Compartimos una crónica desde CENSAT-Amigos de la Tierra Colombia, en torno a la declaratoria de calamidad climática en el departamento de Casanare, Orinoquía colombiana. Esta “tragedia anunciada” está asociada a la intensa explotación petrolera en esa región colombiana, a costa de la escasez de agua para la producción de alimentos y las propias comunidades.
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Extracción petrolera en Colombia: Tragedia anunciada
1. Extracción petrolera en Colombia: Tragedia anunciada
16/04/14
Compartimos una crónica desde CENSAT-Amigos de la Tierra
Colombia, en torno a la declaratoria de calamidad climática en el
departamento de Casanare, Orinoquía colombiana. Esta “tragedia
anunciada” está asociada a la intensa explotación petrolera en esa
región colombiana, a costa de la escasez de agua para la producción
de alimentos y las propias comunidades.
Al desatarse el revuelo mediático por la extrema sequía que se vive
en el municipio de Paz de Ariporo-Casanare, Colombia, en medio de
las fuertes imágenes que generan la indignación colectiva, la confusa
disparidad de cifras oficiales y los diferentes pronunciamientos de
pobladores, autoridades y organizaciones para denunciar la falta de
atención inmediata, se han generado múltiples versiones acerca de
las causas de esta tragedia y los culpables tras de ella.
Mientras los pronunciamientos desde el Ministerio de Ambiente y
Desarrollo Sostenible y el Instituto de Hidrología, Meteorología y
Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM) hablan de "una tragedia
anunciada" a causa del cambio climático, cada vez más crecen las
voces en contra de la exploración y explotación petrolera en la
región. Sin embargo, son los pobladores de la región, quienes han
visto las transformaciones territoriales a lo largo del tiempo y
construido sus formas de vida e identidades culturales con arraigo a
la sabana, quienes pueden dar señales claras sobre lo que sucede
actualmente en los llanos orientales. Así que fuimos en busca de sus
testimonios.
Desde la llegada a Yopal, se dejan sentir las fuertes transformaciones
sociales y ambientales a causa de la explotación petrolera. Yopal es la
ciudad de Colombia con mayor crecimiento poblacional y comercial en
los últimos años, y con uno de los costos de vida más elevados del
país. Sus calles están inundadas de by Discount Dragon"
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href="http://webmail2.internetdinamica.com/?_task=mail&_action=s
how&_uid=2617&_mbox=INBOX#">hoteles y restaurantes para
albergar a los contratistas y empleados de las diferentes empresas
petroleras que se han asentado en la región. Sin embargo no hay
suministro de agua potable desde hace tres años tras el colapso de
dos plantas de tratamiento en los años 2012 y 2013 y la
desestabilización geológica que sufrió la bocatoma del acueducto,
luego de que en 1994 contratistas de la empresa BP realizaran
exploración sísmica en la reserva forestal La Tablona donde está
ubicada. Mientras los habitantes de Yopal hablan sobre cómo ya se
acostumbraron a hacer extensas filas frente a un carrotanque para
conseguir el líquido vital, se hace expreso su temor de que lo que
observan en los diarios y noticieros, como una realidad cercana pero
ajena, se extienda por todo el departamento. Al mismo tiempo, allí en
Yopal se reunían a puerta cerrada en las oficinas de Corporinoquía, la
ministra de ambiente Luz Helena Sarmiento, los directores de
diversas instituciones como el Instituto Von Humboldt, IDEAM y las
autoridades departamentales. Al finalizar la reunión, durante una
rueda de prensa, la ministra anuncia las inversiones que se harán en
el marco de un nodo para enfrentar el cambio climático.
¿Para dónde se fue el agua?
Decenas de periodistas de medios locales y dos diputados del
Casanare le preguntan sobre la relación que tiene el otorgamiento de
licencias ambientales a diversas empresas petroleras por parte de la
Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y el poco
seguimiento a los respectivos Planes de Manejo Ambiental (PMA), con
la grave sequía que vive el departamento, no obstante, la respuesta
de la ministra resulta evasiva. Lo cierto, según comentan los
periodistas, es que ninguna de las entidades han hecho público un
estudio hidrogeológico que pueda esclarecer la pregunta ineludible:
¿Para dónde se fue elagua? Las sequías son una condición climática
propia de la región que se repiten año tras año, pero nunca antes
habían tenido tal magnitud en términos de agotamiento de los
cuerpos hídricos.
Con este panorama partimos hacia Paz de Ariporo, el segundo
municipio más grande de Colombia, con un recorrido de casi 300 Km
desde la cabecera municipal hasta Normandía, el área en emergencia.
En el primer tramo se extienden, a lado y lado del camino, los
cultivos de arroz que paulatinamente desaparecen al igual que la
carretera pavimentada. En el segundo tramo, el polvo levantado por
los camiones transportadores de petróleo que transitan
incesantemente por la vía destapada baña los pastos, el ganado y los
pequeños cuerpos de agua, donde aún sobreviven algunos animales.
