El documento describe la influencia de la luna en la percepción humana y la realidad. La luna crea un mundo paralelo durante la noche donde la imaginación vuela libremente y los sueños se mezclan con la realidad. A través de la historia, diferentes culturas le han atribuido significados a la luna, como su influencia en los ciclos femeninos. La autora también relata experiencias personales donde la luna la transportó a mundos oníricos y alteró su percepción de la realidad.
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La Luna y sus efectos
1. La Luna.
Susana Viveros Araneda.
La noche pasa a ser un especie de mundo paralelo en donde la gran mayoría
de las cosas nos evocan temor al punto de que todo se vuelve desconocido, no
existe seguridad ni certeza de nada alrededor de los objetos difusos que se van
desenvolviendo en la oscuridad, el caos inunda lo desconocido y la poca luz
altera los objetos, mutan las sombras por la luna majestuosa con su blanco
brillo avasallador que es capaz de penetrar la retina hipnotizando a cual sean
las miradas que tenga el azar de encontrarla.
La luna tan imponentemente fuerte nos transporta a una especie de mundo
paralelo, aquí nada es concreto no es como el día, que va figurando cada cosa,
aquí todo es permitido, los ojos van creando cosas nuevas, la imaginación
vuela más fácilmente y ya no existe un límite entre lo razonable, los sueños son
a realidad, eso es lo que importa, el espacio situado en el que estas parado, los
extraños que conoces, los viajes atemporales, el dios de ti mismo, tus miedos y
tus anhelos. La confusión común de su luz por sobre las cosas creando figuras
surrealista preparándonos de apoco al porvenir del sueño, sin antes alucinar en
nuestro estado noctambulo. Divagar entre lo incierto. La luna es como el canal
de escape de la realidad quizás un descanso a la densidad cotidiana, un viaje
al inconsciente llego de revelaciones un tanto inquietantes.
La luna como un ente por si solo, con su propia personalidad que es capaz de
interactuar con todos nosotros, así mismo como las aguas marinas son
atraídas por la luna llena y son fieles a los movimiento, sus ciclos también nos
evocan cosas, nuestra manera interna también se agitan, nos vuelve lunáticos,
desde siempre, desde hace mucho antes de que naciéramos, las diferentes
civilizaciones le han dado por años características, como por ejemplo en la
astrología se le conoce como la madre en el signo de cáncer, y en varias más
se le asemeja con la mujer, la que gesta, el poder femenino, en las leyendas y
la mitología, las energías que experimenta la mujer durante su ciclo menstrual
se describían como un ritmo de cuatro etapas que reflejaba las fases de la
luna.
Para volver al tema y relacionarlo con el texto de Walter Benjamin quien narra
el dilema de un niño, de sí mismo acostado escuchando el eco fuerte del
crujido de las cosas, sacando ciertos instintos animales que ocultamos en el
día, sintiendo entrar por la ventana la luz azul de la luna que lo pone alerta, los
ojos bien abiertos ante cualquier sonido o movimiento desde la oscuridad y sin
percatarse involucrándose a un mundo onírico, apareces en una realidad
alternativa en donde la luna lo consume y dedicar sus palabras a su temor “
Oh, estrella y flor, espíritu y forma, amor sufrimiento y tiempo, y eternidad”.
2. Cuando Walter Benjamín narra su historia con la luna no pude evitar recordar
miles de situaciones que me ha provocado el satélite, que también nunca ha
parado de encantar mis momentos, tanto de miedo como de nostalgia, pero
hay una historia en particular que me gustaría entrelazar. Hace dos inviernos
me dio el impulso de querer sentir el frio, de escapar y sentir el hielo chocar con
mi piel, así que junte mis cosas y me fui a punta arenas, vagabundee por
aquellos lugares patagónicos por varios días y en uno de esos recuerdo que se
hizo de noche, en un auto por una vía en medio de la pampa con algo de
cansancio y frio, recuerdo mirar la luna menguante que quizás por la misma
fatiga mis ojos eran capaces de ver tres de ellas entrelazándose, creando una
danza entre ellas encantándome a tal punto que los ojos se me pusieron
llorosos, en eso en medio de la oscuridad las estrellas empezaron a caer
dejando su rastro, pareciera como si estuvieran colgando del cielo, sentí que
hacían un camino, más grande a un portal brillante que me llevaba cada vez
más lejos, como un agujero negro que me atraía por la fuerza de sus encantos
y yo ansiosa avanzando sin poder seguir subiendo a través de él, la luz de la
ciudad despertó mi noción y me devolvía a la realidad que ya poco sentido
tenia, me baje del automóvil y entre al hostal directamente a la habitación, me
serví un café y me acomode en la ventana a escribir aquella sensación sin
poder pensar en otra cosa hasta que finalmente el sueño me llevo.
Y por otro lado han ocurrido situaciones en las que he estado en la caminata
nocturna hacia mi casa, un poco embriagada después de tanto baile y he
sentido temor por ver la luna, porque artificialmente estaba fuera de mi
sintiendo que malas cosas se avecinaban cuando ella se pone rojiza y las
nubes a su alrededor estaban verdosas, como si se estuviera oxidando.
Con este tipo de experiencia me pregunto ¿Qué es lo que define la realidad
como tal? ¿En donde queda la línea que divide lo real de lo onírico? como
podemos suponer que los sueños no pueden ser reales si nos confunden
constantemente, quizás sueño mucho despierta y a veces confundo los sueños
con la realidad y no entiendo muy bien que es lo certero pero a mi pareces los
limites siempre serán difusos pues todo depende de nuestra percepción de las
cosas, en la forma de mirar y de sentir.