El destinatario de una obra de teatro es el público que asiste a la representación, no el lector. El público con su presencia, aplausos y críticas pone fin al espectáculo teatral. Aunque el autor idealiza un destinatario cuando escribe, las obras a veces son apreciadas por públicos diferentes al codificado originalmente.
1. Institución educativa barrio santa cruzTEATROSi la obra de teatro se caracteriza por la palabra representación ¿quién es el destinatario?(1) BIBLIOGRAPHY 9226 1. SÁNCHEZ, J. Santos. El teatro, ¿un espectáculo popular... del pasado? El teatro, ¿un espectáculo popular... del pasado? [En línea] [Citado el: o1 de 09 de 2011.] http://iespluza.educa.aragon.es/Extraescolares/Revista%20ANAQUEL/Teatro%20espectaculo%20pasado.htm.2. slideshare. slideshare. [En línea] laura maria loaiza, 13 de 05 de 2011. [Citado el: 26 de 05 de 2011.] http://www.slideshare.net/lauramaria19/quien-es-el-destinatario-en-una-obra-de-teatro.Cristian ciro, yeraldin Pérez, Diego Garcés 26/05/2011<br /> CITATION sli11 9226 (1)Si la obra de teatro se caracteriza por la palabra representación ¿quién es el destinatario?<br />El destinatario es el público que asiste a la representación más que el lector el destinatario de una obra de teatro es el público quien con su presencia, sus aplausos, entusiasmo, sus quejas y sus críticas en definitiva, con su participación pone fin al espectáculo. Y como el teatro es un espectáculo, siempre ha interesado al público y a veces ha llegado a ser un verdadero fenómeno de masas y uno de los principales medios de entretenimiento de la gente. <br />Destinatario Es aquél que asiste una obra de teatro, sin importar su condición social, edad, sexo etc. Luego veremos que el autor cuando escribe las obras irremediablemente y a veces sin proponérselo racionalmente codifica un destinatario ideal, tanto en el teatro como en las otras formas artísticas. Es una especie de lector modelo, quien espera que le lea, escuche o asista a una representación de sus obras. Por eso existe literatura para niños, mujeres, hombres, homosexuales, negros, pobres, intelectuales, etc. Difícilmente exista un autor que escriba para un público amorfo, indeterminado. Ahora bien puede ocurrir y de hecho sucede con frecuencia que las obras las leen destinatarios imprevistos, los que nunca el autor hubiese creído que leerían sus obras y en ocasiones son apreciadas por ellos más que los destinatarios que codificaron en sus obras.<br />