Nos aproximamos a la celebración de la Natividad del Señor, por tal razón desde la Unidad de Espiritualidad Eudista (UEE) de la Facultad de Estudios Bíblicos Pastorales y de Espiritualidad de UNIMINUTO
Te invitamos a rezar con gran devoción la Novena de Navidad inspirada en textos de San Juan Eudes.
Feliz Navidad y Próspero 2022
2. Cuando el pueblo o la comunidad se unen
para orar, allí está la acción del Espíritu
Santo. Esta palabra se cumple ciertamente
cuando hacemos sinceramente la novena
de Navidad.
El corazón se alegra por la acción de Dios en
los profetas, en san José y, de manera
especial, en la Virgen María que da a luz al
Hijo de Dios, la Palabra hecha carne, hecha
infante (in fans = que no habla).
Es un gran misterio, es un gozo grande la
realidad de Dios con nosotros.
La celebración de la novena de Navidad en
familia se convierte en una liturgia
doméstica, celebrada por una comunidad
de bautizados, de creyentes, dentro de la
que se destaca un lugar especial para los
niños. Los niños oran, celebran y cantan al
Dios hecho niño.
Presentación
3. Presentación
Es igualmente un tiempo de oración en el
que se resalta la humildad de Jesús y de
María, el silencio, la contemplación del
misterio de la Virgen Madre y del Hijo de
Dios hecho hombre, es también un
tiempo de contemplar la presencia y la
acción de los ángeles, cuyo oficio es el de
adorar y alabar a Dios. Pedimos que el
Señor bendiga a las personas y a las
familias que realicen esta Novena de
Navidad, compuesta con base en textos
de san Juan Eudes que honra el misterio
dela santa infancia de Jesús.
P. Álvaro Duarte cjm.
4. Forma de rezar
la novena
1.Saludo de bienvenida.
2.Villancico (opcional).
3.Oración para todos los días.
4.Lectura bíblica tomada del día de l
novena correspondiente.
5.Consideración a partir de las meditacione
de San Juan Eudes.
6.Villancico (opcional)
7.Oración a la Santísima Virgen María
8.Oración a San José.
9.Gozos.
10.Oración al Niño Jesús.
11.Despedida.
5. Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste
a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda
de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas
de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales,
te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En
retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás
virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus
divinos méritos, por las incomodidades con que nació
y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre,
dispongas nuestros corazones con humildad
profunda, con amor encendido, con tal desprecio de
todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente.
Oración para todos
los dias.
6. Oh Sapiencia suma del Dios soberano que
a infantil alcance te rebajas sacro! Oh,
Divino Niño, ven para enseñarnos la
prudencia que hace verdaderos sabios.
Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto
Gozos
7. Oh, raíz sagrada
de Jesé que en lo
alto
presentas al orbe
tu fragante nardo!
Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles,
bella flor del campo.
Ven a nuestras
almas,
ven no tardes tanto.
Oh! Adonaí potente,
que a Moisés
hablando
de Israel al pueblo
distes los mandatos!
¡Ah, ven
prontamente
para rescatarnos
y que un Niño débil
muestre fuerte brazo!
Ven a nuestras
almas,
ven no tardes tanto
Gozos
8. Llave de David
que abre al
desterrado
las cerradas puertas
del regio palacio.
Sácanos, oh Niño,
con tu blanca mano
de la cárcel triste
que labró el pecado!
Ven a nuestras
almas,
ven no tardes tanto.
Oh, lumbre de
Oriente sol de
eternos rayos, que
entre las tinieblas tu
esplendor veamos.
Niño tan precioso
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de
tus dulces labios.
Ven a nuestras
almas, ven no tardes
tanto.
9. Llave de David
que abre al
desterrado
las cerradas
puertas
del regio palacio.
Sácanos, oh Niño,
con tu blanca mano
de la cárcel triste
que labró el
pecado!
Ven a nuestras
almas,
ven no tardes tanto.
Espejo sin mancha.
Santo de los
santos,Sin igual
imagen del Dios
soberano.Borra
nuestras culpas,
salva al desterrado y
en forma de Niño da
al mísero amparo.
Ven a nuestras
almas, ven no tardes
tanto.
