1. ENCUENTRO DE ORACIÓN:
LA NAVIDAD ES PARA VIVIRLA
CANCIÓN INICIAL.
AMBIENTACIÓN:
“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de
sombras y una luz les brilló”. “Un ángel del Señor se les presentó [a los pastores]:
la gloria del Señor los envolvió de claridad”. La Navidad nos presenta el
nacimiento del Salvador como luz que irrumpe y disipa la más densa oscuridad. La
presencia del Señor en medio de su pueblo libera del peso de la derrota y de la
tristeza de la esclavitud, e instaura el gozo y la alegría.
ORACIÓN INICIAL
Por fin ya se ha cumplido
aquello de Isaías:
anunciando al Mesías:
¡la nueva creación!
Huyeron ya del mundo
el mal y la aspereza;
todo es gracia y belleza,
¡una gran bendición!
Y es que en limpia azucena
un capullo escogido
el tronco ha florecido:
es Jesús Salvador.
Esperado por siglos
llegó todo ternura,
suavidad y hermosura:
¡el Reino del Amor!
¡Qué extraño que haya gozo
que el universo cante
a la luz desbordante
lleno de admiración!
¡Y que ya el hombre nuevo
pueda ver extasiado
al Niño que ha colmado
de paz el corazón!.
Sor Mª Teresa de la Inmaculada
Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción.
2. TEXTO BÍBLICO: Lc 2,1-14
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y
dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque
no tenían sitio en el alojamiento.
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno
durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los
envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio
una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David,
un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño
envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se
complace.»
SALMO 15 DEL «OFICIO DE LA PASIÓN» DE SAN FRANCISCO
CUENTO DE NAVIDAD “EL PINO DE ST. MARTIN”
SIGNO [Hacer de mi vida: “NAVIDAD”. Nunca ser indiferente ante el dolor, hacer
un compromiso concreto para todo el año (uno individual y otro fraterno) se
puede compartir]
REFLEXIÓN: ¿QUÉ ES LA NAVIDAD?.
CANCIÓN.
PRECES Y ACCIÓN DE GRACIAS.
PADRE NUESTRO.
ORACIÓN FINAL Y CANCIÓN FINAL
Dulce Niño de Belén, haz que penetremos con toda el alma
en este profundo misterio de la Navidad.
Pon en el corazón de los hombres esa paz que buscan,
a veces con tanta violencia, y que tú sólo puedes dar.
Ayúdales a conocerse mejor
y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre.
Descúbreles también tu hermosura,
tu santidad y tu pureza.
Despierta en su corazón el amor
y la gratitud a tu infinita bondad.
Únelos en tu caridad. Y danos a todos tu celeste paz. Amén
JUAN XXIII
3. SALMO 15 DEL «OFICIO DE LA PASIÓN» DE SAN FRANCISCO
Gritad de gozo a Dios, nuestra ayuda:
aclamad al Señor Dios vivo y verdadero
con gritos de júbilo.
Porque el Señor es excelso, terrible,
Rey grande sobre toda la tierra.
Porque el santísimo Padre del cielo,
Rey nuestro antes de los siglos,
envió a su amado Hijo de lo alto,
y nació de la bienaventurada Virgen santa María.
Él me invocó: «Tú eres mi Padre»;
y yo lo constituiré mi primogénito,
excelso sobre los reyes de la tierra.
En aquel día envió el Señor su misericordia,
y de noche su cántico.
Este es el día que hizo el Señor,
exultemos y alegrémonos en él.
Porque un santísimo niño amado se nos ha dado,
y nació por nosotros de camino
y fue puesto en un pesebre,
porque no tenía lugar en la posada.
Gloria al Señor Dios en las alturas,
y en la tierra, paz a los hombres de buena voluntad.
Alégrense los cielos y exulte la tierra,
conmuévase el mar y cuanto lo llena;
se alegrarán los campos y todo lo que hay en ellos.
Cantadle un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Porque grande es el Señor
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Familias de los pueblos, ofreced al Señor,
ofreced al Señor gloria y honor,
ofreced al Señor gloria para su nombre.
Ofreced vuestros cuerpos
y llevad a cuestas su santa cruz,
y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos.
4. CUENTO DE NAVIDAD “EL PINO DE ST. MARTIN”
Un día antes de Navidad, el cura del pequeño pueblo de St. Martin, en los Pirineos franceses,
se preparaba para celebrar la misa, cuando empezó a sentir en el aire un perfume delicioso.
