El documento presenta un encuentro de oración para Navidad. Resalta que Dios nos enseña la grandeza de su humildad al nacer en Belén. Incluye lecturas bíblicas, oraciones y reflexiones. Esta última habla sobre el mensaje del Papa Francisco de que Dios elige lo pequeño para enseñarnos, como al nacer en un pesebre para traernos una esperanza segura en Él.
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
Oración de navidad 2017
1. ENCUENTRO DE ORACIÓN:
En Navidad, Dios nos enseña la grandeza de su
humildad
CANCIÓN INICIAL.
AMBIENTACIÓN: LOGRA QUE ESTE DICIEMBRE NO SEA UN MES DE AGITACIÓN
Logra que este diciembre no sea un mes de agitación y consumismo sino de sosiego
interior, vida familiar y espiritualidad.
Es contradictorio que se celebre el nacimiento de Jesús sin paz, sin fe y sólo con migajas
de amor.
Pon límites y no hagas gastos innecesarios porque Jesús no nació en un centro comercial
ni sus padres se endeudaron para recibirlo.
Me sorprende ver a muchos estresados y afanados en un mes que debería ser de calma y
de amor. Es que la mayoría de las personas son como borreguitos que caminan al ritmo
que les impone la sociedad de consumo. En estos días dedica buen tiempo a orar y
meditar, lee algo que te inspire y comparte mucho con los que amas.
Antes de que acabe el año cierra ciclos, sana heridas del alma, perdónate y perdona de
corazón.
Navidad es que algo hermoso renazca en ti y que Dios sea tu amado y tu amigo, tu fuente de
luz y paz. Sin eso todo se queda en adornos externos y en consumo.
Gonzalo Gallo www.oasisgonzalogallo.com
ORACIÓN INICIAL
¡Cuáles y cuántas enseñanzas surgen de la Gruta de Belén!
¡Cómo debe sentirse encendido de amor el corazón por
Aquel que es todo ternura y se ha hecho para nosotros!
¡Cómo debemos arder del deseo de conducir al mundo todo
a esta humilde gruta, asilo del Rey de reyes, más grande que
cualquier reino humano! Pidamos a este Divino Niño el
poder revestirnos de humidad, porque solo con esta virtud
podemos gustar este misterio pleno de divinas ternuras”
PADRE PÍO.
TEXTO BÍBLICO:SAN JUAN 1, 1-5. 9-14
"En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba
ante Dios en el principio. Por Ella se hizo todo, y nada llegó a ser sin Ella. Lo que fue hecho
tenía vida en ella, y para los hombres la vida era luz. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas
no la recibieron"
"Ella era la luz verdadera, la luz que ilumina a todo hombre, y llegaba al mundo. Ya estaba en
el mundo, este mundo que se hizo por Ella, o por El, este mundo que no lo recibió. Vino a su
propia casa, y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les dio capacidad
para ser hijos de Dios. Al creer en su Nombre han nacido, no de sangre alguna ni por ley de la
carne, ni por voluntad de hombre, sino que han nacido de Dios. Y la Palabra se hizo carne,
puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo
único, en él todo era don amoroso y verdad."
2. SALMO 15 DEL «OFICIO DE LA PASIÓN» DE SAN FRANCISCO
CUENTO DE NAVIDAD
SIGNO [SER ESTRELLA DESDE LA HUMILDAD. UN COMPROMISO ¿DÓNDE BRILLAR? ]
REFLEXIÓN: EL PAPA: EN NAVIDAD, DIOS NOS ENSEÑA LA GRANDEZA DE SU
HUMILDAD (Leer el texto del Papa y luego podemos compartir).
CANCIÓN.
PRECES Y ACCIÓN DE GRACIAS.
PADRE NUESTRO.
ORACIÓN FINAL Y CANCIÓN FINAL
Era la hora que Dios había elegido,
era la plenitud del tiempo,
era de noche en aquella navidad.
Dios se hace hombre.
Dios con el Hombre.
En la fragilidad del tiempo,
en el corazón de la noche,
Dios nace hombre.
Hombre, ¿te has enterado de esa noticia?
¿Te has asomado al silencio
donde Dios espera a los hombres,
donde Dios te está esperando?
Dios con nosotros,
es un hecho ya.
