Elsa Punset es una pedagoga que aboga por enseñar la gestión de las emociones en las escuelas. Ella cree que los seres humanos son más emocionales que racionales y que las emociones son la base de todo, incluso de los pensamientos. Propone que en lugar de enseñar a desconfiar y temer al mundo, se debería enseñar a los niños a sentir curiosidad y amor por el mundo. Ella recibió de sus padres dos cosas que promueven la felicidad: afecto y un sentido de control sobre la prop
1. LUNES, 25 ENERO 2010
LA CONTRA
Elsa Punset, pedagoga de las emociones
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET
Soy hija del ‘baby boom’ de los 60. Nací en Londres, me crié en EE.UU., Haití, Madrid... y vi- ¿Qué emociones premia usted al edu-
car a sus hijas?
vo en Londres. Tengo dos hijas pequeñas. Máster en Humanidades por Oxford, me dedico a Las ayudo a identificar cada una de sus emo-
la pedagogía de la gestión emocional. Soy adogmática. Me permito sentir el misterio ciones: así entienden qué está pasándoles.
¿Hay emociones positivas y negativas?
No. Hay emociones útiles e inútiles. Si un
“Ante el mundo hay sólo dos día están tristes, las entreno a no temer a la
tristeza y a saber qué está mostrándoles.
¿Y qué muestra la tristeza?
El temor por una pérdida: por una ausencia,
actitudes: o miedo o amor” una carencia, porque algo termina... Si com-
prendes eso, ¡lo llevas mejor! Si no, esa tris-
teza puede agobiarte, angustiarte... y hasta
llevarte a medicarte sin necesidad.
Eso se hace mucho por aquí.
Porque no escuchamos lo bastante las voces
Inocencia radical de nuestras emociones. Habitúate a escu-
charlas y entenderás tus pasiones. Y una vi-
“Aspiro a ser la más lo- da con pasión y sentido es más feliz.
grada versión de mí mis- ¿Cómo puedo descubrir mi sentido?
Al levantarte, cuestiónate: “¿Qué me hace
mo” (Merleau-Ponty), hoy levantarme?”. El psicólogo Viktor
“Sueña sin que los sue- Frankl lo planteó más crudamente: “¿Qué
impide que hoy me suicide?”. Lo que se es-
ños te esclavicen” (Rud- conde tras la respuesta es tu sentido.
yard Kipling), “El ángel ¿Y luego?
Aliméntalo. De lo contrario, podrías matar-
de mi nacimiento dijo: lo de hambre. Hazte regalos emocionales.
Quizá sea apuntarte a una clase de baile...
‘Pequeña criatura hecha ¡Siembra tu vida de pequeños cambios!
de alegría y júbilo, ¡co- ¿Eso me hará más feliz?
Conozco un estudio hecho sobre 5.000 per-
rre y ama sin ayuda de sonas: un 10% declararon ser felices. Pues
nadie en la Tierra!’” bien, se observó que esas 500 personas ha-
bían seguido un patrón común...
(William Blake): son ¿Cuál? Cuente.
máximas citadas por El- Se habían marcado una meta. La habían
V
puesto por escrito (o se la habían contado a
ÀLEX GARCIA sa Punset en su ensayo conocidos), en una especie de compromiso
ivió en Haití? ños! Esa inocencia radical, ese amor, curiosi- Inocencia radical (Agui- público. Habían establecido metas volan-
Siendo niña, sí. Por eso sé que dad... es lo que luego nos enseñan a perder. tes, etapas menores en el camino hacia su
en Europa vivimos de espaldas ¿Por qué hacemos eso? lar), que apela a los últi- gran objetivo. Y cada vez que alcanzaban
a los riesgos que allí amenazan La educación aún premia las emociones de- mos hallazgos de las neu- una meta volante, se gratificaban con algo.
las vidas: allí viven intensamen- fensivas ante el mundo, en lugar de premiar Tomo nota.
te, aquí vivimos anestesiados. las emociones amorosas hacia el mundo. rociencias y la psicolo- Un amigo mío indio me dijo: “A vosotros os
Pues bendita anestesia. Será por algo, ¿no? gía para ponerlos al entierran a los 80 años, pero os morís a los
Pero pagamos un precio: aquí la vida no la- Porque seguimos anclados en lo que hace 20”. Me hizo pensar... Hoy sabemos que
te. Y, aburridos, llegamos a deprimirnos. Y 100.000 años resultó útil para sobrevivir en servicio de “una vida nuestro cerebro es muy plástico: ¡podemos
nos afanamos en distraernos. entornos cuajados de peligros: herramien- con pasión y sentido”, reinventarnos cada día durante 80 años! No
¿Y qué propone? tas –miedo, angustia, tristeza, ira...– que lo hacemos. ¡Atrevámonos, pues es posible!
Adiestrémonos en gestión emocional. La hoy quedan anticuadas y son ya un lastre. dice ella. Hija de Eduard Excitante: reinventarte cada día.
ciencia demuestra que todo –hasta un pen- ¿Recibió usted de sus padres la educa- Punset, profundiza en la Abrámonos a la realidad..., que incluye el
samiento– arranca de una emoción: ¡somos ción correcta? misterio. Darle la espalda a lo inconsciente
animales más emocionales que racionales! Me dieron las dos cosas que hoy se sabe que gestión de las emociones y a lo misterioso nos priva del 80% de la rea-
Pobre Descartes, qué viejo se queda... son los dos puntales de la felicidad. y aboga por enseñarla lidad, ¡la convierte en plana y aburrida!
Sí, pero ¡en las escuelas todavía no enseña- ¡Dígamelas, por favor! ¿Cómo aconseja mirar la realidad?
mos a nuestros niños a gestionar sus emocio- Una: afecto. Dos: sentido de control sobre en las escuelas. Me des- La ciencia nos habla de lo que sabe, pero no
nes! ¡Qué atraso!: hacerlo reportaría fabulo- tu vida. pide con una frase de puede hablarnos de lo que no sabe. No pres-
sas bendiciones para ellos y la humanidad. Explíqueme esto. cindas de todo eso. ¡Permítete inventar pre-
¿Se puede enseñar a sentir? Recibir afecto en la infancia infunde con- Jung: “La vida te hace guntas y soñar respuestas! Es esa capacidad
Nos enseñan a desconfiar, recelar, sospe- fianza y seguridad ante el mundo. Estudios de inventar y soñar (y no sólo la de analizar)
char, despreciar, odiar... ¡Que nos enseñen a sobre resiliencia –capacidad para remontar
una pregunta cuya única la que nos hace plenamente humanos.
amar! Nos enseñan que el mundo es peligro- tremendos reveses– demuestran que niños respuesta es tu vida”. Gracias, maestra.
so, pudiendo enseñarnos que es fabuloso. tratados horriblemente que se agarraron a ¡Los maestros son los niños! Ellos nacen li-
¿Lo es? una mirada amorosa... pudieron remontar. bres, con esa inocencia radical abierta al
Hay sólo dos modos de relacionarse con el Puntal uno: amor. Puntal dos… misterio, a la confianza en la vida y al amor
mundo: desde el miedo o desde el amor. Sen- Soberanía sobre tu vida. Mis padres jamás al mundo. Si la conservásemos..., ¡seríamos
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tir curiosidad por el mundo es amarlo, es lo hablaron de “la suerte”, sólo de cómo ac- siempre creativos y felices!
mismo. ¡Es lo que sienten los niños peque- tuar: eso te enseña a ser el piloto de tu vida. VÍCTOR-M. AMELA