Era invierno, y hacía mucho que las flores habían desaparecido, pero allí estaba ese aroma tan
agradable, como si la primavera se estuviese adelantando. Intrigado, salió de la iglesia para
buscar el origen de semejante maravilla, y acabó encontrando a un muchacho sentado frente a
la puerta de la escuela. Junto a él, había una especie de árbol de Navidad completamente
dorado. - Pero, ¡qué belleza de árbol! - dijo el párroco -. ¡Con ese aroma divino que desprende,
parece que ha tocado el mismísimo cielo! ¡Y está hecho de oro puro! ¿Dónde lo conseguiste? El
joven no reaccionó con especial alegría a los comentarios del religioso. - Es cierto que este
árbol, como usted lo llama, cada vez ha ido pesando más mientras lo cargaba hasta aquí
caminando, y que las hojas se han puesto duras. Pero eso no puede ser oro, y me da miedo
pensar en lo que dirán mis padres cuando vean lo que les traigo. El muchacho relató entonces
su historia: - Hoy por la mañana salí hacia la ciudad de Tarbes para comprar un árbol de
Navidad con el dinero que mi madre me había dado. Pero ocurrió que, al cruzar un poblado, vi
a una señora mayor, sola, sin familia con quien celebrar la gran fiesta de la Cristiandad, y le di
un poco de dinero para la cena, confiado en que luego sabría arrancarle un descuento al
vendedor de la floristería. "Al llegar a Tarbes, pasé frente a la gran prisión, y había allí algunas
personas esperando la hora de la visita. Estaban todos tristes, pues iban a pasar esa noche
lejos de sus seres queridos. Escuché que algunas de estas personas comentaban que ni
siquiera habían conseguido comprar un pedazo de tarta. En ese mismo momento, impulsado
por ese romanticismo que tienen los de mi edad, decidí compartir mi dinero con esas
personas que lo necesitaban más que yo. Apenas guardaría una mínima cantidad para el
almuerzo. Como el florista es amigo de mi familia, seguro que me daría el árbol, a cambio de
que yo trabajase para él durante la semana siguiente, pagando así mi deuda. "Sin embargo,
cuando llegué al mercado me enteré de que el florista que conocía no había ido a trabajar.
Intenté por todos los medios que alguien me prestase dinero para comprar el árbol en otro
lugar, pero fue imposible. "Me dije a mí mismo que conseguiría pensar mejor con el estómago
lleno, así que me dirigí a una fonda, pero se me cruzó un niño que parecía extranjero y me
preguntó si podía darle alguna moneda, pues llevaba dos días sin comer. Imaginando que el
niño Jesús alguna vez también debió pasar hambre, le entregué a este otro lo poco que me
quedaba, y me volví para casa. En el camino de regreso, le rompí una rama a un pino, y luego
intenté retocarla, como podándola, pero fue poniéndose así de dura, que parece de metal, y no
se parece ni de lejos al árbol de Navidad que mi madre está esperando. - Pequeño amigo - dijo
el cura -, el perfume de este árbol tuyo no deja lugar a dudas: ha sido tocado por los Cielos.
Déjame contarte lo que falta de tu historia: "En cuanto te alejaste de aquella señora, ella
inmediatamente pidió a la Virgen María, madre como ella, que te devolviese de alguna manera
el favor recibido. Los familiares de los presos pensaron que se habían encontrado con un
ángel, y rezaron agradeciéndoles a los ángeles las tartas que consiguieron comprar. Y el niño
con el que te cruzaste, por su parte, le dio las gracias a Jesús por haber saciado su hambre. "La
Virgen, los ángeles, y el propio Jesús escucharon las peticiones de toda la gente a la que
ayudaste. Cuando rompiste la rama del pino, la Virgen puso en ella el perfume de la
misericordia. Mientras caminabas, los ángeles iban tocando sus hojas, transformándolas en
oro. Por último, con todo ya concluido, Jesús examinó el trabajo, lo bendijo, y a partir de ahora,
a quien toque este árbol de Navidad se le perdonarán los pecados y se le cumplirán los deseos.
Y así ocurrió. Cuenta la leyenda que el pino sagrado aún se encuentra en St. Martin; pero su
poder es tal que su bendición alcanza a todos los que ayudan al prójimo en la víspera de la
Navidad, por muy lejos que se encuentren de este pequeño pueblo de los Pirineos.
Paulo Coelho