El bautismo es una orden de Jesucristo y no una opción. Se expresa en el Nuevo Testamento como introducir en el agua o sumergir en agua. Cristo lo instituyó como obligatorio para todos sus discípulos. En el bautismo, el Padre confirmó la misión y persona de Jesús a través de la apertura de los cielos y el Espíritu Santo en forma de paloma. El bautismo significa un cambio radical en el interior y una expresión inicial de crecimiento en la fe.