación era consecuencia de que,
como pueblo, habían pecado contra
Dios. Por ello, realizaron una tercera
lectura de la Ley.
No buscaron culpables ni se quejaron
contra sus opresores, o sus dirigentes.
Con humildad, usaron unas tres horas
para buscar respuestas en la Palabra
de Dios, y otras tres horas a la
confesión y a la alabanza.
6. Después de la lectura, los levitas
clamaron a Dios. Luego, invitaron al
pueblo a bendecir a Dios y a Su nombre.
El nombre de Dios es una expresión de
su carácter y de su eternidad.
En su oración, comenzaron alabando a
Dios porque:
Es el
Creador de
todas las
cosas.
Es el
sustentador
de la vida.
Les escogió
para ser un
pueblo.
Les dio la
tierra de
Canaán.
Es fiel a sus
promesas.
7. “Pero su energía [de Dios] sigue ejerciendo
su influencia para sustentar los objetos de
su creación. Una palpitación no sigue a la
otra, y un hálito al otro, porque el
mecanismo que una vez se puso en marcha
continúe accionando por su propia energía
inherente; sino que todo hálito, toda
palpitación del corazón, es una evidencia
del completo cuidado que tiene de todo lo
creado Aquel en quien “vivimos, nos
movemos y somos”. Hechos 17:28”
E.G.W. (Patriarcas y profetas, pg. 93)
8. Tras la alabanza, la oración se centró en la
fidelidad de Dios con Israel en el desierto.
Dios los sacó de Egipto; les guio con una
nube y una columna de fuego; les dio leyes
justas y el sábado; les alimentó con pan
del cielo; les sacó agua de la peña; sus
vestidos no envejecieron, ni se hincharon
sus pies.
Ellos, sin embargo, fueron soberbios;
endurecieron su cerviz; no escucharon los
mandamientos; quisieron volver a Egipto;
hicieron un becerro de oro para adorarlo.
Pero, por su fidelidad y su misericordia,
Dios nunca se apartó de ellos, ni se
apartará de nosotros.
9. “El relato de la forma como trató Dios a los
peregrinos mientras iban de un lugar a otro,
mientras pasaban hambre, sufrían sed y
cansancio, y en las sorprendentes manifestaciones
de su poder para auxiliarlos, está lleno de
amonestaciones para su pueblo de la actualidad.
Los diversos incidentes por los que pasaron los
hebreos constituyeron una escuela donde se
prepararon para actuar en su prometido hogar de
Canaán. Dios quiere que su pueblo repase ahora,
con corazón humilde y espíritu abierto, las
pruebas por las cuales pasó el antiguo Israel, a fin
de que pueda recibir instrucción y prepararse
para la Canaán celestial”
E.G.W. (Cada día con Dios, 9 de marzo)
10. A pesar de que Dios les entregó la tierra de Canaán,
y disfrutaron de casas ya construidas, viñedos y
tierras ya plantadas, el pueblo no correspondió a las
bondades de Dios.
Durante el triste periodo de los Jueces, Israel iba del
arrepentimiento a la deslealtad. Posteriormente, también
desecharon y mataron a los profetas que Dios les enviaba.
Dios siempre escucha nuestra confesión, acompañada de
arrepentimiento. Por su bondad, Él siempre nos justifica.
“Mas por tus muchas
misericordias no los
consumiste, ni los
desamparaste; porque
eres Dios clemente y
misericordioso”
(Nehemías 9:31).
11. “Dios requiere que confesemos nuestros
pecados y humillemos nuestro corazón ante
él. Pero al mismo tiempo debiéramos tenerle
confianza como a un Padre tierno que no
abandonará a aquellos que ponen su
confianza en él... Dios no nos abandona
debido a nuestros pecados. Quizá hayamos
cometido errores y contristado a su Espíritu,
pero cuando nos arrepentimos y vamos a él
con corazón contrito, no nos desdeña”
E.G.W. (La maravillosa gracia de Dios, 11 de mayo)
12. “Pero tú eres justo en todo lo que
ha venido sobre nosotros; porque
rectamente has hecho, mas
nosotros hemos hecho lo malo”
(Nehemías 9:33)
Finalmente, los levitas reconocieron
que, a pesar de que Dios siempre
actuó bien con su pueblo, ellos
habían pecado contra Él y merecían
con justicia todo el mal que les había
sobrevenido.
Alabaron a Dios porque es grande,
fuerte, temible y fiel. También le
recordaron la opresión bajo la que se
encontraban: siervos en la tierra que
Dios mismo les había dado.
Por todo esto, se ampararon en la
gracia inmerecida de Dios pidiéndole
que intervenga en su favor; e
hicieron firme promesa ante Él.
13. “Acabado el canto de alabanza, los dirigentes
de la congregación relataron la historia de
Israel, para demostrar cuán grande había
sido la bondad de Dios hacia ellos, y cuán
ingratos habían sido. Entonces toda la
congregación pactó que guardaría todos los
mandamientos de Dios. Habían sido
castigados por sus pecados; ahora reconocían
la justicia con que Dios los había tratado, y se
comprometían a obedecer su ley. Y para que
su pacto fuese una “fiel alianza” y se
conservase en forma permanente como
recuerdo de la obligación que habían
asumido, fue escrito, y los sacerdotes, levitas
y príncipes lo firmaron. Debía servir para
recordar los deberes y proteger contra la
tentación”
E.G.W. (Profetas y reyes, pg. 491)
14. «Sería una escena muy
agradable para Dios y los
ángeles el que sus seguidores de
esta generación se unieran
como lo hizo el Israel de antaño
[se refiere especialmente al
reavivamiento de los días de
Nehemías], en un pacto
solemne, para guardar y
cumplir todos los
mandamientos, decretos y
estatutos de Jehová nuestro
Señor”»
E.G.W. (C B A. 3, p. 1157)
15. Te invitamos a bajar
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Libros de Esdras y
Nehemías