Rey de las naciones
Emmanuel preclaro
de Israel anhelo,
Pastor del rebaño,
Niño que apacientas
con suave cayado ya
la oveja arisca ya el
cordero manso. Ven
a nuestras almas, ven
no tardes tanto.
10. Ábranse los cielos y
llueva de lo alto
bienhechor rocío
como riego santo.
Ven hermoso Niño
ven Dios
humanado. Luce
hermosa estrella,
brota flor del
campo Ven a
nuestras almas, ven
no tardes tanto.
Ven que ya María
previene sus brazos
do su Niño vean en
tiempo cercano
Ven, que ya José
con anhelo sacro,
se dispone a
hacerse de tu amor
sagrario. Ven a
nuestras almas, ven
no tardes tanto.
11. Del débil auxilio, del
doliente amparo,
consuelo del triste
luz del desterrado
Vida de mi vida, mi
dueño adorado, mi
constante amigo, mi
divino hermano. Ven
a nuestras almas, ven
no tardes tanto.
Véante mis ojos de ti
enamorados, bese
ya tus plantas, bese
ya tus manos.
Prosternado en
tierra, te tiendo los
brazos, y aún más
que mis frases te
dice mi llanto Ven a
nuestras almas, ven
no tardes tanto.
¡Ven Salvador nuestro por quien suspiramos
Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!
12. Soberana María, que por tus grandes virtudes y
especialmente por tu humildad, mereciste que todo
un Dios te escogiera por madre suya: te suplico
que tú misma prepares y dispongas mi alma y la
de todos los que en este tiempo hicieran esta
novena, para el nacimiento espiritual de tu
adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunícame
algo del profundo recogimiento y divina ternura
con que le aguardaste, para que nos hagas menos
indignos de verle, amarle y adorarle por toda la
eternidad. Amén.
Se reza un Ave María
Oración a la
santísima virgen.
13. ¡Oh Santísimo José esposo de María y padre
adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque te escogió para tan altos ministerios y
te adornó con todos los dones
proporcionados a tan excelente grandeza. Te
ruego, por el amor que tuviste al Divino Niño,
me abraces en fervorosos deseos de verle y
recibirle sacramentalmente, mientras en su
divina esencia le veo y le gozo en el cielo.
Amén
Se reza un Padre Nuestro
Oración a san José
14. Acuérdate ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la
venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en
persona suya a todos tus devotos estas palabras tan
consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y
doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos
de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza
en Ti, oh Jesús, que eres la misma verdad, venimos a
exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una
vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.
Concédenos por los méritos de tu encarnación y de tu
infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto (en silencio
supliquemos aDios alguna gracia que necesitemos) Nos
entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente! seguros de que no
quedará frustrada nuestra esperanza y de que en virtud de
tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente
nuestra súplica. Amén
Oración al niño
Jesús
15. Lectura biblica
Lucas 2, 1-7
Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César
Augusto ordenando que se empadronase todo el
mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar
siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a
empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también
José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a
la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la
casa y familia de David, para empadronarse con María,
su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras
ellos estaban allí, se le cumplieron los días del
alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le
envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque
no tenían sitio en el alojamiento.
Día primero
16. Jesús, te adoro en el momento de tu Encarnación, en el
primer instante de tu vida temporal y pasible. Adoro
los portentos que entonces tuvieron lugar en ti.
¡Cuántas grandezas se acumularon en ti y por ti en ese
dichoso instante, en relación con tu Padre, con tu
Espíritu Santo, con tu sagrada humanidad y con tu
santa Madre! Qué maravillosos pensamientos, afectos,
amor y aplicación de tu alma santa a tu Padre, en ese
instante, para adorarlo, glorificarlo y sacrificarte
enteramente a su gloria y al cumplimiento de sus
designios.
Consideración
17. Adoro, buen Jesús, los primeros pensamientos y
actos de adoración, de oblación, de amor y de
alabanza que en ese momento diste a tu Padre.
Ciertamente, en ese solo instante, le diste más
honor y amor que todos los ángeles y los
hombres en los miles de años que antecedieron a
tu encarnación y en toda la eternidad. ¡Qué
alegría siento, Padre de Jesús, ¡al verte tan amado
y glorificado por tu Hijo! Seas por siempre
bendito, amado y adorado, Jesús, por el honor y
el amor que diste a tu Padre en el feliz momento
de tu encarnación.
