La autora cree en un Dios omnisciente, omnipresente y omnipotente, cuya existencia se puede ver en la naturaleza y las Escrituras. Fue criada para confiar en Dios y servir a los demás con sus dones. Considera el matrimonio como una institución sagrada establecida por Dios, y busca guiar a su familia con los principios bíblicos para tener paz a pesar de las dificultades. Confía en que Jesús le dará la salvación eterna cuando regrese y acabe con el sufrimiento

1. Mi cosmovisión<br />Yo creo que existe un Dios Omnisapiente, Omnipresente y Omnipotente, cualidades que ningún otro las tiene. Estoy convencida de ser una creación divina, hechura de sus manos. Hay tantas cosas que hablan de Él. Lo puedo ver en la naturaleza, en el mensaje de las estrellas, el escuchar el aire soplar, todo lo hizo perfecto y bien en grande manera. Lo hizo para bendición del mismo hombre.<br />Mientras uno está en casa la educación se da por medio de costumbres y tradiciones, estas varían de acuerdo al lugar en donde uno se desarrolla y a los patrones de conducta; un hábito que mamá quiso sembrar en la mente de sus hijos fue el de orar cada noche al igual que el estudio de la Biblia. No cabe duda que por medio de las Sagradas Escrituras uno aprende a confiar en un ser más grande, poderoso y sabio, se fomenta la fe, la cual ayuda para soportar y hallar esperanza en los momentos de dolor. La historia de la humanidad tiene respuesta gracias a que Dios le dice a su pueblo lo que ha de venir en momentos postreros de dolor y angustia.<br />Tanto en casa como en la escuela existe un aprendizaje uno es dirigido y el otro de forma accidental, pero ambas deben estar unidad por un hilo resistente donde de forma consecuente se va dando el aprendizaje y es Cristo Jesús y como objetivo primordial de todo ese aprendizaje, es el de servir y poner a disposición nuestros dones y talentos para llegar a otros. Y demostrarles que realmente existe un Dios vivo, el cual tiene el control y abre las puertas de los cielos para proveer lo necesario a cada criatura.<br />Estoy casada, tango dos lindas hijas, para mí el matrimonio es muy serio, merece respeto; es decir mi esposo merece el respeto que quiero que él me dé.<br />Dios instituyó el matrimonio desde el Edén al igual que el sábado y como tal por amor a él y a mí misma quiero seguir cuidando de esa empresa, que como cualquier empresa no es fácil de llevar pero, nada difícil de conservar con la ayuda Dios. Si está Jesús como fundamento en la vida de cada integrante y como centro de mi familia, aun cuando haya dificultades no hay nada que él no pueda hacer por amor a cada uno de los que participamos del núcleo familiar. Y como familia habremos de reunirnos en su santo templo cada sábado en particular para agradecer por el cuidado que tiene para con cada uno de nosotros. Y es una forma de prepararnos para ir al cielo, pues de mes en mes y de sábado en sábado estaremos delante de su presencia para adorarle. Isa. 66:23 <br />Esto es parte de una formación, es indispensable para tener familias y sociedades más sanas. En donde se va moldeando nuestro carácter, en su palabra se encuentra el conocimiento y el prevenir actuar compulsivamente. Y es en la Santa Biblia donde tengo la esperanza de que todo aquello que hago mal, en cuanto a mí misma, para con mi esposo, mis hijas y de más personas; puedo encontrar consuelo y perdón de aquello que hago mal. <br />En el trayecto de la vida existen complicaciones, somos humanos y por consiguiente existe el pecado; pecado que desde nuestros padres Adán y Eva se ha venido desencadenando, esto ha sido una lucha constante entre el bien y el mal, una guerra cósmica que logrará su exterminio hasta que venga por segunda vez nuestro Señor Jesucristo en gloria y majestad, como Rey de Reyes y Señor de Señores. Mientras tanto uno tiene que ir aprendiendo a esquivar esas pequeñas piedras que va encontrando en el camino, las cuales serán para crecimiento y/o fortalecimiento del carácter.<br />Él gobierna el universo entero, conoce a cada una de sus criaturas. El hombre tiene un principio y un fin, pero… él no lo sabe. Y como tampoco yo lo sé, tengo la gran necesidad de tener un encuentro personal con Él cada día. Estoy consciente de que éste mundo no es mío ni para mí y como estoy de paso en esta tierra; la parte que me toca hacer, la debo hacer lo mejor posible, ya que él pide: que todo cuanto me venga a la mano para hacer, lo haga con todas mis fuerzas, porque en el seol, a donde voy, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. Ec.9:10 Y hablando de la muerte, doy gracias a Dios que es pasajero el sueño y también sé que cuando venga por segunda vez Cristo el Señor pondrá fin a este gran conflicto, ya no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor y viviré con Él por la eternidad. <br />