Reflexión sobre la injusticia y el sufrimiento humano
1. SERMÓN: ASUNTO: EL SUFRIMIENTO HUMANO
TEXTO: HABACUC
PROPÓSITO:QUE LA HERMANDAD COMPRENDA QUE EL CRISTIANO PUEDE SUFRIR DOLOR E INJUS-
TICIAS EN ESTA VIDA PERO, QUE DIOS ESTÁ PENDIENTE DE SUS HIJOS.
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“EL CRISTIANO ANTE EL SUFRIMIENTO HUMANO”
INTRODUCCIÓN.I.
¡Que privilegio! apreciadas familias, es sentarnos juntos para reflexionar en laA.
palabra de Dios, apropiándonos de las palabras de nuestro Maestro, en (Mt.
18:20) “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio
de vosotros”
Y abordar una interrogante milenaria que vez tras vez en su momento, variosB.
hijos de Dios lo plantearon, y no solo eso, sino que, fueron testigos, e incluso
participaron también.
El porqué de la injusticia y el sufrimiento humano que para nosotros, también esC.
ahora parte de la vida cotidiana. Tanto es así, que evitamos abordarla porque
desde cualquier ángulo que la miremos la única explicación que procuramos dar
es el “pecado”
Y aunque eso es cierto. Hoy, hay mucha gente en el mundo que sigue pregun-D.
tándose. ¿Por qué? Por ejemplo: Jean Flori (Director del Centro de investigacio-
nes científicas en Francia) dice que: “La humanidad es en gran medida
responsable de su propia desgracia” y plantea algunas preguntas: ¿Por qué los
inocentes sufren incluso más que los culpables? ¿Por qué un Dios bueno tolera
que el malvado prospere a costa del inocente?(El Enigma del Sufrimiento. Pág.
16)
Estas preguntas, no son originales puesto que, ha habido quiénes se lo han plan-E.
teado más de una vez. Pero, cuya respuesta no los ha dejado satisfecho.
Algunos terminan negando la realidad del mal para salvaguardar la omnipotenciaF.
de un Dios bondadoso, otros aceptan la existencia del bien y del mal, pero atribu-
yen a uno y otro dios o dioses.
O bien, incluso algunos terminan negando la misma existencia de Dios dejandoG.
al hombres solo como el único criterio del bien y del mal con el vacío y la inquietud
que derivan de esa situación.
Sin embargo, nosotros los cristianos tenemos muchas veces que lidiar con elH.
sufrimiento, y la injusticia, debiendo ser capaces de responder a quienes cues-
tionan la fe para molestarnos, o para hacernos dudar de la existencia de Dios o
para culparnos que es por nuestra culpa que estamos sufriendo o pasando cual-
quier situación incómoda.
Hay tres personas en elAT, que en su momento discutieron con Dios el problemaI.
del sufrimiento y la injusticia en este mundo. Job, Jeremías y Habacuc. De estos
tres, por ahora, veamos el sufrimiento y la injusticia en su libro.
Habacuc fue el octavo de los profetas menores. Poco se sabe de su vida perso-J.
2. nal, aunque se infiere, puesto que se le llama "el profeta" (Habacuc 1:1),
No tenemos ninguna seguridad sobre la fecha de la actividad de Habacuc.K.
La mención de una época en la que falta la justicia permite, por el contrario, situarL.
a Habacuc en tiempos de Joaquín (609-597 ac).
El profeta debe superar una serie de obstáculos en su confesión de fe. PrimeroM.
descubre una situación de injusticia en la que el "malvado" se aprovecha dell
"justo". Eso va contra su fe y apela a Dios, ¿Qué le responderá Dios?
Quisiera invitarlos a considerar dos actitudes ante la injusticia y el sufrimiento,N.
realidades que muchas veces tenemos que encontrarnos con ella.
CUANDO CLAMAMOS ANTE LA INJUSTICIA Y LOS SUFRIMIENTOS DE LA VIDAII.
(HABACUC 1:2).