Pero, ¿nosotros con Dios?
FELIZ NAVIDAD
3. SALMO 15 DEL «OFICIO DE LA PASIÓN» DE SAN FRANCISCO
Gritad de gozo a Dios, nuestra ayuda:
aclamad al Señor Dios vivo y verdadero
con gritos de júbilo.
Porque el Señor es excelso, terrible,
Rey grande sobre toda la tierra.
Porque el santísimo Padre del cielo,
Rey nuestro antes de los siglos,
envió a su amado Hijo de lo alto,
y nació de la bienaventurada Virgen santa María.
Él me invocó: «Tú eres mi Padre»;
y yo lo constituiré mi primogénito,
excelso sobre los reyes de la tierra.
En aquel día envió el Señor su misericordia,
y de noche su cántico.
Este es el día que hizo el Señor,
exultemos y alegrémonos en él.
Porque un santísimo niño amado se nos ha dado,
y nació por nosotros de camino
y fue puesto en un pesebre,
porque no tenía lugar en la posada.
Gloria al Señor Dios en las alturas,
y en la tierra, paz a los hombres de buena voluntad.
Alégrense los cielos y exulte la tierra,
conmuévase el mar y cuanto lo llena;
se alegrarán los campos y todo lo que hay en ellos.
Cantadle un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Porque grande es el Señor
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Familias de los pueblos, ofreced al Señor,
ofreced al Señor gloria y honor,
ofreced al Señor gloria para su nombre.
Ofreced vuestros cuerpos
y llevad a cuestas su santa cruz,
y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos.
4. CUENTO DE NAVIDAD
De entre todas las estrellas que brillan en el cielo, siempre había existido una más brillante y bella que las
demás. Todos los planetas y estrellas del cielo la contemplaban con admiración, y se preguntaban cuál sería la
importante misión que debía cumplir. Y lo mismo hacía la estrella, consciente de su incomparable belleza.
Las dudas se acabaron cuando un grupo de ángeles fue a buscar a la gran estrella:
- Corre. Ha llegado tu momento, el Señor te llama para encargarte una importante misión.
Y ella acudió tan rápido como pudo para enterarse de que debía indicar el lugar en que ocurriría el suceso más
importante de la historia.
La estrella se llenó de orgullo, se vistió con sus mejores brillos, y se dispuso a seguir a los ángeles que le
indicarían el lugar. Brillaba con tal fuerza y belleza, que podía ser vista desde todos los lugares de la tierra, y hasta
un grupo de sabios decidió seguirla, sabedores de que debía indicar algo importante.
Durante días la estrella siguió a los ángeles, indicando el camino, ansiosa por descubrir cómo sería el lugar que iba
a iluminar. Pero cuando los ángeles se pararon, y con gran alegría dijeron “Aquí es”, la estrella no lo podía creer.
No había ni palacios, ni castillos, ni mansiones, ni oro ni joyas. Sólo un pequeño establo medio abandonado, sucio y
maloliente.
- ¡Ah, no! ¡Eso no! ¡Yo no puedo desperdiciar mi brillo y mi belleza alumbrando un lugar como éste! ¡Yo nací para
algo más grande!
Y aunque los ángeles trataron de calmarla, la furia de la estrella creció y creció, y llegó a juntar tanta soberbia y
orgullo en su interior, que comenzó a arder. Y así se consumió en sí misma, desapareciendo.
¡Menudo problema! Tan sólo faltaban unos días para el gran momento, y se habían quedado sin estrella. Los
ángeles, presa del pánico, corrieron al Cielo a contar a Dios lo que había ocurrido. Éste, después de meditar
durante un momento, les dijo:
- Buscad y llamad entonces a la más pequeña, a la más humilde y alegre de todas las estrellas que encontréis.
Sorprendidos por el mandato, pero sin dudarlo, porque el Señor solía hacer esas cosas, los ángeles volaron por
los cielos en busca de la más diminuta y alegre de las estrellas. Era una estrella pequeñísima, tan pequeña como
un granito de arena. Se sabía tan poca cosa, que no daba ninguna importancia a su brillo, y dedicaba todo el
tiempo a reír y charlar con sus amigas las estrellas más grandes. Cuando llegó ante el Señor, este le dijo:
- La estrella más perfecta de la creación, la más maravillosa y brillante, me ha fallado por su soberbia. He pensado
que tú, la más humilde y alegre de todas las estrellas, serías la indicada para ocupar su lugar y alumbrar el hecho
más importante de la historia: el nacimiento del Niño Dios en Belén.
