Vigilia la fraternidad, isla y puente de misericordia.
1. 17 de Noviembre día del Franciscano Seglar
LA FRATERNIDAD:
ISLA Y PUENTE DE MISERICORDIA.
2. AMBIENTACIÓN:
“Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso” (Lc, 6, 36)
CANTO INICIAL: Vengo aquí mi Señor (Brotes de Olivo)
Vengo aquí, mi Señor, a olvidar las prisas de mi vida.
Ahora sólo importas Tú, dale tu paz a mi alma.
Vengo aquí, mi Señor, a que en mí lo transformes todo en nuevo.
Ahora sólo importas Tú, dale tu paz a mi alma.
Vengo aquí, mi Señor, a encontrarme con tu paz, que me serena.
Ahora sólo importas Tú, dale tu paz a mi alma.
Vengo aquí, mi Señor.
MOMENTO 1 (De la bula Misericordiae Vultus del Papa Francisco. Pto. 7)
MONITOR: “Eterna es su misericordia” es el estribillo que acompaña cada verso del salmo
136 mientras se narra la historia de la revelación de Dios. En razón de la misericordia, todas
las vicisitudes del Antiguo Testamento están cargadas de un profundo valor salvífico. La
misericordia hace la historia de Dios con su pueblo una historia de salvación. Repetir
continuamente “eterna es su misericordia”, como lo hace el salmo, parece un intento por
romper el círculo del espacio y del tiempo para introducirlo todo en el misterio eterno del
amor. Es como si se quisiera decir que no solo en la historia sino por toda la eternidad el
hombre estará siempre bajo la mirada misericordiosa del Padre. Antes de la Pasión, Jesús
oró con este salmo de la misericordia. En este mismo horizonte de la misericordia, Jesús
vivió su pasión y muerte, consciente del gran misterio del amor de Dios que se habría de
cumplir en la cruz. Saber que Jesús mismo hizo oración con este salmo lo hace para
nosotros, los cristianos, aún más importante y nos compromete a incorporar este estribillo
en nuestra oración de alabanza cotidiana: “eterna es su misericordia”.
ORAMOS CON EL SALMO 136.
1Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.
2Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
3Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
4Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
5Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
6Él afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
7Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
8El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
9La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
10Él hirió a Egipto en sus
primogénitos:
porque es eterna su misericordia.
11Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.
3. 12Con mano poderosa, con brazo
extendido:
porque es eterna su misericordia.
13Él dividió en dos partes el mar
Rojo:
porque es eterna su misericordia.
14Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.
15Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.
16Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.
17Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.
18Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.
19A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.
20Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.
21Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.
22En heredad a Israel su siervo:
porque es eterna su misericordia.
23En nuestra humillación, se acordó de
nosotros:
porque es eterna su misericordia.
24Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.
25Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.
26Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.
MONITOR: Recogiendo el testigo del pueblo de Israel, el testigo de nuestro propio Señor
Jesucristo, de Francisco y Clara, de Isabel y Luis y de tantos otros millones de creyentes,
actualizamos el valor salvífico de este salmo hoy en nuestras vidas y cantamos nuestras
propias alabanzas “porque es eterna su misericordia”. (Invitamos a los hermanos a que,
espontáneamente, añadan sus estrofas. Por ejemplo: “Nos has dado esta fraternidad, porque
es eterna tu misericordia”. Cada tres o cuatro intervenciones de hermanos se puede orar
intercalando el siguiente canto del Taizé)
CANTO nº 2: La misericordia del Señor cada día cantaré (Taizé)
4. MOMENTO 2 (De la bula Misericordiae Vultus del Papa Francisco. Pto. 9)
MONITOR: En la Sagrada Escritura misericordia es la palabra clave para indicar el actuar
de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible.
El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza
es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir
cotidiano. La misericordia de Dios es su responsabilidad con nosotros. Él se siente
responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y
serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda por donde se debe orientar el amor
misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es
misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros.