Dios creó este mundo para sus hijos. Todo lo que hizo originalmente lo creó paraA.
que la disfrutaran, se gozaran de las obras del creador. Pero desde que el pecado
alcanzó a la raza humana. Las cosas cambiaron.Ahí mismo en el Edén. “Espinos
y cardos” constituirían la biología en el ecosistema. Y una tierra que tendría que
ser labrada para poder dar alimento a sus habitantes.
Hoy la tierra erosionada, poblada, contaminada, casi destruida; que para producirB.
tienen que incentivarla con productos quÌmicos, mantos acuíferos contaminadas
por aguas negras,y desechos industriales,un clima inestable, economías que
amenazan dejar en la banca rota de la noche a la mañana a los inversionistas,
países con monedas devaluadas como el nuestro; una pandemia global, y si
agregamos a esto una sociedad sin valores,.
En su libro “La Acción”, Mauricio Blonn. Dice: “no es necesario agotar al mundoC.
para sentir que no te puede satisfacer” “La cantidad de penas rebasa amplia-
mente la de las alegrías” “La realidad resulta tan brutal, de la misma manera que
la sal está disuelta en el agua del mar, el sufrimiento azota al mundo por todas
partes”.
El profeta Jeremías habla de una desgracia “Tu quebranto es inmenso como elD.
mar”, ¿Quién podrá curarte? (VNC) (Lam. 2:13).
“Hab 1:2 ¿Hasta cuándo, Yahveh, pediré auxilio, sin que tú escuches, clamaré aE.
ti: «¡Violencia!» sin que tú salves?(VBJ), “gritaré” VRV60, DHH “pediré socorro”
VRV95, “pediré ayuda” VBLA. “suplicaré” VNC,.
Una pregunta muy válida, que se atreve a confrontar a Dios ante la ausencia deF.
una respuesta divina. La Biblia Latinoamericana 1995, traduce así “¿Hasta
cuándo, Yavé, te pediré socorro sin que tú me hagas caso, y te recordaré la opre-
sión sin que tú salves? (v. 2).
Además de Habacuc, el profeta Jeremías se preguntó: “Jer 12:1 “Justo [eres] tú,G.
oh Señor, aunque [yo] dispute contigo; hablaré empero juicios contigo. ¿Por qué
es prosperado el camino de los impíos? Tienen paz todos los que [se] rebelan
completamente [contra ti]”.
Es muy probable que muchos se han hecho las mismas preguntas y se ponenH.
tristes por la falta de respuesta de Dios, algunos se han rendido, otros están con-
3. fundidos, no saben más que hacer, pero, ¿Cuántos como el profeta, (Hab. 2:1),
son capaces de decir: “Me ubicaré en mi torre de vigía y me pondré de pie sobre
mi almena para ver si diviso su respuesta, lo que él va a contestar a mi pregunta.”
Continúan gritando, pidiendo socorro, auxilio ubicados desde la fortaleza, de una
torre para esperar la respuesta de Dios.
Y es que existe una segunda realidad:I.
CUANDO CLAMAMOS Y LA RESPUESTA DE DIOS NO LLEGAIII.
El clamor del profeta es específico. “Violencia, destrucción, contienda, pleitos,A.
justicia debilitada, juicio torcido, manipulado. El impío asechando al más justo
que él. Estas eran las preocupaciones del profeta ante el concepto de un Dios
Santo.
Parece que tanto Jeremías y Habacuc, tienen una preocupación que la expresanB.
cada uno en su libro y es: “Justo [eres] tú, oh SEÑOR, aunque [yo] dispute con-
tigo; hablaré empero juicios contigo. ¿Por qué es prosperado el camino de los
impíos? Tienen paz todos los que [se] rebelan completamente [contra ti]” (Jer.
12:1), “Tú eres demasiado puro para consentir el mal, para contemplar con
agrado la iniquidad; ¿cómo, pues, contemplas callado a los criminales, y guardas
silencio mientras el malvado destruye a los que son mejores que él?” (Hab. 1:13)
Es el silencio aparente de Dios ante las injusticias de la vida, del dolor y el sufri-C.
miento. Lo que hace que ellos alcen su voz, diciendo ¿Señor, qué está pasando?,
con desesperación ellos veían las desigualdades en su tiempo donde la justicia
era manipulada.(Jer. 12:2) dice: “Los plantas en esta tierra y en seguida echan
raíces, crecen y dan frutos, a pesar de que te honran con puras palabras y estás
lejos de sus corazones.”