Consideración
18. Lucas 2, 8 -14
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al
raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se
les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los
envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo:
«No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será
para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de
David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá
de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y
acostado en un pesebre.» Y de pronto se juntó con el ángel
una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los
hombres en quienes él se complace.»
Día segundo
19. ¡Jesús!, a la luz de la fe descubro que tienes entonces grandes
designios y realizas maravillas en la persona en la que se
cumple ese misterio. Adoro tus primeros pensamientos y actos
de amor y tus primeros frutos de gracia, de luz y de santidad
que realizaste en favor de tu santa Madre en el momento de
tu encarnación. Hago homenaje, también, a los primeros actos
de adoración, de alabanza y de amor de tan excelsa Madre
por tan excelente Hijo. Bendito seas, Jesús, Hijo de María, por
las maravillas obradas en tu santa Madre, por este adorable
misterio. Bendita seas, Madre de Jesús, por la gloria que en él
diste a tu Hijo. Úneme, te lo ruego, al amor y al honor que le
diste en ese primer instante de su vida, y hazme comulgar con
el amor que le tienes y con tu celo por su gloria.
Consideración
20. Lucas 2, 15-18
Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al
cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta
Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha
manifestado.» Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y
a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a
conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos
los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les
decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las
meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando
y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto,
conforme a lo que se les había dicho.
Tercer día
21. Jesús, en el mismo instante en que, apenas encarnado, te
volviste a tu Padre, también te volviste a mí. Cuando empezaste
a pensar en Él, a dirigirte a Él y a amarlo, pensaste igualmente
en mí, te diste a mí y me amaste. En el mismo instante en que
comenzaste tu vida, comenzaste a vivir para mí, a prepararme
gracias señaladas y a formar grandes designios
sobre mí.
Consideración
22. Porque, ya desde entonces, concebiste el designio de imprimir
en mí una imagen del misterio de tu encarnación y te
encarnaste, en cierta manera, dentro de mí, uniéndome a ti y
uniéndote tú a mí corporal y espiritualmente, por tu gracia y
por tus sacramentos, y de llenarme de ti mismo y de formarte
en mí, para vivir y reinar en mí perfectamente. Bendito seas,
Jesús, por tu bondad y tu amor. ¡Que todas tus misericordias y
todas tus maravillas en favor de los hijos de los hombres te
bendigan eternamente! Te pido perdón, humildemente, por
haber obstaculizado tus grandes designios. No permitas que
vuelva a contrariarlos. Porque, en adelante, quiero aniquilar en
mí, al precio que sea, con la ayuda de tu gracia, cuanto se
opone a tu voluntad.
Consideración
23. Lucas 2, 21-24
Cuando se cumplieron los ocho días para
circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio
el ángel antes de ser concebido en el seno. Cuando se
cumplieron los días de la purificación de ellos, según
la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para
presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del
Señor: = Todo varón primogénito será consagrado al
Señor y para ofrecer en sacrificio = un par de tórtolas
o dos pichones =, conforme a lo que se dice en la Ley
del Señor
Cuarto día
24. Nos ha dado a su Padre, para que sea también nuestro
Padre; a su Espíritu Santo, para que sea nuestro Espíritu y
nos enseñe, gobierne y guíe en todas las cosas; a su santa
Madre, para que sea nuestra Madre; a sus ángeles y santos,
para que nos protejan e intercedan por nosotros; las
criaturas del cielo y de la tierra, para nuestro servicio. Nos ha
dado, además, su propia persona en la Encarnación.
Consideración
25. Todos los instantes de su vida los empleó por nosotros; sus
pensamientos, palabras y acciones y los pasos que dio
estuvieron consagrados a nuestra salvación. En la Eucaristía,
nos ha dado su cuerpo y su sangre, con su alma y su
divinidad, con todas sus maravillas y tesoros infinitos; y esto,
cada día y cuantas veces nos dispongamos a recibirlo. De ahí
nuestra obligación de darnos enteramente a Él, de ofrecerle
y consagrarle todas las actividades y ejercicios de nuestra
vida.
Consideración
26. Lucas 1, 26-33
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad
de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un
hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la
virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia,
el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y
discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No
temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a
concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás
por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del
Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no
tendrá fin.»