Nos preparamos para recibir la palabra. (Mientras se entona el canto nº3 recibimos la
Palabra que será ubicada presidiendo la celebración)
CANTO nº 3: Mi Palabra será como la lluvia (Nico Montero)
Mi palabra será como la lluvia
que al caer desde el cielo
empapa la tierra,
la hace fecunda,
la llena de vida. (Bis)
Mi palabra será como la lluvia
mi palabra será como la lluvia que al caer
empapa la tierra,
la llena de vida.
Mi palabra será como la lluvia.
LECTURA DE LA BUENA NOTICIA SEGÚN SAN LUCAS (LC. 15, 1-32):
En aquel tiempo, solían acercarse
a Jesús los publicanos y los
pecadores a escucharle. Y los
fariseos y los escribas
murmuraban entre ellos: «Ése
acoge a los pecadores y come con
ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Si
uno de vosotros tiene cien ovejas
y se le pierde una, ¿no deja las
noventa y nueve en el campo y va
tras la descarriada, hasta que la
encuentra? Y, cuando la
encuentra, se la carga sobre los
hombros, muy contento; y, al
llegar a casa, reúne a los amigos y
a los vecinos para decirles:
"¡Felicitadme!, he encontrado la
5. oveja que se me había perdido". Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un
solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la
casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas
y a las vecinas para decirles: "iFelicitadme!, he encontrado la moneda que se me había
perdido". Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador
que se convierta».
También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre,
dame la parte que me toca de la fortuna". El padre les repartió los bienes. No muchos días
después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su
fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un
hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un
habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de
llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba comer.
Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan,
mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le
diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame
como a uno de tus jornaleros". Se puso en camino donde estaba su padre; cuando todavía
estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso
a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco
llamarme hijo tuyo". Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y
vestidlo; ponedle un anillo en mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y
matadlo; celebramos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba
perdido, y lo hemos encontrado". Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el
campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de
los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha
matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud". Él se indignó y se negaba a
entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos
años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un
cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha
comido tu bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado". El padre le dijo: "Hijo, tú
estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo
estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado"».
CANTO nº 4: Me levantaré (Brotes de Olivo)
Me levantaré e iré a mi Padre. Le declararé: ¡Te amo, Señor!
MONITOR: Tras escuchar este relato de las llamadas “parábolas de la misericordia”,
proponemos ahora un tiempo de silencio para la reflexión personal en torno al Evangelio.
Después, podemos compartir en voz alta nuestro sentir con los hermanos. Como ayuda para
la meditación planteamos estas líneas:
Deja que el silencio te penetre unos instantes y que te envuelva la misericordia de
Dios, déjate abrazar por Él.
6. Contempla con corazón agradecido todo lo que ha creado para ti, solo porque es
eterna su misericordia. Como el hijo pródigo o la oveja perdida: ¿qué experiencias de
la misericordia de Dios has vivido en tu historia personal?
Relee la Palabra: ¿Qué actitudes de los escribas y fariseos llevan a Jesús a relatar
estas parábolas? Y tú, ¿caes en tu vida en este tipo de críticas o, como Jesús, acoges
con misericordia? En la parábola del hijo pródigo, ¿cuál es la reacción del padre
cuando, a lo lejos, ve a su hijo que vuelve a casa? Nosotros, que hemos
experimentado la misericordia de nuestro Padre bueno, ¿somos misericordiosos con
nuestros hermanos? ¿Celebramos con alegría la acogida?
CANTO nº 5: Sin tu misericordia nada puedo (Fran Ros)
Sin tu misericordia nada puedo, sin tu misericordia nada soy.