Tanta emoción llenó a nuestra estrellita, y tanta alegría sintió, que ya había llegado a Belén tras los ángeles cuando
se dio cuenta de que su brillo era insignificante y que, por más que lo intentara, no era capaz de brillar mucho
más que una luciérnaga.
“Claro”, se dijo. “Pero cómo no lo habré pensado antes de aceptar el encargo. ¡Si soy la estrella más pequeña! Es
totalmente imposible que yo pueda hacerlo tan bien como aquella gran estrella brillante... ¡Que pena! Mira que ir
a desaprovechar una ocasión que envidiarían todas las estrellas del mundo...”.
Entonces pensó de nuevo “todas las estrellas del mundo”. ¡Seguro que estarían encantadas de participar en algo
así! Y sin dudarlo, surcó los cielos con un mensaje para todas sus amigas:
"El 25 de diciembre, a medianoche, quiero compartir con vosotras la mayor gloria que puede haber para una
estrella: ¡alumbrar el nacimiento de Dios! Os espero en el pueblecito de Belén, junto a un pequeño establo."
Y efectivamente, ninguna de las estrellas rechazó tan generosa invitación. Y tantas y tantas estrellas se juntaron,
que entre todas formaron la Estrella de Navidad más bella que se haya visto nunca, aunque a nuestra estrellita ni
siquiera se la distinguía entre tanto brillo. Y encantado por su excelente servicio, y en premio por su humildad y
generosidad, Dios convirtió a la pequeña mensajera en una preciosa estrella fugaz, y le dio el don de conceder
deseos cada vez que alguien viera su bellísima estela brillar en el cielo.
Pedro Pablo Sacristán
5. REFLEXIÓN
EL PAPA: EN NAVIDAD, DIOS NOS ENSEÑA LA GRANDEZA DE SU HUMILDAD
Dios siempre escoge lo pequeño, lo que no cuenta, para enseñarnos la grandeza de su humildad”, dijo el
Papa Francisco este miércoles 21 de diciembre en el aula Pablo VI del Vaticano ante 4000 fieles y
peregrinos, entre ellos algunos enfermos acompañados.
Su catequesis, centrada en el tema de la Navidad de Jesús, fuente de esperanza, forma parte de un ciclo
iniciado hace dos semanas sobre el tema de la esperanza cristiana.
El Papa remarcó que nuestras propias seguridades no nos salvarán, sólo nos salva la esperanza en Dios.
E invitó a ver a María que con su “sí” ha abierto a Dios la puerta de la salvación.
Después dirigió la atención a los pequeños que siempre esperan en Dios e invitó a que nos preparemos
para la Natividad del Señor. “¿Mi vida interior está cerrada, quieta? ¿o camino con esperanza?”,
preguntó.
A pocos días de la Navidad, Francisco invitó a contemplar el nacimiento del Hijo de Dios como “el
momento concreto en el que la esperanza entró en el mundo”.
“Dios se despoja de su divinidad y se acerca a su pueblo, manifestando su fidelidad y ofreciendo a la
humanidad la vida eterna”, explicó Francisco.
“El nacimiento de Jesús nos trae una esperanza segura, visible y evidente, que tiene su fundamento en
Dios mismo. Jesús, entrando en el mundo, nos da fuerza para caminar con Él hacia la plenitud de la vida
y vivir el presente de un modo nuevo”.
“El pesebre que preparamos en nuestras casas nos habla de este gran misterio de esperanza. Dios elige
nacer en Belén, un pueblito insignificante”, indicó.
El Pontífice subrayó la pobreza del Niño Jesús en el Belén. “Allí, en la pobreza de una gruta, María,
Madre de la esperanza, da a luz al Redentor”.
José, el padre de Jesús, fue también objeto de atención del Papa. “Junto a ella (María) está José, el
hombre justo que confía en la palabra del Señor; los pastores, que representan a los pobres y sencillos,
que esperan el cumplimiento de las promesas de Dios, y también los ángeles cantando la gloria del
Señor y la salvación que se realiza en este Niño”.