Quinto día
27. Lucas 1, 26-33
La oración es un excelente medio para honrar el primer misterio
de la vida de Jesús y la mayor maravilla que jamás haya sido
realizada por Dios en el cielo y en la tierra, esto es, el misterio y
la maravilla de la encarnación del Hijo de Dios en la santísima
Virgen María. Porque esta incomparable maravilla y este
admirable misterio, que mantiene todo el cielo en perpetuo
alborozo, y que allí es adorado continuamente, debe ser también
adorado sin cesar en la tierra, puesto que se realizó en la tierra
y para los habitantes de la tierra. La Iglesia peregrina que está
en la tierra ha de seguir e imitar a la triunfante que está en el
cielo.
Consideracion
28. Lucas 1, 34-38
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que
no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu
Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y
será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu
pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya
el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque
ninguna cosa es imposible para Dios.». Dijo María: «He
aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
Sexto dia
29. Este misterio de la encarnación es adorado de varias
maneras, pero de manera especial con las tres
Avemarías, con el Rosario, que está compuesto de varias
avemarías, cada vez que celebramos y honramos la
memoria de este misterio inefable, que ha sido
anunciado y realizado en la santa Virgen por medio de
esta salutación divina. La dijo el Arcángel San Gabriel
cuando la saludó de parte de Dios, y le anunció la
venida y la Encarnación del Hijo de Dios en ella, y su
realidad de altísima dignidad de Madre de Dios.
Consideración
30. Por esta razón, jamás se dirá suficientes veces el
Avemaría, porque no se puede celebrar suficientemente
la memoria de este admirable misterio. Tampoco
podremos pronunciar con nuestros labios
suficientemente esta salutación angélica, que pasó por
los labios de un arcángel, y que se hizo por mandato
divino y por intervención de un serafín, a la Virgen de
las vírgenes y madre de Dios todopoderoso. Esta
salutación se le hizo el día de sus grandezas, es decir, el
día en que ella recibió la mayor y más elevada dignidad
que jamás haya existido, el día más notable, más
querido y más honorable de todos los días de su vida
Consideración
31. Lecturas Lucas 1, 39-44
En aquellos días, se levantó María y se fue con
prontitud a la región montañosa, a una ciudad de
Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y
sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María,
saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de
Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo:
«Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor
venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de
tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
Séptimo día
32. Consideraremos y honraremos la relación y la parte
que los santos y santas tuvieron encada misterio de
Jesús, porque cada uno tiene sus ángeles y santos
propios. Por ejemplo, los ángeles y los santos del
misterio de la encarnación son la santa Virgen, san
José, san Gabriel y los santos que han tenido particular
devoción a ese misterio. Los ángeles y los santos del
misterio del nacimiento son, además de los anteriores,
los santos pastores y los santos particularmente devotos
de este misterio como san Bernardo y otros muchos.
Consideración
33. Entre los ángeles y santos del misterio o estado de la
infancia, además de la santa Virgen, san José y san
Gabriel, que tienen parte en todos los misterios del Hijo
de Dios, contamos a san Juan Bautista, santificado por
Jesús niño; a san Zacarías e Isabel, al justo Simeón, que
lo llevó en brazos en el día de su presentación en el
templo; a la profetisa Ana, que también se encontraba
allí; a los santos Reyes, a los Inocentes, mártires y no
mártires, y a los ángeles custodios de esos santos.
Consideración
34. Lecturas Lucas 1, 45-56
¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron
dichas de parte del Señor!». Y dijo María: «Engrandece mi alma al
Señor y mi espíritu = se alegra en Dios mi salvador porque ha
puesto los ojos en la humildad de su esclava, = por eso desde ahora
todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha
hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su
misericordia alcanza de generación en generación a los que le
temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son
soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados = de sus
tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes
y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia. como había anunciado a nuestros
padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.». María
permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.
Octavo día
35. La fe es como una comunicación y una extensión de la
luz y de la ciencia divinas infundidas en el alma de Jesús
en el momento de su Encarnación. Es la ciencia de la
salvación, la ciencia de los santos, la ciencia que
Jesucristo sacó del seno del Padre y trajo a la tierra para
disipar nuestras tinieblas e iluminar nuestros corazones.
Él nos da los conocimientos necesarios para servir y
amar perfectamente a Dios, y somete nuestros espíritus a
las verdades que nos ha enseñado y nos sigue enseñando
por sí mismo y por medio de su Iglesia.