Señor, sin tu misericordia nada puedo, nada soy Señor. (bis)
MOMENTO 3
TEXTO FRASNCISCANO: DE LA CARTA DE SAN FRANCISCO A UN HERMANO MINISTRO
A fray N., ministro: El Señor te bendiga. Acerca del caso de tu alma, te digo, como puedo, que
todo aquello que te impide amar al Señor Dios, y quienquiera que sea para ti un
impedimento, trátese de frailes o de otros, aun cuando te azotaran, debes tenerlo todo por
gracia. Y así lo quieras y no otra cosa. Y tenlo esto por verdadera obediencia al Señor Dios y
mí, porque sé firmemente que ésta es verdadera obediencia. Y ama a aquellos que te hacen
esto. Y no quieras de ellos otra cosa, sino cuanto el Señor te dé. Y ámalos en esto; y no
quieras que sean mejores cristianos. Y que esto sea para ti más que el eremitorio. Y en esto
quiero conocer si tú amas al Señor y a mí, siervo suyo y tuyo, si hicieras esto, a saber, que no
haya hermano alguno en el mundo que haya pecado todo cuanto haya podido pecar, que,
después que haya visto tus ojos, no se marche jamás sin tu misericordia, si pide
misericordia. Y si él no pidiera misericordia, que tú le preguntes si quiere misericordia. Y si
mil veces pecara después delante de tus ojos, ámalo más que a mí para esto, para que lo
atraigas al Señor; y ten siempre misericordia de tales hermanos. Y, cuando puedas, haz
saber a los guardianes que, por tu parte, estás resuelto a obrar así.
SILENCIO:
MONITOR: Atendiendo a la etimología, la palabra misericordia proviene del latín miser
(desdichado) y cordis (corazón). Hablar de
misericordia es hablar pues, ante todo, de relaciones
humanas, que pasan por el corazón, relaciones
personales basadas en el amor, no en el
voluntarismo o la superioridad del que tiene frente
al que necesita. “Y el Señor mismo me condujo entre
ellos (los leprosos) y practiqué la misericordia”,
recuerda Francisco en su testamento. Él se hizo uno
más con ellos, no fue un salvador, fue un hermano
misericordioso. Clara no se cansará tampoco de
7. cantar "los beneficios que hemos recibido y recibimos cada día de nuestro espléndido
benefactor el Padre de las misericordias", que transformaron su vida y la hicieron fuente de
bondad. De Isabel de Hungría, dicen sus biógrafos que "descubrió la presencia de Jesús en
los pobres, en los rechazados por la sociedad, en los hambrientos y enfermos (Mt, 25). Todo
el empeño de su vida consistió en vivir la misericordia de Dios-Amor y hacerla presente en
medio de los pobres". Del mismo modo San Luis se esforzó en ser un rey desde abajo,
acogiendo en su mesa a los más necesitados. Porque ellos habían tenido una fuerte
experiencia de la misericordia de Dios supieron hacer de sus vidas y sus fraternidades
auténticas islas de misericordias. Es lo que nos pide hoy el Señor a nosotros, es a lo que
estamos llamados por nuestra vocación franciscana y es a lo que nos comprometimos por
nuestra profesión. Nuestra Regla 13 nos dice que "De la misma manera que el Padre ve en
cada uno de los hombres los rasgos de su Hijo, Primogénito de muchos hermanos*), los
Franciscanos seglares acojan a todos los hombres con ánimo humilde y cortés, como don del
Señor e imagen de Cristo. El sentido de la fraternidad los hará felices y dispuestos a
identificarse con todos los hombres, especialmente con los más humildes, para los cuales se
esforzarán en crear condiciones de vida dignas de criaturas redimidas por Cristo".
SIGNO: (Mientras nos acercamos a recibir cantamos: Querido Padre)
SE ENCIENDE EN CIRIO PASCUAL QUE ES LA VIDA DE MISERICORDIA
Al lado de colocaran el ministro local y el Asistente Espiritual (si lo hicieran varias
fraternidades locales, cada ministro y asistente recibirá los suyos)
o De la Mano del asistente recibirá: Bula del Jubileo de la Misericordia: Misericodiae
vultus, compuesta por el papa Francisco. Con el compromiso de leerse y vivirla
o El ministro local impondrá una sencilla Tau de madera violeta o morada con el color
de la «Misericordia», como símbolo visible y tangible de que la misericordia se
encuentra en el centro de nuestra vida evangélica al estilo de Francisco. Se llevará todo
el año de la Misericordia.