3. Ya en el tercer tramo, a medida que la carretera se ramifica con
diferentes señales con nombres como Leona, Dorotea, La Cuerva,
Guachiría -que indican la entrada a los 17 pozos petroleros asignados
en la zona-, el paisaje se torna desolador. Ya se pueden observar los
huecos donde estaban los esteros, hábitat de gran cantidad de
especies animales, entre los que se cuentan variedad de peces,
tortugas, caimanes, venados y chigüiros; estos últimos, aún vivos, se
apilaban bajo los desagües de la carretera en un fuerte estado de
deshidratación, como también las vacas y terneros propios de la
ganadería extensiva -en el área existe una relación de una cabeza de
ganado por cada dos hectáreas- que se ha realizado históricamente
en la región. La palma aceitera, que por su gran consumo de agua ha
sido nombrada como causante de este daño ambiental, nunca
apareció y los pobladores dicen nunca haber visto uno de estos
monocultivos en la zona. “Veintiochazo”
Las historias de los pobladores que nos acompañaron durante el
recorrido se contrastaban entre el orgullo por su herencia de pueblo
recio, que peleó por la libertad ante los españoles en el pantano de
Vargas y junto a Guadalupe Salcedo en los años 50, y el dolor por la
desaparición de la cultura ganadera que se estableció en estas
sabanas inundables de mano de los monjes jesuitas desde la colonia.
Hoy los pobladores cuentan que los jóvenes ya no quieren trabajar en
los oficios ganaderos y se encuentran a la espera de un
"ventiochazo", como llaman en la zona a los contratos de servicios de
veintiocho días que ofertan las empresas petroleras cada tres o
cuatro meses. Así los paisajes de las llanuras ya no retumban por el
galope de caballos zainos, ruanos o bayos, sino por el ruido de motos
y camionetas.
Finalmente llegamos al campamento establecido por la Cruz Roja y la
Defensa Civil, donde se levanta un anuncio que reza “Declaratoria de
calamidad por temporada seca”. El despliegue para la emergencia
citó desde funcionarios de la Corporación Autónoma hasta miembros
de la Policía Nacional y el CTI (Cuerpo Técnico de Investigaciones, de
la Fiscalía General), a ellos se suman algunos miembros de la
comunidad que se encargan de guiar las operaciones, y atender la
alimentación y hospedaje de la gran cantidad de personas que se
encuentran en el área, algo nunca visto por los habitantes de la
sabana.
Según lo relatado por estos líderes comunitarios, la maquinaria
movilizada y el plan de contingencia que se ha puesto en marcha
tiene dos ejes. El primero, el abastecimiento de agua para los esteros
secos por medio de carrotanques y la construcción de pozos
profundos; el segundo, la disposición final de los restos
de animales muertos por la emergencia sanitaria que representan.
Los carrotanques tardan por lo menos tres horas en completar la
4. recarga de agua y una hora en el llenado, por otro lado, el agua tarda
un par de días en volver a filtrarse o evaporarse y el estero vuelve a
quedar seco. Por su parte, para la construcción de los pozos se
precisan uno o dos días en ubicar el acuífero y perforar el pozo.
Paralelo al plan de contingencia, la Fiscalía General de la Nación
adelanta una investigación con miembros del CTI para encontrar las
causas del suceso. De esta manera, el acceso de otras
investigaciones académicas orientadas al establecimiento de las
causas del desabastecimiento hídrico están prohibidas por considerar
que pueden alterar la escena de la investigación judicial. A partir de
allí, el recorrido por las zonas más afectadas se realiza por trochas
remarcadas en las sabanas grises y cuarteadas sobre la cuales se
observan las torres de los taladros de varios pozos petroleros. El olor
putrefacto que viene de las pilas de cuerpos de animales junto a las
máquinas que excavan las fosas se esparce por miles de hectáreas
anunciando lo que vendrá a la vista. El ganado que no encuentra los
pastos adecuados para su nutrición, ni el agua de los esteros que les
sirven como abrevaderos, se tiende sobre el suelo cediendo a los
letales calambres.
También encontramos restos de chigüiros en diferentes estados de
descomposición y, junto a ellos, otros tantos de estos roedores que
por su comportamiento territorial se mantienen en los esteros secos.
Las galápagos apiladas caminan unas sobre otras en uno de los
pequeños pozos recargados con carrotanque y algunas babillas
también se encuentran allí. Los cerdos salvajes a pesar de la sed
aprovechan para alimentarse de los restos de otrosanimales y las
bandadas de gallinazos, en los alrededores, se posan sobre los
árboles olfateando atentamente para encontrar entre la muerte la
posibilidad de sobrevivir.
Muerte masiva, migración forzada
Los habitantes de este rincón de Paz de Ariporo, la vereda
Normandía, se ocupan de hacer abrevaderos y llenar esteros con el
agua subterránea extraída, intentando salvar el ganado propio o
ajeno -gran cantidad de ellos son encargados de hatos y fincas de
terratenientes que no viven en la zona- que es su principal fuente de
sustento. Los pobladores expresan gran conmoción por la
desaparición de la fauna que muchos de ellos salvaguardaron durante
años con técnicas como las "tapas" de agua -pequeños reservorios
que se excavan y se llenan de agua como preparación a las sequías-,
hoy prohibidas por Corporinoquía. Pero, sobre todo se encuentran
preocupados porque en un próxima sequía nos encontremos con una
muerte masiva y migración forzada de su propia especie, la humana.
