Las antiguas civilizaciones dividieron la bóveda celeste en 88 constelaciones representando figuras, que aún se usan para ubicarse en el cielo nocturno. Algunas constelaciones como la Cruz del Sur y Osa Mayor ayudan a encontrar los polos norte y sur celestes. Los astrónomos usan las constelaciones para indicar la posición de astros, nombrando primero la estrella más brillante de cada constelación y luego las siguientes en orden de brillo usando letras del alfabeto griego.
1. Las constelaciones de la tierra Las antiguas civilizaciones sugirieron formas y figuras en el cielo para identificar la distribución observada de las estrellas; esas formas fueron tanto de animales y seres mitológicos, como de objetos de uso cotidiano. Se las llamó constelaciones y actualmente resultan un esquema útil para delimitar una zona del cielo. Hoy se consideran 88 constelaciones, es decir, la bóveda celeste se ha subdividido en 88 sectores definidos; a cada una le corresponde una determinada región del cielo: hay constelaciones visibles desde ambos hemisferios de la Tierra y otras observables sólo desde uno de ellos. Entre las constelaciones más conocidas se hallan las que se encuentran proyectando el plano de la órbita de la Tierra sobre el fondo de las estrellas fijas: son las constelaciones del Zodíaco . Por fuera de la banda zodiacal, algunas muy conocidas son Cruz del Sur (visible desde nuestro hemisferio) y Osa Mayor (visible desde el hemisferio Norte), ya que las mismas permiten ubicar la posición de importantes puntos de referencia (polo sur y norte celestes, respectivamente). La constelación que ocupa más superficie en la esfera celeste es la de Hydra (unos 1.303 grados2); contiene 68 estrellas visibles a simple vista. La Cruz del Sur, por su parte, es la constelación más pequeña. Comúnmente se indica la posición de astros y de fenómenos astronómicos con respecto a la constelación donde aparecen. Por ejemplo "alfa Centauro" identifica la estrella más brillante de la constelación del Centauro. Denominar la estrella como "Alfa" es nombrar a la primera letra del alfabeto griego (); los astrónomos incorporaron la secuencia de este abecedario como una escala de brillos aparentes de las estrellas. Alfa ( ) es la más luminosa, luego le sigue Beta ( ), y así consecutivamente. En general, las estrellas más luminosas también han recibido nombre propio, como Sirio ( Canis Majoris). Cuando se trata de estrellas menos brillantes