(Nota: Dependiendo de las circunstancias específicas de cada fraternidad se puede
entregar una copia de la bula editada por Editorial San Pablo -PVP: 3,40 euros- o una
copia impresa del texto disponible en internet. Del mismo modo, para la tau habíamos
pensado que cada fraternidad adquiera unas taus sencillas de 1 euro del color
MISERICORDIA)
MINISTRO LOCAL: Con el lema «Misericordiosos como el Padre», desde el 8 de diciembre
de 2015 y hasta el 20 de noviembre de 2016 el papa Francisco ha convocado el Jubileo de la
misericordia. El papa nos dice: «La llamada de Jesús nos impulsa a cada uno de nosotros a
no detenerse jamás en la superficie de las cosas, sobre todo cuando estamos ante una
persona. Estamos llamados a mirar más allá, a centrarnos en el corazón para ver de cuánta
generosidad es capaz cada uno. Nadie puede ser excluido de la misericordia de Dios. Todos
conocen el camino para acceder a ella y la Iglesia es la casa que acoge a todos y no rechaza a
nadie. Sus puertas permanecen abiertas de par en par, para que quienes son tocados por la
gracia puedan encontrar la certeza del perdón. Cuanto más grande es el pecado, mayor debe
ser el amor que la Iglesia expresa hacia quienes se convierten. ¡Con cuánto amor nos mira
Jesús! ¡Con cuánto amor cura nuestro corazón pecador! Jamás se asusta de nuestros
8. pecados. (...) Estoy convencido de que toda la Iglesia, que tiene una gran necesidad de
recibir misericordia, porque somos pecadores, podrá encontrar en este Jubileo la alegría
para redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos estamos
llamados a dar consuelo a cada hombre y a cada mujer de nuestro tiempo. No olvidemos
que Dios perdona todo, y Dios perdona siempre. No nos cansemos de pedir perdón».
Como franciscanos seglares vivamos con intensidad este tiempo especial de gracia, en el que
estamos llamados a acoger el perdón de Dios en nuestras vidas y regalarlo a nuestros
hermanos, especialmente a los que más necesitados estás de la acogida misericordiosa.
Hagamos de nuestras fraternidades auténticas islas de misericordia, hospitales de campaña
para el corazón, células de una Iglesia de puertas abiertas para acoger y para estar siempre en
actitud de salida.
CANTO nº 6: Querido Padre (Kairoi)
Querido padre, cansado vuelvo a ti, haz que conozca el don de tu amistad; vivir por siempre
el gozo del perdón, y en tu presencia tu fiesta celebrar.
Pongo en tus manos, mis culpas. oh Señor, estoy seguro de que eres siempre fiel; dame la
fuerza para poder andar, buscando en todo hacer tu voluntad.
PADRE YO BUSCO TU AMOR PADRE, VUELVO A TI.
MIRA QUE TU HIJO SOY, PADRE VUELVO A TI.
MOMENTO 4
MONITOR: Terminamos esta celebración dirigiéndonos a Cristo, pobre y crucificado, el
que nos acoge con los brazos abiertos de la Cruz. Lo hacemos con la oración para este año
de la Misericordia:
Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos
has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la
salvación.
Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la
adúltera y a la Magdalena de buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a
Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de
nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don
de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre
todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible
de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan
sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien
se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
9. Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la
Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo,
llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y
restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas
con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
BENDICIÓN Y ENVÍO:
El Señor te bendiga y te guarde;
te muestre su faz y tenga misericordia de ti.
Vuelva a ti su rostro y te conceda la paz.
El Señor te bendiga, hermano …
CANTO FINAL.- Los 10 leprosos (Fran Ros)
Eran diez leprosos. Era esa infinita legión que sobrevive a la vera de nuestra
desatención.
Te esperan y nos espera en ellos tu compasión. Hecha la cuenta sincera, ¿cuántos
somos?, ¿cuántos son?
Leproso tú y compañía, carta de ciudadanía nunca os acaban de dar.
¿QUÉ FRANCISCO AÚN OS BESA?
¿QUÉ CLARA OS SIENTA A LA MESA?
¿QUÉ IGLESIA OS HACE DE HOGAR?