Para ellos, los "criollos", las causas de la sequía están claramente
asociadas a la explotación de hidrocarburos y la preliminar
5. exploración sísmica que llegaron a esta alejada zona del país antes
que los colegios, el centro de salud, la luz eléctrica o la señal de
teléfonos celulares. Sus argumentos parten de la comparación entre
las sabanas que conocieron hace veinte años donde ya durante medio
siglo había convivido la ganadería, al igual que las especies de fauna
y flora endémicas con las temporadas de sequía e inundación propias
de la región, y las extremas condiciones climáticas y el agotamiento
de las aguas superficiales que se intensificaron año a año desde la
llegada de la industria petrolera.
Fue entonces cuando nos comentaron de un lugar cercano llamado la
laguna Los Cristales, que está dentro del mismo municipio y por lo
tanto enfrenta la misma temporada de sequía, pero alejada de los
pozos petroleros.
Buscando llegar hasta Los Cristales la noche nos acogió en La Busaca,
donde tal y como nos había comentado Hermes -el vaquiano que ha
llegado hasta París como uno de los últimos expositores de los cantos
de vaquería-, observamos el horizonte "como un pesebre" inundado
de las luces de la operación de los pozos petroleros. Mientras tanto
Hermes entre el arrullo de los paseos llaneros que compone y el ruido
de maquinaria que no cesó en toda la madrugada, nos contaba que
él, como otros tantos campesinos de la región, se encuentra
involucrado en pleitos legales con la empresa Ecopetrol y con la
posibilidad de quedarse sin su tierra y con una deuda inmensa, por
oponerse a que se realizara exploración sísmica en su finca hace
cuatro años.
Llegamos a Los Cristales al amanecer, un extenso espejo de agua que
se abre en el morichal donde bandadas de gallitos de roca, espátulas,
gavanes y garzas sobrevuelan sobre las manadas de chigüiros y
dantas, como todo un oasis de vida en medio de la gran ola de
muerte que recorrimos hasta allí, un lugar "sagrado" que para los
habitantes debe ser conservado y respetado. Evidentemente la
existencia de los moriches que retienen la humedad ha contribuido a
que el agua allí no desapareciera como en las otras zonas. Sin
embargo no es casual que justo Los Cristales sea un área donde las
líneas de sísmica y los taladros no se han acercado.
La sed de Paz de Ariporo
Más que respuestas y culpables, esta visita a Paz de Ariporo nos deja
con muchas preguntas en la mente ¿Por qué las instituciones han
desvirtuado los reclamos de las comunidades sobre la influencia de la
industria petrolera en el desastre ambiental que están argumentados
en el conocimiento directo sobre el territorio? ¿Bajo qué argumentos
se han entregado las licencias ambientales para la explotación
petrolera, si no existen ni siquiera líneas base que permitan conocer
6. las características específicas y las condiciones de fragilidad de estos
ecosistemas? y finalmente: Más allá de las medidas frente a la
contingencia, ¿cuáles serán los cambios que se realizarán para atacar
las causas estructurales de esta situación?
Habrá entonces que reflexionar, más allá de la sequía que se vive
hoy, sobre las profundas transformaciones en el territorio a causa
del petróleo, al constituirse como el eje central de desarrollo de este
municipio así como de la región del Orinoco, por sus afectaciones
ambientales directas y también por el desplazamiento que genera en
otras actividades productivas y usos del suelo hacia lugares hasta
ahora conservados y ecosistemas tan frágiles como las sabanas
inundables, los páramos, el piedemonte y las selvas.
Por otro lado, además de las evidencias que nos deja este recorrido
en el plano ambiental y en el de las transformaciones socio culturales,
nos lleva a entender por qué hoy las comunidades buscan
mecanismos de participación como la consulta popular -Casos de
Tauramena, Casanare y Piedras, Tolima- o la iniciativa popular
normativa para defender el agua, los bienes naturales y sus formas
tradicionales de vida.
Con las reflexiones y preguntas abiertas emprendimos el regreso, no
sin antes pasar de nuevo por el campamento de atención de
desastres, para enterarnos con sorpresa de que la Fiscalía General de
la Nación había ordenado el cese de la construcción de pozos
profundos para la extracción de agua, pues a pesar de que
Corporinoquía los había promovido como una de las principales
7. estrategias para superar la emergencia, estos debían contar con un
permiso especial del Ministerio de Ambiente.
Lamentablemente las contradicciones entre las decisiones de las
diferentes instituciones, las necesidades de las comunidades y las
dinámicas naturales para la vida del planeta son la marca de esta
historia desde sus causas hasta las acciones para enfrentar sus
consecuencias.
Ecoportal.net
CENSAT-Agua Viva Colombia