2. El ser humano, como todo animal tiene el instinto de reproducirse, con
el fin de la conservación de la especie, pero ¿será realmente
necesario?
Yo pienso que no, que querer ser madre o padre no debería ser
suficiente para poder procrear, no más de dos veces o una que dé
como resultado otro par de personitas, por tiernas que sean, yo pienso
que hemos ido muy lejos, que no había (desde hace unas cuantas
décadas), hay ni habrá necesidad de seguirle dando cuerda al
incremento de las cifras de las tasas de natalidad, que no es más que
un capricho que la “madre naturaleza” nos dio sin saber que llegaría a
ser obsoleto, el de tener una descendencia grande.
3. Hace unos años que vengo tomándole un gusto o una costumbre a
mirar gente por la calle, y he notado que nunca falta en el camión
una mujer embarazada o una familia de dos o más hijos, seguido he
pensado en lo que una vez oí decir: La sobrepoblación es la principal
fuente de problemas en el mundo.
Y sí, no hace falta quemarse la cabeza para saber que tiene lógica,
entre más gente, más problemas.
Vale, si no me crees, haré lo siguiente: trataré distintas índoles de
problemas actuales y luego los relacionaré con el exceso de gente, la
plaga del planeta tierra.
8. ¿La solución?
Aunque no inmediata, creo que algo que ayudaría tanto a las
siguientes generaciones como a nuestro planeta es la simple y sencilla
planeación familiar, si cada pareja, madre, padre, tutor, de verdad
quien sea, tiene los medios para darle un buen hogar y una buena
educación a no más de dos niños, ya sean adoptados o propios, no
sólo habrían personas de una mejor formación y por ende mejor
calidad, si no que al tener uno o dos hijos y no más, y si así siguen las
generaciones, en un tiempo, gracias a varias enfermedades,
accidentes y diversas causas de mortalidad, la cantidad de
habitantes o empequeñecería o frenaría su crecimiento, eso en teoría.
Podemos procrear seres de bien en lugar de procrear por accidente o
por algo a lo que yo llamaría capricho, y aunque logro muy poco con
el presente documento, y aunque estos conocimientos no se puedan
hacer llegar a todo el mundo, no pierdo nada con tener mi lejana
utopía.