1. ORACION UNIVERSAL
1.- Por el Papa Francisco, nuestro obispo Bernardo, por nuestros pastores,
y por toda nuestra comunidad cristiana, que siempre estemos dispuestos a
ser portadores de luz y paz. ROGUEMOS AL SEÑOR….
2.- Por todo el pueblo de Chile, especialmente por las familias de nuestra
Comunidad. Para que la fiesta de la Virgen del Carmen sea recordada to-
do el año y nos ayude a vivir como hermanos. ROGUEMOS AL SE-
ÑOR….
3.- Por los familiares que tenemos lejos, con los que podemos compartir
esta alegría a través de la Iglesia Universal. ROGUEMOS AL SEÑOR….
4.- Por las familias, para que superen las dificultades del día a día y con-
tinúen todo el año la alegría que nos trae hoy la Virgen del Carmen. RO-
GUEMOS AL SEÑOR….
5.- Por las personas que cuidan este santuario. Por quienes colaboran pa
ra que esté siempre abierto al servicio de toda la ciudad de Punta Arenas.
ROGUEMOS AL SEÑOR…
6.- Por los pobres, enfermos y necesitados, para que el Señor venga hoy a
su corazón y para que encuentren una mano tendida que les permita salir
de su situación. ROGUEMOS AL SEÑOR….
7.- Por las familias que participan de nuestros grupos de catequesis. Que
la fuerza del Espíritu Santo nos haga portadores del mensaje de Jesús en
todos los ambientes. ROGUEMOS AL SEÑOR…
8.- Por todos nosotros que nos hemos reunido durante la novena de la
Virgen del Carmen. Que recibamos en nuestros hogares abundantes ben-
diciones de nuestro Dios. ROGUEMOS AL SEÑOR….
Antífona de entrada
Con gran alegría en el Señor, celebremos todos, la solemnidad de nuestra Se-
ñora del Carmen, Madre y Reina de Chile, en la que se alegran también los
ángeles, alabando al Hijo de Dios.
Oración
Dios omnipotente, estos hijos tuyos nos alegramos de tener como Protectora a
la Santísima Virgen del Carmen, Madre y Reina de esta Patria nuestra; concé-
denos por su materna intercesión, la concordia y la justicia, y sus frutos de ver-
dadera paz y prosperidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
I Lectura
Lectura del primer libro de los Reyes 18, 1-2. 41-46
Al tercer año, la palabra del Señor llegó a Elías, en estos términos: “Ve a pre-
sentarte a Ajab, y Yo enviaré lluvia a la superficie del suelo”. Entonces Elías
partió para presentarse ante Ajab y le dijo: “Sube a comer y a beber, porque ya
se percibe el ruido de la lluvia”. Ajab subió a comer y a beber, mientras Elías
subía a la cumbre del Carmelo. Allí se postró en tierra, con el rostro entre las
rodillas.
Y dijo a su servidor: “Sube y mira hacia el mar”. Él subió, miró y dijo: “No
hay nada”. Elías añadió: “Vuelve a hacerlo siete veces”. La séptima vez, el
servidor dijo: “Se eleva del mar una nube, pequeña como la palma de una ma-
no”. Elías dijo:
“Ve a decir a Ajab: Engancha el carro y baja, para que la lluvia no te lo impi-
da”.
El cielo se oscureció cada vez más por las nubes y el viento, y empezó a llover
copiosamente. Ajab subió a su carro y partió para Israel. La mano del Señor se
posó sobre Elías; él se ató el cinturón y corrió delante de Ajab hasta la entrada
de Israel.
Palabra de Dios.
16 DE JULIO
MISA DE LA VIRGEN DEL CARMEN
2. Salmo 129, 1-8
R. En el Señor se encuentra la misericordia
Desde lo más profundo te invoco,
¡Señor. Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido. R.
Mi alma espera en el Señor,
y yo confío en su palabra.
Mi alma espera al Señor,
más que el centinela la aurora. R.
Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
él redimirá a Israel de todos sus pecados. R.
II Lectura
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia
4, 4-7
Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su
Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban
sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos. Y la prueba de que ustedes
son hijos, es que Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo,
que clama a Dios llamándolo: ¡Abba!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres
más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.
Palabra de Dios
Aleluya (Lc 1, 42)
Aleluya. ¡Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu
vientre! Aleluya.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María,
mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al
discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego
dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo
la recibió en su casa.
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, los frutos de nuestra tierra y del trabajo de este pueblo que se
acoge a la protección de la Madre de tu Hijo, la Virgen del Carmen; haz que la
ofrenda de estos dones, por la intercesión de nuestra Protectora, nos una más
y más en el misterio de Cristo, tu Hijo y nuestro Redentor, que vive y reina
contigo por los siglos de los siglos.
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, II
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, Señor, Padre san-
to, reconocer tu grandeza en la perfección de los santos, y proclamar especial-
mente tu inmensa bondad al conmemorar a la santísima Virgen María.
Porque tú realizaste grandes cosas en el mundo y diste pruebas de tu infinita
misericordia cuando miraste la pequeñez de tu servidora, y por medio de ella,
nos diste al autor de nuestra salvación, Jesucristo, tu Hijo y nuestro Señor.
Por él, adoran a tu grandeza todos los ángeles que se alegran en tu presencia.
Permítenos unirnos a sus voces, cantando con el mismo entusiasmo: Santo,
Santo, Santo...
Antífona de comunión
Santísima Virgen María, Reina del mundo, tú que diste a luz a Cristo, Señor y
Salvador de todos, intercede por nuestra paz y nuestra salvación.
Oración después de la comunión
Hemos recibido, Padre, en esta celebración de la Virgen del Carmen, la Pala-
bra y el Cuerpo de tu Hijo; concédenos, con estos auxilios y con la protección
de María, alcanzar en la gloria de tu Reino la alegría de la perfecta unidad. Por
Jesucristo nuestro Señor.
.