1. En el Reino del Ingenio E. I. Ignátiev
Capítulo I
Problemas-bromas, problemas-acertijos e historias graciosas
1. El reparto
Repartir cinco manzanas entre cinco personas, de tal forma que a cada persona le toque una
manzana y que una manzana quede en la cesta.
2. ¿Cuántos gatos?
El cuarto tiene cuatro ángulos. En cada ángulo está sentado un gato. Frente a cada gato hay
sentados tres gatos. En cada rabo esté sentado un gato. ¿Cuántos gatos hay en total en el
cuarto?
3. El sastre
Un sastre tiene un trozo de paño de 16 metros del cual corta cada día un trozo de dos
metros. ¿Al cabo ele cuántos días el sastre cortará el último trozo?
4. El número 666
Aumentar el número 666 a una vez y media sin realizar con él ninguna clase de operaciones
aritméticas.
5. El quebrado
¿Puede un quebrado, en el que el numerador es menor que el denominador, ser igual a otro
quebrado en el que el numerador es mayor que el denominador?
6. Partir una herradura
Con dos golpes de hacha partir una herradura en seis pedazos, pero sin mover los pedazos
después de dar el golpe.
7. ¿Qué dijo el anciano?
Dos jóvenes cosacos, excelentes jinetes, con frecuencia hacían apuestas de quién
adelantaría a quién. Más de una vez, bien uno bien otro, salía victorioso pero, al fin y al
cabo, esto les aburrió.
- Mira -dijo Grigori- vamos a apostar al contrario. Ganará la apuesta aquél, cuyo caballo
llegue a la meta segundo.
- Bueno - respondió Mijail.
Colaboración de Arturo Novoa 1 Preparado por Patricio Barros
Antonio Bravo
2. En el Reino del Ingenio E. I. Ignátiev
Los cosacos montaron en sus caballos y salieron a la estepa. Se reunió una multitud de
espectadores: todos querían presenciar una apuesta tan extraña. Un viejo cosaco comenzó a
contar dando palmadas:
- ¡Uno!... ¡Dos!... ¡Tres!...
Pero los competidores, claro está, ni se movieron de sus sitios El público comenzó a reír,
criticar y discutir, decidiendo que una apuesta así era imposible y que los competidores
permanecerían en sus sitios, como se dice, hasta el fin de los siglos. En este momento, a la
muchedumbre se acercó un anciano canoso, muy experto en cosas de la vida.
- ¿Qué pasa? - preguntó. Le explicaron la situación.
- ¡Pues, veréis! - dijo el anciano - bastará con unas palabras que yo les diga para que se
lancen a galope como si les hubiesen escaldado.
Y efectivamente… se acercó el anciano a los cosacos, les dijo unas palabras y al cabo de
medio minuto los cosacos salieron galopando desesperadamente por la estepa, empeñados
en adelantar uno al otro a todo trance. Pero la apuesta de todos modos, la ganó el jinete
cuyo caballo llegó segundo.
¿Qué le dijo el anciano a los cosacos?
Colaboración de Arturo Novoa 2 Preparado por Patricio Barros
Antonio Bravo