Al tratar de ubicar ese mensaje en ese tiempo, hoy, las realidades no son total-D.
mente diferentes. Por ejemplo: ¿Cómo conciliar la existencia de un Dios bueno
con las imágenes de desolación y tragedia con que nos castigan cada día los
medios de comunicación?.
Hoy usted sintoniza el televisor, o revisa las redes sociales, el tema que más seE.
aborda es la pandemia del Coronavirus en el mundo. La sociedad está a la ex-
pectativa, vive en la incertidumbre cada día.
Wilfred Monod, dice que: “En todas las latitudes, y en toda las condiciones, elF.
hombre llora: Llora bajo las flores majestuosas y bajo el esplendido follaje de los
bosques tropicales. Llora en el polvo insalubre que envenena la atmósfera del
fondo de las minas. Llora en los salones de baile y en las celdas de la prisión.
Llora tanto en los palacios deslumbrantes donde se agolpa la multitud de disfrutar,
como en los tristes hospitales donde gime la muchedumbre que anhela morir. El
hombre llora en todas partes. Inclinándose radiante a una cuna, o desesperado
sobre un ataúd. Su frente lleva el estigma del sufrimiento pasado o los signos
premonitorios del sufrimiento futuro..
Desde la antigüedad, nos llegan los gritos de un hombre que se encuentra su-G.
friendo y que alza su voz y dice:(Job 21:7-13)
4. ¿Por qué siguen viviendo los malvados, prolongan sus días y se van ha-a).
ciendo fuertes? Job 21:8 Su familia a su lado va aumentando y sus vásta-
gos crecen ante su vista. Job 21:9 Nada perturba la paz de sus hogares,
la vara de Dios no cae sobre ellos. Job 21:10 Sus toros cubren y fecundan
y sus vacas paren y no abortan. Job 21:11 Dejan correr a sus niños como
ovejas; sus hijos brincan de contento. Job 21:12 Cantan al son del arpa y
de la cítara, al son de la flauta se divierten. Job 21:13Acaban sus días tran-
quilamente y descienden en paz al lugar de los muertos. (B LT).
En medio de su sufrimiento, Job procura entender la realidad del sufri-b).
miento, exclama ¡Ah si yo supiera donde encontrar a Dios!, ¡Si supiera lle-
gar a donde el habita!. Ante él expondría mi caso; llenaría mi boca de
argumentos (Job 23:3,4)
Elie Wiesel, de quince años, tuvo que soportar el horror de los campos dec).
concentración deAuschwitz y de Buna. Cuenta que un día un niño de doce
años fue sorprendido ayudando a un holandes a esconder unas armas.
Los dos fueron condenados a morir en la horca. Se les hizo subirse a unas
sillas; y los nudos corredizos fueron colocados con indiferencia en torno a
sus cuellos. Eran tres. La ejecución era pública, para que sirviera de es-
carmiento. De entre las filas de los prisioneros, se alzó un grito: «¿Dónde
está Dios? ¿Dónde está?». Se derribaron las sillas y los cuerpos quedaron
colgando de las cuerdas. Los prisioneros, horrorizados, fueron obligados
a desfilar ante las víctimas. Los adultos murieron rápidamente; pero el niño,
más ligero, aún vivía. Su cuerpo oscilaba débilmente. De nuevo se escuchó
el mismo grito: «¿Dónde está Dios?».
Es probable que estés pasando una situación que no logras asimilar, acep-d).
tar o resignar, tienes preguntas sin respuestas, y has estado al límite de
renunciar a tu fe en él. Tanto Job, Jeremías y Habacuc, tienen lecciones
que enseñarnos.
Poéticamente el salmista lle pide a Dios que no guarde silencio. “Oh Dios,e).
no guardes silencio; No calles, oh Dios, ni te estés quieto (Salm. 83:1).
