El documento discute la decisión del presidente Santos y el ministro Cárdenas de privatizar Isagén, la principal empresa energética de Colombia, entregándola a empresas extranjeras. Esto resultaría en la pérdida de soberanía energética del país y mayores tarifas para los usuarios. Además, las cinco empresas preseleccionadas se han visto envueltas en escándalos de corrupción en sus respectivos países. La privatización de Isagén perjudicaría el futuro de la energía en Colombia y está en manos de los colombianos
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Energía colombiana, ¿en manos extranjeras
1. Energía colombiana, ¿en manos de quién?
Publicado Miércoles, 06 Mayo 2015 por Kavilando
Por: Mario Alejandro Valencia
A pesar de la oposición de la mayoría del Congreso y de los
argumentos contundentes expuestos por sectores académicos y
organizaciones sociales, el presidente Juan Manuel Santos y el
ministro Mauricio Cárdenas están decididos a entregar a extranjeros
el principal patrimonio energético de los colombianos.
La última instancia legal que puede reversar la decisión del gobierno
está en poder del Consejo de Estado, pero tras 21 meses desde la
primera demanda que se interpuso en contra de la privatización,
guarda un sospechoso silencio.
Si Santos y Cárdenas logran su cometido, Isagén quedaría en manos
de una de las cinco empresas extranjeras que fueron
preseleccionadas. Estas son: Gas Natural Fenosa (España), GDF Suez
(Francia), China Huadian (China), Colbún (Chile), Brookfield
(Canadá). En cualquier caso, el país perdería su soberanía energética,
porque ninguna de ellas estaría obligada a continuar con el plan de
expansión energética de la estatal, que incluye proyectos en energía
eólica y geotérmica. A excepción de China, Colombia firmó tratados
de libre comercio que impiden poner requisitos de desempeño a la
inversión de esas naciones, por lo que las utilidades tampoco tendrían
que ser reinvertidas.
Además, las compañías proponentes se han visto envueltas en
escándalos que restan legitimidad a su presencia en Colombia.
Miremos algunos casos: la chilena Colbún fue acusada de corrupción
por haber financiado al Partido Socialista y al Partido por la
2. Democracia, para que privilegiaran a la alemana Siemens en la
compra de turbinas, que finalizó en la crisis energética de ese país en
1999. Por su posición dominante en el mercado energético del país
austral, Colbún estaría más interesada en superar el déficit
energético chileno para seguir extrayendo cobre, que en el desarrollo
de este sector para los colombianos.
La francesa GDF Suez también ha protagonizado casos de corrupción
en España que involucran al gobierno de Mariano Rajoy, hechos que
resultaron en el arresto del secretario del Partido Popular, Francisco
Granados. La canadiense Brookfield es un fondo de capital que se
hizo a la propiedad de la Empresa de Energía de Boyacá a finales de
2011, aportando solo el 25 % de los recursos de la compra; el 75%
restante corrió por cuenta de los ahorros de los colombianos en los
fondos de pensiones. La compra de Isagén se realizaría a través de
una sociedad constituida en Barbados, reconocido paraíso fiscal.
Finalmente, Gas Natural Fenosa es tristemente famosa por
Electricaribe. La española es la principal accionista de la
electrificadora de los siete departamentos de la Costa Atlántica. Esta
empresa ha estado implicada en tantos escándalos y descontento
ciudadano, que en 2013 motivó la creación de un Movimiento de
Indignados. Los usuarios reclaman por las altas tarifas de energía, la
falta de inversión en infraestructura, la falta de mantenimiento, el
abuso de su posición dominante en el mercado, y oscilaciones en el
voltaje que dañan electrodomésticos a diario y han causado más de
500 muertos en los últimos 10 años. Para colmo, esta empresa recibe
subsidios del Estado por cuenta Fondo de Energía Social (FOES).
Es evidente que tomando control del 21 % de la generación de
energía del país, que es el aporte actual de Isagén, cualquiera de
estas empresas presionará por un aumento de las tarifas que pagan
los usuarios, pues la generación es el principal componente de la
estructura de costos.
En manos de alguna de estas empresas quedaría el futuro de la
energía de los colombianos. En las manos de los colombianos está el
poder para impedirlo.