Consideración
36. Por la fe expresamos, continuamos y completamos en nosotros la
sumisión amorosa y perfecta, la docilidad y el sometimiento
voluntario y sin oscuridad que su espíritu humano tuvo en
relación con las luces que su Padre eterno le comunicó y con las
verdades que le enseñó. Esa luz y esa ciencia divinas nos dan el
conocimiento perfecto, en cuanto compatible con las limitaciones
de esta vida, de cuanto hay en Dios y fuera de Él. La razón y la
ciencia humanas a menudo nos engañan; sus luces son débiles y
limitadas para penetrar lo infinito e incomprensible de Dios.
Además, se hallan entenebrecidas por el pecado y no perciben
claramente ni siquiera las cosas externas a Dios. En cambio, la luz
de la fe, participación de la verdad y de la luz de Dios, no puede
engañarnos porque nos hace ver las cosas tal como están en su
verdad y ante sus ojos.
Consideración
37. Lectura Mateo 1,18-25
La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María,
estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se
encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como
era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en
secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le
apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar
contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús,
porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió
para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved
que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por
nombre Emmanuel, = que traducido significa: «Dios con nosotros.»
Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había
mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella
dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús.
Novena día
38. El Hijo de Dios, en efecto, tiene el designio de hacernos
participar, por extensión y continuación en nosotros y en
toda la Iglesia, del misterio de su encarnación, de su
nacimiento, de su infancia, de su vida oculta, social y
laboriosa, de su pasión, de su muerte8 y de sus demás
misterios, por las gracias que quiere comunicarnos y por los
frutos que quiere producir en nosotros por esos misterios. Por
esta razón, san Pablo dice que Jesucristo se completa en su
Iglesia (Ef. 1, 22-23) y que todos nosotros concurrimos a su
perfección y a la edad de su plenitud (Ef. 4, 13), es decir, a la
edad que tiene en su cuerpo místico que es la Iglesia, y que no
será plena sino en el día del juicio final.
Consideración
39. Y en otro lugar, el mismo apóstol habla de la misma plenitud
de Dios que se realiza en nosotros y del crecimiento y
aumento de Dios en nosotros (Ef. 3, 11). Dice también que
completa en su cuerpo la pasión de Jesucristo (Col. 1, 24). Pues
bien, lo que dice del misterio de la pasión se aplica también a
la plenitud de los demás estados y misterios de Jesús. El Hijo
de Dios tiene el designio de completar en nosotros el estado
de la vida divina que ha tenido desde toda la eternidad en el
seno de su Padre, y para ello imprime en nosotros una
participación de esa vida al hacernos vivir con Él de una vida
pura y divina.
Consideración
40. Tiene el designio de completar en nosotros el estado de su
vida pasible y mortal, haciéndonos vivir en la tierra, mediante
su gracia, de una vida que sea imitación y homenaje de la
suya. Quiere consumar en nosotros el misterio de su
encarnación, de su nacimiento, de su vida oculta, formándose
y como encarnándose dentro de nosotros y naciendo en
nosotros por los sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía,
y haciéndonos vivir con una vida espiritual e interior,
escondida con Él, en Dios. Quiere perfeccionar en nosotros el
misterio de su pasión, de su muerte y resurrección,
haciéndonos sufrir, morir y resucitar con Él y en Él.
Consideración
41. ¡Encuentra tu mejor look con nuestras chamarras, faldas, vestidos y todo tipo de prens a los mejores precios!
Oración final
que vivas y reines entre nosotros, y nos
bendiga con su Hijo la santísima virgen
María. (Se hace la señal de la Cruz)
Queremos señor Jesús...
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43. ¡Encuentra tu mejor look con nuestras chamarras, faldas, vestidos y todo tipo de prens a los mejores precios!
45. ¨TE CONSAGRO TODOS MIS PASOS,
PALABRAS, MIRADAS, CADA
MOVIMIENTO DE MI CUERPO Y
CADA PENSAMIENTO DE MI
ESPÍRITU, CON LA INTENCIÓN DE
DARTE POR ELLOS GLORIA
INFINITA Y DE AMARTE CON
AMOR SIN LÍMITES.¨
SAN JUAN EUDES O.C I 387