Jeremy creció en un sucio y hacinado orfanato dirigido por Lady Ruthless. Los niños dormían en literas andrajosas y jugaban en un patio oscuro de cemento. Recibían un mísero pan y leche aguada una vez al día. Los niños más débiles eran golpeados por los demás para quitarles la comida. Debido a su delgadez, Jeremy solo podía conformarse con la leche. Cuando tenía mucho hambre, buscaba alimento entre insectos, musgo e incluso cazando ratas y murciélagos.
3. Jeremy no conoció otro hogar que no fuera el sucio orfanato de Lady
Ruthless, donde él y casi 100 niños y niñas más dormían hacinados en
literas andrajosas, jugaban en un patio oscuro de cemento y peleaban por
conseguir algo más que llevarse a la boca que le mísero chusco de pan que
Lady Ruthless les daba una vez al día, acompañado de leche aguada.
Algunos niños, los más débiles, eran acosados y golpeados a diario para
quitarles la comida. Jeremy era uno de esos niños enclenques que se tenía
que conformar con la leche… y cuando no pudo más con el hambre, buscó
alimento donde pudo: en los insectos que se esconden en las paredes, en el
musgo que la humedad hace crecer e incluso cazando pequeños animales
como ratas o murciélagos.
5. Jeremy no conoció otro hogar que no fuera el sucio orfanato de Lady
Ruthless, donde él y casi 100 niños y niñas más dormían hacinados en
literas andrajosas, jugaban en un patio oscuro de cemento y peleaban por
conseguir algo más que llevarse a la boca que le mísero chusco de pan que
Lady Ruthless les daba una vez al día, acompañado de leche aguada.
Algunos niños, los más débiles, eran acosados y golpeados a diario para
quitarles la comida. Jeremy era uno de esos niños enclenques que se tenía
que conformar con la leche… y cuando no pudo más con el hambre, buscó
alimento donde pudo: en los insectos que se esconden en las paredes, en el
musgo que la humedad hace crecer e incluso cazando pequeños animales
como ratas o murciélagos.