El reiki se ha intentado imbrincar en los procedimientos terapéuticos de hospitales y centros de la red sanitaria como una "terapia" complementaria que no conlleva ningún riesgo para los pacientes, pero esto no es cierto. Es necesario conocer en más profundidad el transfondo y la neurofisiología subyacente en esta técnica y tomar decisiones sobre su erradicación de todo proceso sanitario.