¿Qué habría pensado María y Marta ante la ausencia de Jesús en el momentoH.
que más lo necesitaban? El mensaje entregado a Jesús es solemne: “Enviaron,
pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está en-
fermo” (Juan 11:3)
Hermanos y hermanos, también los que aman a Jesús, sufren, el sufrimiento noI.
necesariamente tiene que ser explicado como relacionado con el pecado, sino
como siendo parte de la voluntad de Dios., es cierto que a veces sufrimos por
nuestra manera irresponsable de vivir, o por las decisiones erróneas de otras
personas.
En el AT y en NT, aunque no muy acentuado, el sufrimiento estaba ligado al pe-J.
cado, se tenía el concepto que era un castigo de Dios.
¿Tiene alguna explicación el silencio de Dios?, La vida de Jesús ofrece una res-K.
puesta en su sufrimiento, sudando gotas de sangre, en su agonía, “ofreció ora-
ciones a gritos, con lágrimas, al que podía salvarlo de la muerte. “Y Cristo, en
5. los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas
al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. (Heb.
5:7).
En verdad, el silencio de Dios nos oprime, fue una prueba para Jesús mismo enL.
el Getsemaní. “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea
como yo quiero, sino como tú.” (Mt. 26:39) y más su invocación en la cruz:
“Padre, ¿Por qué me has desamparado? (Mt. 27:46), nos lleva a pensar que:
Si Jesús sufrió sin ser comprendido, ¿sucede lo mismo con nosotros?, no, “Te-M.
nemos un hermano mayor que caminó nuestro sendero para socorrer a los que
están luchando y “no se averguenza de llamarnos hermanos” (Heb. 2:11)
Si en algún momento, no sabemos ya donde estamos y nos hallamos sumidosN.
en una profunda oscuridad, podemos alzar los ojos hacia él con la seguridad de
que seremos comprendidos.
Nadie ha conocido como él, el estremecimiento de sentirse abandonado, peroO.
que en medio de esa oscuridad que le rodeaba culminaba su obra con la frase:
“Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu” (Lc. 23:46), éstas últimas palabras
rebosan de confianza y serenidad.
CONCLUSIÓNIV.
Cada uno de los que clamaron a Dios, recibieron respuesta a su debido tiempo.A.
A Job se le preguntó: “¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? (Job 40:2).
A Jeremías se le dijo: “Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo con-B.
tenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo
harás en la espesura del Jordán? (Jer. 5:12).
A Habacuc se le dice: “Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra elC.
que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura
hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá,
no tardará. (Hab. 2:2,3).
Cada uno de ellos se mantuvieron firmes en su confianza en Dios, dejándonosD.
expresiones bellas como: “Jehová dio, Jehová quitó, sea el nombre de Dios ben-
dito, (Job 1:21), “Jehová está conmigo como poderoso guerrero,” (Jer. 20:11),
y Habacuc 3:17,18, nos deja esa oración bellísima: “Aunque la higuera no eche
brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos
no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas
en los establos, 18
con todo yo me alegraré en el SEÑOR, me regocijaré en el
Dios de mi salvación.
Hermanos y hermanas, todos los que estamos aquí, nunca olvidemos que laE.
pronta justicia que Dios hará a sus elegidos será el regreso glorioso de aquel
que enjugará todas nuestras lágrimas.
Mientras tanto, sufriremos lo que con acierto hay que llamar la ausencia de Dios,F.
es decir un mundo donde Dios ya no reina pero, en el que en el Padre celestial
se acerca siempre con ternura a todos los que le invocan.
Dios envió estas palabras a su pueblo: “Así ha dicho Dios el Señor, el Santo deG.
6. Israel: “La salvación de ustedes depende de que manengan la calma. Su fuerza
radica en mantener la calma y en confiar en mí”.(Isa. 30:15 RVC). El mismo
profeta se encarga de decirnos que Israel, no quiso escuchar la voz de Dios.
En medio de estos tiempos de crisis de salud global, que nos hacen estar enH.
casa adorando a Dios, no perdamos de vista a Dios, adorémosle en la hermosura
de su santidad, oremos con más profundidad, como nunca antes, sigamos siendo
fieles en nuestra mayordomía personal y no nos desesperemos ante su silencio.
“La salvación consiste en mantener la calma, nuestra fuerza radica en confiar
en el Señor.